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Pugna internacional

A la búsqueda de jóvenes talentos para la Abogacía

Un equipo formado por seis alumnos de posgrado en Derecho de la UIB participa en una competición internacional de Arbitraje y Derecho Mercantil

Con la colaboración de los grandes bufetes jurídicos españoles (Garrigues, Uría, Pérez Llorca) la Universidad Carlos III y la Comisión de la ONU para el Derecho Mercantil Internacional, organiza anualmente la competición internacional para estudiantes de Derecho inmersos en el posgrado, con el propósito de descubrir a los jóvenes talentos que están a punto de incorporarse al ejercicio de la profesión. La competición, que esencialmente se rige por las normas que siguen las universidades norteamericanas, en las que los estudiantes de Derecho se enfrentan en torneos cuyo ganador es en ocasiones dilucidado por el Tribunal Supremo, entra en su décima edición con la participación de un equipo de la UIB, que dirige el abogado David Vich, socio del bufete Garrigues, considerado uno de los 40 jóvenes abogados más destacados de España y Portugal.

En el equipo están Camila Fuenzacida, de 22 años, actualmente cursando el obligado máster que da paso al ejercicio de la Abogacía, situación en la que también se hallan sus compañeros Laura Vallés y Bryan Giménez, de la misma edad que Camila. Su entrenador, David Vich, explica que el caso para el que se están preparando, sobre el que tendrán que competir con universitarios de centros españoles, latinoamericanos y alguno estadounidense, consiste en dilucidar la responsabilidad por el incumplimiento de una conexión de prestación de servicios vía satélite. El asunto es sumamente complejo, puesto que el meollo del mismo consiste en establecer la responsabilidad, en el supuesto de existir, por no haber facilitado el volumen mínimo de conexión, responsabilidad que no asume la parte demandada al alegar que su Gobierno, el de su imaginario país, utilizó el volumen de conexión que no ha podido satisfacer.

El objetivo de la competición no es otro que el reconocimiento de que se ha ganado, lo que abre las puertas a los jóvenes abogados de los principales bufetes españoles, pero requiere de una exhaustiva preparación, en la que la oratoria y la retórica, al modo en el que se dilucidan los procesos en Estados Unidos, desempeña un papel primordial, ya que los diferentes equipos tendrán, en la fase final, que se celebrará en abril en la Cámara de Comercio de Madrid, que exponer públicamente sus tesis adoptando sucesivamente el papel de demandantes del caso y de demandados.

Los tres jóvenes concursantes del equipo de la UIB, al que acompañan otros tres compañeros, se las tiene que ver con un enrevesado caso de Derecho Mercantil en el que, para acabar de complicarlo, se han añadido implicaciones internacionales; ello hace que el equipo tenga por delante muchas horas de trabajo, de estudio de la materia, al que seguirán jornadas en las que la retórica y la oratoria serán el fundamento de su entrenamiento. David Vich asegura que los grandes bufetes de la abogacía española valoran especialmente el resultado de la competición para contratar a sus nuevos asociados. La competición abre muchas puertas para quienes aspiran a ejercer libremente el Derecho; de ahí el interés con el que se acoge la MOOT Madrid en el mundo universitario del Derecho.

20 horas semanales

Camila, Laura y Bryan comentan que tienen por delante 20 horas semanales en las que se distribuyen el trabajo para tratar de escudriñar el caso hasta en sus detalles más nimios, a fin de poder competir con garantías. "Buscamos todos los recovecos posibles, todas las implicaciones, para que no nos puedan coger en un renuncio", aseguran. Siempre dirigidos por David Vich, que es quien, a la hora de iniciar las prácticas de retórica y oratoria, decidirá qué componentes del equipo son los más adecuados para exponer el caso en la Cámara de Comercio madrileña, en las difíciles pruebas finales de la competición, los estudiantes se afanan tanto en establecer las pautas de la parte demandante como las de la demandada, lo que requiere un esfuerzo suplementario, "porque cuando parece que tienes sólidamente establecido un hilo conductor le has de dar la vuelta a la cuestión para intentar desbaratar jurídicamente la estrategia que antes has establecido", afirman con un punto de ironía.

Los estudiantes manifiestan que albergan la esperanza de que la competición les conceda un reconocimiento, que se hagan "visibles" en los ámbitos de la profesión, porque conseguirán poder realizar prácticas de "nivel", lo que es imprescindible para con posterioridad poder acceder a los despachos más cualificados en condiciones profesionales adecuadas.

Porque esa es una de las cuestiones que preocupa a quienes están a punto de iniciarse en la Abogacía: las condiciones económicas que ofrecen la mayoría de despachos a los jóvenes profesionales. Camila, Laura y Bryan dicen que se suele pagar 500 euros mensuales, exigiendo jornada completa y que quien se incorpora al despacho se sufrague su correspondiente cuota de autónomo, con lo que apenas puede disponer de algo más de 200 euros. David Vich considera necesario matizar que el bufete del que es socio no paga a los jóvenes abogados que se incorporan los 500 euros, por debajo del salario mínimo, sino que les da unas condiciones mucho más aceptables al desempeño de su trabajo.

Tres fases

Retornando a la competición en la que tienen depositadas sus esperanzas de futuro destacan que han de cubrir tres fases. La primera consiste en el aprendizaje de técnicas de comunicación para después, a lo largo de tres semanas, entrenarse en solitario para adquirir la imprescindible autonomía. La segunda fase, que se inicia en enero, estriba en la redacción de los escritos, tanto los que hacen referencia a la parte demandante como los de la demandada. Finalmente da inicio la tercera fase, considerada la más dura, que consiste en procesar todo lo aprendido y, al tiempo, empezar con las técnicas de oratoria y retórica, de la comunicación tanto gestual como verbal, que se consideran imprescindibles para competir con garantías de éxito, puesto que a la hora de las pruebas finales se van a tener que confrontar con cuatro días compitiendo sin interrupción frente a un jurado de expertos que evaluará toda su actuación, tanto los argumentos que exhiban como la forma de hacerlo. El reto, señala David Vich, es peliagudo, por lo que a diario hay que ejercitarse en la oratoria y en los contenidos. La competencia exige mucho.

El resultado de todo el período de aprendizaje consigue que los participantes acaben más preparados que muchos abogados en ejercicio, al menos es lo que aseguran sus entrenadores. David Vich reitera que en su bufete las incorporaciones de quienes han participado en las competiciones son habituales.

Los premios a los que aspiran incluyen el de la mejor demanda, la mejor contestación, mejor equipo en las vistas orales y equipo más completo. Obtener alguno de ellos supone, reiteran los estudiantes de posgrado, entrar con unas ciertas garantías en el mundo de la Abogacía, entre otras razones porque se empieza a ser conocido y es mucho más fácil que los despachos te contraten en condiciones aceptables, no las de 500 euros al mes y teniéndose que pagar la cuota de autónomo.

¿Por qué quieren ser abogados cuando se conoce sobradamente que en España se ha llegado al nivel de saturación y las condiciones laborales de la mayoría son de una enorme precariedad? Reconocen que el exceso es real, porque solo en el Colegio de Abogados de Madrid hay más que en toda Francia, pero argumentan que lo mismo sucede con los maestros y otras profesiones y que lo suyo es vocacional, que les gusta la Abogacía y a ella quieren dedicarse.

La final, en Madrid

Camila, Laura y Bryan conocen al detalle cómo transcurrirá la competición para la que David Vich los prepara. La vista oral de la misma, que es, recalca, a la que se le concede más importancia, tendrá lugar en la citada Cámara de Comercio de Madrid. Cada equipo competirá cuatro veces en las rondas generales: dos como demandante y dos como demandado, lo que de por sí necesariamente requiere una distribución del trabajo en el equipo. La organización tratará en todo momento de que las audiencias se encuentren separadas, pero puede suceder que más de una de ellas se sustancie el mismo día, lo que hace que se incremente la presión a la que están sometidos los equipos participantes. Pasar de las fases escritas, en las que participa todo el mundo, a las rondas orales constituye la verdadera prueba de fuego. Los dos oradores que selecciona cada equipo son los que, a la postre, deciden hasta dónde llega el mismo, si está en condiciones de alcanzar las rondas finales y, por lo tanto, aspirar a alguno de los premios, que es el objetivo del equipo de la UIB que David Vich trata de preparar a conciencia.

En las anteriores ediciones de la competición, los estudiantes de Derecho seleccionados por la UIB han obtenido premios importantes. El equipo formado por los alumnos de máster Germán García, Felip Alba y Guillen Cañellas y por el alumno de cuarto curso de grado de Derecho Ivan Bellod, fue galardonado con el premio al equipo más completo y con la mención de honor a la réplica a la demanda de la competición. Además, el citado Bellod recibió también una mención de honor como orador. En esa competición participaron más de treinta facultades de Derecho de universidades del mundo. Solo dos facultades de universidades españolas pasaron a cuartos de final, entre ellas la de la UIB.

El hecho de que una agencia de Naciones Unidas esté involucrada en la organización de la competición hace que la resonancia de la misma tenga alcance mundial. David Vich destaca la participación de las más prestigiosas universidades latinoamericanas, así como algunas estadounidenses, al igual que determinadas europeas, entre ellas las francesas. Todo ello hace que los grandes despachos profesionales sigan con atención el desarrollo de la competición, puesto que de ella salen promesas de la abogacía que hay que tener muy presentes. Tanto Camila como Laura y Bryan dicen saber que si en Madrid consiguen hacer un buen papel, destacar en la competición llegando hasta la rondas finales y obtener alguno de los galardones, verán su futuro profesional mucho más despejado, tendrán la oportunidad de acceder a algunos despachos que ahora les están vedados y, sobre todo, dejarán de lado las penosas condiciones que se ofrecen a muchos jóvenes ejercientes.

David Vich sintetiza lo que está en juego afirmando que si el equipo hace lo que de él se espera, podrá aspirar a todo lo que se proponga, porque quedará demostrado que sus integrantes poseen lo que hay que tener para desempeñar con éxito una profesión en la que la competencia es durísima. No hay duda, aclara, que la competición ofrece los elementos adecuados para poder foguearse, para entrar de lleno en el mundo del Derecho, en el caso de la competición en el Mercantil.

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