Visiblemente molesta con la prensa del corazón, con la que mantiene desde hace años una relación agridulce, Ana Obregón se dispone a disfrutar de unos días de descanso en la Costa de los Pinos tras su estancia en Eivissa antes de reemprender su carrera de actriz.

-¿Qué está haciendo con su vida?

-Voy a dar un giro brutal en mi vida profesional, dado que pensé que en este país iban a cambiar los temas a nivel de programas de cotilleo. Han desaparecido algunos como el Tomate, porque tienen menos audiencia, ya que la gente busca programas más interesantes como series o documentales.

-¿Quiere decir que ser famoso se ha convertido en un problema?

-Realmente ser famoso en España por tu trabajo en estos momentos es un grave problema, y no lo digo sólo por mí. Hay un montón de gente que se ha ido del país, y se irán más por este motivo.

-¿Insinúa que la prensa del corazón está haciendo emigrar a los famosos españoles?

-Alejandro Sanz se ha ido, lo mis-mo ha ocurrido con Enrique Iglesias y Penélope Cruz, y al final Javier Bardem acabará marchándose. Entiendo que todos se vayan, porque no se puede vivir así.

-¿Se siente maltratada por la llamada prensa rosa, que antaño la adoraba?

-Acabo de llegar de Estados Unidos y allí puedes ver en cualquier televisor más de cien canales, pero no hay más que un programa del corazón. Lo demás son series maravillosas, con contenido. En España se llenan horas y horas de cotilleo basándose en personajes que tienen a sus espaldas años de trabajo, sin ningún contenido, y encima crucificando y acribillando a todo el mundo. Esto no puede ser, nos deberían poner en un pedestal porque les damos de comer.

-¿Va a imponer una ley del silencio en torno a Ana Obregón?

-Cuando me llame un periodista serio para una entrevista responderé a cuestiones generales y de interés para todos, pero nada más de mi vida personal. Creo que es hora de que en España la televisión y las revistas den un salto cualitativo en la información.

-¿Cómo lleva las querellas?

-No tengo ninguna querella. No hay nada de nada. Hay que inventar cosas para hacer programas.

-Dejemos a un lado la prensa y habléme de su participación en la serie Hospital Central y de sus proyectos inmediatos.

-Estoy muy contenta con mi actuación en Hospital Central. Tengo apalabrados unos capítulos y no sé qué puede surgir después. Me encantaría continuar, ya que ha sido una casualidad encontrarme con este papel.

-Intuyo que se va usted a mudar también a Miami.

-Tengo un proyecto ya firmado para el año que viene en Miami. Me voy a dar una gran paliza yendo y viniendo, y he dado incluso una señal para comprar una casa allí, porque tengo firmado también un programa y una serie en España.

-¿La crisis actual está afectando también al cine y la televisión?

-La crisis actual es brutal. No sólo afecta al sector inmobiliario sino a toda la sociedad, a todos los niveles y profesiones. La televisión es de lo menos afectado.

-Parece que las series se han convertido en las reinas de las parrillas. ¿Por presupuesto o por audiencia?

-Restando la basura del cotilleo, las series son lo más importante de la televisión. Ahora hay más canales y el share de un 39 por ciento que conseguimos con Ana y los 7 no lo consigue nadie porque es imposible, ya que la audiencia está muy repartida. Sin embargo, estoy muy contenta porque los dos capítulos que he hecho en Hospital Central han sido lo más visto de la temporada, y eso que soy la más odiada.

-Su último proyecto, Mujeres y el sexo débil, no obtuvo el éxito esperado. ¿Cambiaría algo del guión o la idea?

-No, porque habría que cambiar antes la mentalidad española. Era una serie demasiado feminista y no era su momento. Ninguna serie de este tipo ha triunfado aquí, ni siquiera Sexo en Nueva York o Mujeres desesperadas, que han sido éxito en todo el mundo. En la televisión se ve el nivel cultural de un país.

-Pasemos al cine. ¿No hay papeles importantes o los actores se refugian en las series porque ganan más y es más asequible?

-El cine español está en crisis desde hace tiempo y, como es una industria sin dinero, no se puede hacer cine. Bastante hacemos en España, donde con presupuestos bajos se consiguen buenas películas. La carencia económica se suple con talento.

-Con lo que le gusta la moda, ¿no ha pensado nunca en diseñar su propia línea de ropa?

-No me gusta nada rentabilizar la fama. Estoy en el mundo del cine y soy actriz por vocación. Nunca he hecho ningún anuncio porque sé lo difícil que es ganar dinero y me da vergüenza poner mi cara para hacer un anuncio y que me suelten una pasta enorme. No los hacen sólo gente que es famosa por su carrera y su trabajo, sino cualquiera que se acueste con un famoso hace anuncios, y eso molesta a quien cobra 600 euros al mes.

-¿Se ha sentido utilizada por su antiguo novio, Darek, que se ha convertido en un personaje gracias a usted?

-Me han utilizado muchísimas personas, pero es su problema porque soy muy generosa. El tiempo y Dios les pondrá en su sitio. He hecho fa-mosa a otra gente trabajando, estudiando y dejándome la piel en los platós. Hay que tener pocos principios para vivir de los demás.