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Música

Bach se quita la peluca

Acantilado publica ´La música en el castillo del cielo´, un monumental ensayo del director británico sobre la vida y la obra -sobre todo la cantada- de Johann Sebastian Bach

Fotograma de la película de Pere Portabella ´El silencio antes de Bach´.

Si la verdadera patria es la infancia, la de John Eliot Gardiner (Fontmell Magna, Dorset, Reino Unido, 1943) está marcada por Johann Sebastian Bach (1685-1750) de una forma difícilmente igualable: Al estallar la II Guerra Mundial los padres del director británico recibieron como custodia de un refugiado judío, antiguo profesor de música en la Baja Silesia, uno de los dos únicos retratos oficiales que se conservan de Bach, pintado por Hausmann. Hasta los diez años John Eliot Gardiner convivió en el molino familiar, en el que todos los domingos se cantaba música coral, con el retrato del músico de Eisenach.

No es extraño, por tanto, que Bach y la música coral hayan marcado su vida. Una prueba más la tenemos en La música en el castillo del cielo. Un retrato de Johann Sebastian Bach, monumental semblanza de más de 800 páginas publicada de forma impecable por la editorial Acantilado y que es mucho más que una biografía, porque el artista británico aprovecha su veterana experiencia profesional para analizar lo que ha sido el santo y seña de su carrera: la música cantada de Bach. Nos encontramos por tanto ante una biografía salpicada de análisis musicológico de una buena parte de la producción artística del genio. Una obra cuyo título, que puede sonar orientalizante, evoca en realidad la época en la que Bach interpretaba música en la cúpula del Himmelsburg (o castillo del cielo), la iglesia del palacio del duque Guillermo Ernesto de Weimar.

Marcado por la muerte de sus seres más queridos (sus padres cuando contaba diez años, pero también hermanos, primos y más de la mitad de sus 20 hijos a lo largo de su vida), la de Bach es una historia de genialidad y superación. No obstante, Eliot se encarga de derribar la imagen perfecta, de «quinto evangelista», forjada por los historiadores protestantes del XIX y los clichés románticos. Para el director se trató de «un ser humano absolutamente imperfecto» que, en contra de lo que el hijo del compositor, Carl Philipp Emanuel Bach, esbozó en unas escuetas notas biográficas, no se hizo a sí mismo sino que tuvo maestros e influencias como cualquier músico. En este sentido Eliot menciona el descubrimiento en 2005 de una partitura, copiada por un Bach quinceañero, de su maestro Georg Böhm, con quien vivía. Resulta paradójico que Carl Philipp Emanuel tachara el nombre de Böhm en la carta biográfica.

Detrás de la imagen de perfección hay un músico profundamente luterano que quiere glorificar a Dios a través de su música, pero también una persona tímida, iracunda, consciente de su valía, indisciplinado con la autoridad además de susceptible, rasgos que incubó a lo largo de una infancia traumática, marcada no sólo por la muerte de sus seres queridos sino también por el acoso escolar. De nuevo, la imagen de perfección se rompe.

Pero vislumbrar estas grietas en el falso retrato monolítico de Bach es una forma de apreciar su humanidad. Quizás lo que al director británico más le asombra es el dato contrastado de que en un periodo de tres años en Leipzig, la ciudad en la que permaneció más tiempo -desde 1723 hasta su muerte en 1750- fuera capaz de componer una cantidad asombrosa de su producción musical en una condiciones deplorables, en el ruidoso colegio de niños cantores de San Tomás.

Eliot escribe con elegancia y pasión y se explaya en el terreno que más domina, el musicológico. El análisis de sus ciclos de cantatas y de las dos Pasiones y la Misa en Si menor es un denso y arrebatador viaje por las tramoyas de la creación de Bach, que el lector sin conocimientos musicales debería acompañar de la escucha de las piezas referidas para captar mejor su esencia.

Al final del recorrido el director inglés ha realizado un exhaustivo y vibrante repaso a la vida y obra cantada del artista nacido en Eisenach. Nos ha mostrado al músico antes que al genio. Si la patria de Bach es la música la de Eliot es la música de Bach.

JOHN ELIOT GARDINER

La música en el castillo del cielo

Traducció de Luis Gago

ACANTILADO, 928 PÁGINAS, 44 €

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