Ponerse al volante de un Jaguar es conducir una pieza de la historia viva del automovilismo. Y hacerlo en el siglo XXI es disfrutar de la mezcla perfecta entre la tradición inglesa por el buen gusto y la moderna tecnología propia de nuestra época. Y eso es justamente el nuevo Jaguar XE de 2017: la combinación perfecta de la tradición y las nuevas técnicas. Como un buen vino, los Jaguar mejoran con los años.

El XE es el vehículo de entrada al mundo Jaguar, y conocedores de tal circunstancia, en la firma británica han conseguido fabricar un vehículo sobresaliente cuyo precio es similar al de otros coches de su segmento.

Pese a llevar tan solo dos años en el mercado, el XE puede tutear sin ningún tipo de complejos a vehículos con mucha más solera, como podrían ser el Audi A4, el Mercedes-Benz Clase C o incluso el BMW Serie 3. Y aunque exteriormente el nuevo XE no ha cambiado desde su estreno, sí lo ha hecho en otros aspectos, como pueden ser el tecnológico.

Es precisamente en esta parte donde el nuevo XE más ha mejorado al incluir ahora una generosa pantalla táctil central de 12,3 pulgadas que sirve para controlar todo el sistema de infoentretenimiento que incorpora el vehículo.

Motores ingenium

Cuando en 2015 Jaguar lanzó por primera vez el XE lo equipó con una nueva tecnología de propulsión llamada Ingenium. Estos nuevos motores, construidos con materiales más ligeros y de forma modular, conseguían maximizar el rendimiento y la eficiencia. La unidad que hemos probado es una buena prueba de esa mayor eficiencia. Con dos litros de cubicaje y 180 caballos de potencia, el XE cedido para esta prueba no solo respondía como un purasangre a altas revoluciones, sino que también lo hacía cuando cirbulábamos de forma tranquila y necesitabas una rápida respuesta. El buen resultado de los motores Ingenium ha llevado a la marca a incorporarlos actualmente a la práctica totalidad de la gama, un mérito que hay que reconocerle al joven XE.

Sofisticada y elegante, esta berlina compacta ofrece un comportamiento excepcional en carreteras reviradas, así como una comodidad que no suele ser habitual en vehículos de corte deportivo. Este resultado obedece al esfuerzo que Jaguar ha hecho para crear un vehículo capaz de satisfacer a los amantes de la conducción más pura pero sin sacrificar el componente familiar o de largos viajes.

El habitáculo es amplio, cómodo y lleno de detalles para mejorar la ergonomía, aunque sin olvidar el habitual refinamiento inglés. Acabados artesanales y el sistema de infoentretenimiento InControl de Jaguar convierten cualquier trayecto, por largo que sea, en toda una delicia también para los que no van al volante, estén sentados delante o detrás.

El Jaguar XE de la prueba equipaba el paquete R-Sport, que incluye entre otros extras el cambio de levas en el volante y acabados más deportivos. Además, el sistema de infoentretenimiento era también superior al habitual, mejorando así la navegación y la operatividad con el teléfono móvil.

La gama del Jaguar XE se compone de distintas motorizaciones tanto gasolina como diésel que abarcan todos los gustos y presupuestos. En la parte más alta -y salvaje- de las mecánicas disponibles nos encontramos con el XE S, cuyo propulsor 3.0 con seis cilindros en V y 380 caballos de potencia es el mismo que monta el F-Type V6 de 2017. Gracias a ese motor, el XE S es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en tan solo cinco segundos.

En la parte diésel el 25d AWD ofrece 240 caballos de potencia en un motor turbodiésel que sorprende por su mezcla de suavidad y fiereza.