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Cine

Ficticios como las vidas mismas

El biopic vuelve ser un género en alza, complementado a veces con la solidez de los documentales. Personajes que acaban de llegar a nuestras pantallas o están a punto son Barack Obama, Jacqueline Kennedy o Edward Snowden

Natalie Portman como esposa de Kennedy en ´Jackie´.

Así como en literatura las biografías (ensayo, ficción o híbridos) son un género consolidado, en el cine se topan con un gran obstáculo y una gran oportunidad.

El obstáculo se llama cronoespacio. En literatura, más de 500 páginas son aceptadas si el tema promete. En la gran pantalla dos horas de duración son el muro que poquísimos filmes superan, y eso supone 110 páginas de guión. En un libro las vidas completas de los sujetos retratados suelen ser la norma; el cine, incluso documental, exige terminar en un momento o situación álgida.

La oportunidad del celuloide o formatos digitales se llama audiencias potenciales mucho mayores que las de la literatura. Las producciones audiovisuales suelen aprovechar trabajo (esforzado) previo de autores y ensayistas. Y son más efectivas para crear o reforzar mitos. El truco para esquivar la valla cronoespacial es limitarse a un periodo concreto de la vida del retratado. Un capítulo de la biografía. En la selección de ese capítulo es donde los guionistas y directores toman la primera gran decisión. Dicho al hecho:

Neruda, de Pablo Larraín. Metaliteratura camuflada: el héroe que Neruda (quizás) quiso ser, comunista militante y prófugo inteligentísimo, se inventa un rival ficticio, un trasunto del inspector Clouseau, para ensalzar su huida a Argentina y París. Soberbio juego, que no escatima la soberbia, el ego desmesurado del senador y poeta.

Snowden. El director que ha llevado a la pantalla a Kennedy, Nixon, Alejandro Magno, Hugo Chávez, George W. Bush o Che Guevara se atreve a convertir en ficción el soberbio, imprescindible documental Citizenfour. Oliver Stone abre el foco temporal, recreando el antes y después del encuentro en Hong Kong de Snowden y los periodistas y la posterior fuga, el escurrido entre los dedos de los servicios secretos más poderosos del mundo.

Jackie. De nuevo, bendito sea, Pablo Larraín (con guión de Noah Oppenheim) reinventa a gusto una entrevista que concedió la primera dama del presidente de la primera potencia tras el magnicidio, allá por 1963. La película, además de una actuación de Natalie Portman que posiblemente se lleve un Oscar, apura en su guión el juego al gato y ratón -muy diferente al de Neruda- entre entrevistador y entrevistada. El periodista intentando entrar en lo más profundo de su intimidad; la mujer buscando consolidar su trono de 'viuda de América' (y del mundo) sin mostrar del todo como era realmente (no fue un ángel, ni muchísimo menos).

Prosigo. El actual inquilino de la Casa Blanca recibirá este año, como regalo de despedida, nada menos que dos biopics (esperemos que alguno llegue al menos a las pantallas mallorquinas).

Barry (Vikram Gandhi). El título es el apodo/diminutivo que el joven Barack recibió durante su primer año universitario en Nueva York. La película muestra con modestia, sensibilidad y bastante humor, la vida de un estudiante más, intentando divertirse y esquivar o minimizar daños del innegable racismo que pervive en Estados Unidos. Southside with You (Mika Tanner) se fija en un Obama algo más adulto, cuando conoció a su futura mujer en Chicago. Ambas películas están recibiendo excelentes críticas sin que se aprecie peloteo por los logros y la admiración que el hombre ha conseguido en su etapa política.

Más clásico, en planteamiento y desarrollo, es el retrato de la poetisa Emily Dickinson en Historia de una pasión (Terence Davies). Se muestra bien el machismo patriarcal de su sociedad pero se retrata un largo periodo de la vida de la mujer con un ritmo monótono.

Repasando los estrenos de estos últimos meses ha habido muchos y buenos biopics totales o parciales, y que merecen ser vistos en vídeo o plataformas digitales: Eight Days a Week muestra con alborozo los años cumbre de los Beatles (sobra la desafinada hipótesis sobre su implosión). El caso Fischer recrea el mítico combate de ajedrez entre Bobby Fischer y Boris Spaski en 1972. El caso Fritz Bauer subraya la determinación -y algún conflicto ético- de uno de los más destacados fiscales antinazis. El maestro de esgrima dramatiza la vida de un espadachín lituano perseguido por los rusos por haber combatido previamente, a la fuerza, con los alemanes. El abrazo de la serpiente persigue a dos exploradores occidentales en el Amazonas a inicios y mitad del siglo pasado. La protagonista del documental Janis no necesita presentación. Ni (ficción) Francisco Paesa en El hombre de las mil caras. Ni (documental con apoyos biográficos) la memorable entrevista (a) Hitchcock-(por)Truffaut...

Muestras más que suficientes de que este género sigue y seguirá dando muchas alegrías a los cinéfilos y los amantes de la historia. Continuará...

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