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Medio ambiente

La nueva plaga global

En la sal de mesa, en el agua de bebida y en el mar, los microplásticos están llegando hasta los lugares más recónditos. Sus efectos sobre la salud, desconocidos

La nueva plaga global

La presencia de microplásticos se está convirtiendo en una epidemia silenciosa. Y una de las últimas investigaciones ha detectado microplásticos en la sal marina. Así lo han puesto de manifiesto tres investigadores del Departamento de Ingeniería Química de la Universidad de Alicante en la revista Scientific reports. En un plazo que comprende septiembre 2016 a junio de 2017, se han analizado muestras de salinas de diferentes lugares de España. Y los resultados no pueden ser más preocupantes: en todas las muestras se detectó presencia de microplásticos, en un número comprendido entre las 60 y las 280 por kilo de sal. Todas ellas de polipropileno, polietileno y tereftalato de polietileno. Esta información se suma a otra conocida recientemente de la presencia de microplásticos también en el agua de bebida. Según la organización periodística Orb Media, junto con científicos americanos, han descubierto que ocho de cada diez muestras de agua potable de 159 lugares del mundo tienen microplásticos, es decir, un 83 % de las tomas analizadas.

Estas dos investigaciones dan buena muestra del grado de penetración de los microplásticos en nuestra vida. Y es que a día de hoy no se ha estudiado con profundidad los efectos que puede tener sobre el cuerpo y la salud la ingesta de plásticos. En su mayoría, éstos suponen una vía de entrada de toxinas y productos químicos con efectos desconocidos sobre la salud humana y animal.

En nuestras costas

El abandono de residuos en playas, mares y océanos se ha convertido en un problema global que amenaza a la biodiversidad marina. Conscientes de este problema, LIBERA ha puesto en marcha la campaña ´1m2 por las playas y los mares´, en el que entidades, asociaciones y grupos de interés salen desde el pasado 29 de septiembre a las playas para estudiar y caracterizar las basuras abandonadas en nuestras costas y mares. El objetivo es recoger datos para conocer el volumen, cantidad y tipología de las basuras flotantes y depositadas en las playas, con el fin de plantear estrategias más eficientes y efectivas para frenar el littering marino. La actividad coincidió con la 30ª edición del Día de las Aves, que se celebró el pasado fin de semana en Europa y Asia y cuyas actividades de conmemoración terminan hoy domingo.

Las aves marinas son bioindicadores de la salud de los mares. Se trata del grupo más amenazado de la avifauna y está seriamente afectado por el littering. La iniciativa se desarrolla en casi 70 puntos costeros de 23 provincias de nuestro país gracias a la participación de numerosos colectivos comprometidos con la preservación de los mares y su biodiversidad. Entre las entidades participantes, que van desde el ámbito científico hasta el medioambiental, se encuentran la Universidad de Vigo, la Asociación Guías de Doñana, la Escuela de Buceo Ecodive, Surfriders, PROMEMAR, Ecologistas en Acción o la Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE).

Recopilando información sobre el estado de nuestras costas

Las entidades que se dedican a recoger residuos de los mares y playas de nuestro país utilizan la aplicación móvil MARNOBA, desarrollada por la Asociación Vertidos Cero y KAI Marine Services, una plataforma que busca recopilar, almacenar y mostrar información sobre las basuras marinas de nuestras costas y cuyos datos se integrarán en la base del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente. Así, la app MARNOBA permite guardar y enviar la información obtenida sobre basuras marinas, logrando así un conocimiento más profundo, no solo de la tipología de residuos que aparecen en el medio marino, sino sobre su origen y vías preferentes de trasporte y deposición.

En el caso de Balears, el barco Toftevaag, perteneciente a la asociación Alnitak, ha realizado una expedición de seguimiento de ballenas, delfines y tortugas durante los meses de julio y agosto. A lo largo de este periodo, el Toftevaag realizó muestreos y retiradas de basuras flotantes y filtrados de microplásticos con una red manta. Además, se realizaron las pruebas de mar para el desarrollo de la APP MARNOBA para basuras flotantes, cuyos datos se integrarán en la base del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente.

Una de las personas que pudo vivir la experiencia de subir a bordo del Toftevaag fue Carlota Vialcho. Durante diez días recorrió el Mediterráneo como voluntaria y asistió a la recogida de residuos en el mar. "Tenemos la capacidad de implicarnos en educar, concienciar y cambiar a cualquier persona. Los ciudadanos deben dar cuenta de que las basuras están matando a los animales. Muchas veces desconectamos de que nuestros actos tienen unas consecuencias para el futuro", explica. Según su experiencia, el haber podido navegar en un barco como este le ha permitido entender que con la ciencia ciudadana se puede dar mucha visibilidad a este grave problema y, así, generar un cambio de conciencia.

La avifauna marina alerta

Al estar ubicadas en la parte alta de la cadena trófica, las aves marinas, el grupo más amenazado de la avifauna, son un indicador clave del estado de conservación de mares y océanos. No traen buenas noticias: un estudio, publicado en PNAS por investigadores australianos e ingleses, sobre 135 especies de aves marinas entre los años 1962 y 2012, reportaba que el 59 % de ellas había ingerido plástico y que un 29 % presentaba restos de plásticos en el estómago. Lejos de mejorar, las cifras de ingesta de plásticos están aumentando y de acuerdo con las expectativas, se estima que la tasa podría alcanzar al 99% de todas las especies de aves marinas para el año 2050.

Los efectos sobre las aves son más difíciles de demostrar, pero incluyen la muerte de algunos ejemplares por obstrucción del tracto digestivo, enredos diversos, y el incremento de compuestos tóxicos desprendidos por los plásticos y absorbidos a través del sistema digestivo. Entre otros factores, algunas aves ingieren los materiales plásticos al confundirlos con su alimento. En efecto, ciertas aves marinas tienen un potente sentido del olfato, y se guían por él para hallar su alimento. A menudo utilizan el dimetilsulfato como guía, un compuesto químico que desprende el plancton. Este mismo compuesto también lo desprende el plástico en descomposición, lo que daría pie a la confusión. El hallazgo fue publicado en la revista Science Advance hace apenas un año, por investigadores de la Universidad de California.

"Las aves son un indicador clave sobre la salud de los ecosistemas y, en el medio marino, llevan años dando la voz de alarma. Hemos convertido nuestros océanos en auténticos vertederos y, si no actuamos con rapidez, podemos poner las cosas muy difíciles a especies en serio peligro de extinción. Es el caso, por ejemplo, de la pardela balear, el ave más amenazada de Europa. Una vez más, las aves nos alertan de que es necesario avanzar hacia un modelo de residuos cero", explica Asunción Ruíz, directora ejecutiva de SEO/BirdLife.

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