La candidatura de Bob Dylan a los premios Príncipe de Asturias sonó por primera vez para el galardón de Letras en 2006, por empeño del entonces director de la Fundación, Graciano García. Un año después, uno de los mitos de la música popular del siglo XX, recibía el Premio de las Artes, una decisión polémica porque ya entonces se sabía que no podría viajar a Asturias para recogerlo ya que el mismo día de la entrega tenía un concierto en Buffalo. "Los peores premios son los que no pueden ser entregados", solía decir García. Fue un empeño personal del jurista Rodrigo Uría Meruéndano, miembro del jurado, ya fallecido. Uría defendió con enorme poder de convicción y fina dialéctica la candidatura del músico y poeta. "Lo traemos por la oreja", dijo. Y convenció a la mayoría.
Representantes de la Fundación Príncipe de Asturias habían viajado hasta en dos ocasiones a los Estados Unidos para hablar con el representante del cantautor y sondear si había posibilidad de que, en el caso de que resultara ganador, acudiría a recoger el galardón. No la había. Dylan nunca cancelaba los contratos. Su representante dijo que daba un gran valor al cumplimiento de la palabra dada.
Emitió un comunicado en el que manifestaba sentirse honrado por un premio "de enorme prestigio", a la vez que lo agradecía al Rey, al Príncipe Felipe y a los españoles. "Espero regresar pronto a España para manifestar mi gratitud por el galardón", decía. Nunca lo hizo.
Tiempo después reclamó la escultura de Joan Miró, uno de los atributos del premio junto a la dotación económica de 50.000 euros. Pero no se la entregaron. Los estatutos de la Fundación Princesa de Asturias exigen venir a recoger el galardón.
El compositor Bob Dylan se une a una larga lista de premios Nobel que antes fueron Príncipe. Tal vez el día del Nobel no tenga concierto.
