Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Biografías

Contad vuestra historia...

Contad vuestra historia...

El primer contacto con Italia lo tuvo Alberto Savinio de adolescente, a los dieciséis años, cuando fallecido su padre, la casa de Atenas cerrada y los muebles dispersos, como él mismo cuenta, se embarcó en el Romania, de la Navigazione Generale. En aquel barco, desde el comandante hasta el último grumete hablaban italiano, la lengua con la que él y su familia se comunicaban entre las cuatro paredes del hogar. Era 1906 y sentía que comenzaba una nueva vida lejos del país donde nació y transcurrió su infancia. Alberto Savinio, seudónimo de Andrea de Chirico (Atenas, 1891-Roma, 1952) y hermano del fundador de la Scuola Metafísica, Giorgio de Chirico, y, como él, pintor, además de escritor y músico, se convertiría en el artista plástico más dotado para la palabra y probablemente el escritor mejor dispuesto para la pintura. Leonardo Sciascia imaginó su huella en el siglo XVI en Sicilia en un mural de una iglesia de Catania, Santa Maria di Gesù. Lo hizo en un relato como homenaje a su mundo de memoria, incidencias, coincidencias y refracciones.

Savinio era un surrealista cívico, adscrito al diletantismo artístico, que aspiraba a iluminar el mundo con la luz de sus colores, la elegante sabiduría de sus palabras y el sonido de su música. Presten atención por ejemplo, a lo que escribió del último momento de Elefterios Venizelos, el patriota griego de vida heroica y misteriosa antes de rendirse como soldado y político y pasar a la Historia: "La cabeza está inclinada sobre el escritorio, la cara barbuda descansa sobre el libro: el mismo Tucídides que Venizelos leía en aquella agradable tarde de otoño en Atenas, mientras por la calle del Estadio pasaba el cortejo nupcial de Constantino y Sofía. El extraño gorro frigio que usa desde hace tantos años ha caído sobre la alfombra. Es la primera vez que el viejo republicano se descubre ante una majestad: pero es la de la Muerte".

Contad, hombres, vuestra historia es probablemente el mejor de sus libros. Fue publicado por primera vez en 1942, encierra una galería de personajes desde Cavalloti a Isadora Duncan, pasando por Venizelos, Verne, Apollinaire, Stradivari, Verdi, Collodi y hasta Nostradamus, que le ofrece, además, la oportunidad de contar secuencias vividas y soñadas que transcurren paralelas a las emociones y semblanzas de los protagonistas. Las historias se deslizan de manera sinuosa, incluso confundiendo al lector de conocimientos taurinos al cambiar los nombres de Cayetano Ortega, el diestro rondeño, por Cayetano Bievenida, o el de Marcial Lalanda por Alanda. Si es un juego del autor, una omisión a propósito, o un simple error es algo que el traductor no aclara.

A Verdi, Peppino, se le percibe por la estela que deja, "un olor del sudor digital sobre el marfil de las teclas", o "la colofonia que se ha pasado por el arco, o la saliva que chorrea de los tubos de los cobres". La figura de Lorenzo Mabili, el héroe de origen español, los recuerdos de la infancia, el barco que le llevaba a Italia e hizo escala en la isla de la Corfú completan una hermosa reflexión sobre Occidente, el deber y las dos vertientes del idioma griego, la académica y purista en torno al kazarévusa, y la popular del demótico (la maliarà), escrito en un momento en que los helenos no había sido capaces aún de ponerse de acuerdo sobre cuál debería ser su lengua.

Al igual que Schopenhauer estaba decepcionado por las enciclopedias y escribió una particular sobre la filosofía, Savinio reunió también las piezas del saber que le interesaban en su propio diccionario que engloba conocimiento de la A la Z. En una de las entradas, el autor reflexiona sobre los trinos de los pájaros que interrumpen la voz monstruosa del nacionalsocialismo, la torpeza de Wagner (Wagner era un gaffeur), la lucha de Indra contra Arimán, y los diferentes rostros del mal, encarnados en una misma raza: Atila, Alarico, Barbarroja, Guillermo II y Hitler. Acaba en una misteriosa novelita de intriga, La vieja señora Plover, que cayó en sus manos cuando se encontraba en la casa de su primo, donde se refugiaba para escapar de los fascistas durante la ocupación alemana de Roma.

Lean Contad, hombres, vuestra historia, y si no lo han hecho todavía Nueva enciclopedia (Acantilado, 2010). No se arrepentirán, Savinio merece la pena.

ALBERTO SAVINIO

Contad, hombres, vuestra historia

Traducción de José Ramón Monreal

ACANTILADO, 384 PÁGINAS, 24 €

Compartir el artículo

stats