Aunque parece que la coca bamba sea patrimonio de la cocina menorquina o del País Valencià, existe desde hace siglos en la cocina mallorquina, con idéntica denominación, aunque con diferente forma.
Con la bamba de Menorca existen diferencias notables. La primera de ellas es que ésta se consume por Sant Joan, mientras que en Mallorca suele ceñirse al invierno y, de manera especial a Navidad. Y si la menorquina -deliciosa, por cierto- adquiere forma de espiral, la bamba mallorquina es semiesférica, como si se tratara de media naranja, aunque su tamaño sea superior. Otra diferencia es que la de nuestra isla contiene, en algunas versiones, semillas de anís y, en otras, puré de patata.
La coca bamba mallorquina se consumía en Navidad, de diferentes maneras: de forma básica, con chocolate bien caliente a la taza. Podía tomarse con turrón fluix e incluso con leche de almendra. Las más apreciadas son aquellas más altas y esponjosas, en que la masa más han crecido. Una variante, que se elaboraba todo el año, era el coquet, con idénticos ingredientes, pero de forma alargada.
Por lo que se refiere a su denominación, sin duda coca viene de coc y éste deriva de kok en idioma fráncico (holandés en la época del imperio Carolingio), al igual que kake o kuchen. Bamba significa floja, casi con seguridad. De las rebanadas horneadas de una coca, pueden obtenerse bizcochos.
