Ante el aumento del consumo de tabaco en la India y la codicia de las grandes empresas por un mercado sin explotar, el Gobierno se plantea investir de autoridad a conductores de autobús, revisores de tren o activistas de ONG´s para multar a cualquiera que fume en un lugar público.

"Quiero que todas las fuerzas que se oponen al tabaco se unan contra los grupos de presión e industrias que están arruinando a la generación más joven de este país", pidió ayer el titular indio de Salud, Anbumani Ramadoss, en la inauguración de una conferencia sobre tabaquismo en Nueva Delhi.

El ministro, citado por la agencia PTI, advirtió de que la India es, junto a China e Indonesia, uno de los países más "vulnerables" al consumo de tabaco, pues toda la industria tabacalera tiene sus ojos puestos en ellos y su enorme mercado, que representa un tercio de la población mundial.

Mientras el mundo occidental combate desde hace muchos años el consumo de cigarrillos y va logrando reducir las cifras de fumadores, en la India se ha producido la tendencia contraria: en la última década la población de adictos a la nicotina ha subido del 15 al 26 por ciento.

Ramadoss advirtió de que el 73 por ciento de la población rural de la India puede considerarse un grupo "vulnerable de alto riesgo, sobre todo los jóvenes", y reiteró el firme propósito de su Gobierno de combatir esta gran amenaza -identificada también por la Organización Mundial de la Salud- para la población india.

El Ejecutivo se está planteando, según manifestó, la posibilidad de convertir a activistas de organizaciones no gubernamentales, abogados, conductores de autobús, revisores de tren y jefes de panchayat (asambleas locales) en policías anti-tabaco, con autoridad para multar a quien fume en lugares públicos.

Sin embargo, el Gobierno no ha sacado aún adelante la "restrictiva" ley que el propio Ramadoss anunciaba el pasado verano para octubre o noviembre y que prohibiría fumar un pitillo en cualquier lugar de trabajo.