Entendida también como espacio para el conocimiento de las propias contradicciones, la poesía de Ángeles Mora le ha servido desde el principio como un instrumento privilegiado para establecer el carácter relacional de la intimidad: con los otros, con su tiempo histórico. Sobre todo desde Contradicciones, pájaros (2001) y Bajo la alfombra (2008), sus dos libros anteriores, la poeta ha indagado en la conciencia de ese personaje que se afirma como mujer y como esencialmente problemático: "Las contradicciones parecen insufribles/ en nuestro mundo./ Pero uno intenta/ huir de ellas como los pájaros:/ huir quedándose" ("Contradicciones, pájaros"). Ahora, en estas Ficciones para una autobiografía, Ángeles Mora sitúa nuevamente todos sus temas: memoria y olvido, pasado y presente, la condición femenina y el diálogo amoroso, la evaluación de la Historia a partir de su tiempo vivido.
En los dos poemas prologales "A destiempo" y "Retazos", Mora establece la borrosa genealogía de su personaje, que nace una nochevieja ("En aquel desajuste/ -todo un presagio- he vivido por siempre") y el precario papel de la memoria en el ejercicio de reconstrucción del pasado, "difuminando en el papel/ la luz más parecida/ a la imagen real que les dio cuerpo,/ historia, biografía".
"Quién anda aquí", primera parte, sitúa en el aquí de estos poemas la búsqueda de identidad de la voz que reconstruye lo cotidiano desde la contradicción de roles de una mujer que prefiere la inquietud de la noche a las imposiciones patriarcales de las labores diurnas: "nunca quise hacer ganchillo,/ prefería leer el periódico/ o escribir garabatos a la luz de la lámpara (€) ser dueña de mis noches". A lo largo de estos poemas se expresan sencillamente la denuncia, el sentimiento de culpa por sustraerse a un papel establecido, la conciencia de ser nadie y, alternativamente, la rebeldía esencial: "busca dentro de ti/ las luces que más arden".
Con cita de Rosario Castellanos ("Me dijeron: no busques. Nada se te ha perdido") los poemas de "Emboscadas" entretejen la burla de "las viejas servidumbres" con la recuperación de lo vivido como escritura "de algo que no ocurrió tal vez como creemos/ o el tiempo a su manera ya deshizo,/ pero aguarda el trazado de las líneas/ para ser otro,/ cobrar sentido en un papel cualquiera". Otros tonos afloran en la parte central, "Palabras nuestras", para explorar desde la crónica amorosa la relación dialógica con el tú: "ficciones" necesarias para la (re)construcción de la identidad propia. La intimidad sentimental se muestra ocultándose, siempre en tono menor, con versos que "alumbran/ la sombra ardiente/ de una conciencia,/ aquí, en el fin del mundo:/ sólo para tus ojos".
La conciencia del transcurso, en "Los instantes del tiempo", abre en los poemas de la parte cuarta otra forma de desasosiego que arrastra toda recuperación de lo vivido como pérdida y también como defensa de lo que sobrevive: "El ayer que me hizo/ no sé dónde está./ El que me deshizo sí:/ está aquí, conmigo,/ presente todos los días". Y lo que sobrevive y afianza moralmente a la protagonista de estas ficciones es, en la última parte, "El cuarto de afuera", la relación con los otros en los espacios evocados de la infancia y la dependencia de una Historia que se recupera a partir de la evocación infantil del padre, con su vida deshecha de perdedor en "el silencio de los vencidos" y "la algarada de los vencedores" en un tiempo de posguerra que sitúa con precisión esta "autobiografía", uno de los libros decisivos y más lúcidos de Ángeles Mora.
ÁNGELES MORA
Ficciones para una autobiografía
BARTLEBY, 102 PÁGINAS, 12 €
