El director de la Documenta 12, Roger M. Buergel, se decantó por la periferia en la selección de los 113 artistas presentes en esa feria, una lista marcada por la ausencia de grandes nombres, como una invitación a "dejarse sorprender".

De la crudeza africana, representada por Romuald Hazoumé, al relax brasileño de Ricardo Basbaum o la denuncia del chileno Juan Dávila, pasando por campos de amapolas de la croata Sanja Ivekovic: éstas son algunas de las apuestas de Buergel para su Documenta, presentada ayer y que se abre al público el sábado.

Lo más llamativo de la presentación la protagonizó el genio culinario de Ferran Adrià, quien tras constar durante meses como invitado de honor reveló que, en realidad, él no se traslada a cocinar a Kassel, sino que su restaurante de la Costa Brava, el Bulli, se convertirá en los cien días de la Documenta en su Pabellón G.

Al margen de este curiosa forma de participación "a distancia" en la Documenta, a los 650.000 visitantes que se espera acudan a esa feria quinquenal les aguarda un paseo que conviene tomarse con calma. No sólo por la extensión -17.000 metros cuadrados, repartidos por toda la ciudad-, sino por la diversidad de lo que se expone.

Hazoumé plantó en uno de los cinco espacios de exhibición de la feria su cayuco Dream, sobre la foto de una aparentemente idílica playa de Benin, su país, como un toque de aviso de la realidad de un población que se lanza al mar huyendo de la "ausencia de todo".

"Quedarse es igual a morir; partir, probablemente también. Nuestro deber, el de los africanos, es luchar por hacer posible la vida en África", dijo Hazoumé.