El arte de soplar vidrio, una disciplina cultivada por la familia Gordiola desde 1719, es siempre objeto de admiración. Son muchos los turistas que año tras año pasan por los hornos expertos de la firma mallorquina cuya sede está en Algaida para contemplar in situ la elaboración de algunas de sus piezas. Una visita educativa que ayer vivieron dos de los nietos mayores de la Reina. Felipe Juan Froilán y Victoria Federica disfrutaron como los que más con la habilidad de los maestros artesanos.

Ha sido esta la primera ocasión en la que se ha podido retratar a la infanta Elena desde que llegó -a principios de semana- a la isla para disfrutar de sus vacaciones de verano. Aunque el pasado miércoles, la hija mayor de los Reyes salió de compras por Jaime III, no fue hasta ayer por la mañana que accedió a posar sonriente para los medios. Vestida de forma muy veraniega, con pantalones piratas blancos y una sencilla camiseta azul, la Infanta estuvo en todo momento pendiente de sus hijos que, a la salida de la fábrica, escondían contentos los regalos que les habían comprado, entre ellos, algunas canicas, caramelos y figuras de animales, entre ellas, un caballito de mar que los sopladores de vidrio suelen hacer en directo para todos sus pequeños visitantes.

Doña Sofía, con un fresco y favorecedor conjunto de pantalón y camisa de algodón en tonos rojos, también adquirió algunas de las piezas únicas de Gordiola. Se la veía especialmente sonriente, quizás, porque su hermana, la princesa Irene de Grecia, ya está un poco más recuperada de la caída que sufrió hace algunos meses. Con una muleta, pero muy dispuesta a seguir el ritmo que imponía el resto de la familia, Irene conversó animadamente con Alia de Jordania -invitada de honor de los Reyes a Marivent cada estío- y dos de sus tres hijos, las gemelas Sara y Aisha.

Las infantas Leonor y Sofía, hijas de los Príncipes de Asturias -que están en Pekín siguiendo los primeros pasos de los deportistas españoles en los Juegos Olímpicos-, se quedaron en casa, aún son muy pequeñas para disfrutar de esta visita, pero seguro que sus primos se acordaron de ellas y les compraron algún obsequio.

Después de casi dos horas en los entresijos de Gordiola, la Reina, conduciendo su propio vehículo, se marchó con Irene de Grecia y Victoria Federica a Marivent. Tras ellos, la infanta Elena con su primogénito Froilán.

Ya por la noche, doña Sofía, gran aficionada a la danza, ocupó unos de los palcos del Auditòrium de Palma, de nuevo acompañada por dos de sus nietos, para disfrutar y aplaudir la representación del clásico Romeo y Julieta que interpretó el Ballet de Moscú bajo la dirección coreográfica de Timur Fayziev y Elena Lelenkov.