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Oblicuidad

Los derechos de imagen del mono ´Naruto´

Coloquen por favor a Naruto con negritas, porque la batalla judicial en torno al selfie llevado a cabo por este macaco en una reserva indonesia se ha saldado con la cesión a su favor de una parte de los derechos de autor. Existen precedentes, aunque no fueron combatidos en los tribunales. Cuatro años atrás, el mono Brent ganó diez mil euros en un concurso pictórico entre primates, juzgado por la especialista Jane Goodall. Y Bubbles, el chimpancé de Michael Jackson, también vende regularmente sus obras coloristas.

La mayoría de los monos artistas se decantan por la abstracción. No se ha desarrollado un método convincente para distinguir sus creaciones de las humanas, pero no vamos a centrarnos en cuestiones estéticas. Se predica hoy con énfasis la inmovilidad y eternidad de la ley, que ahí estaba cuando fue entregada a Moisés, y que se mantendrá inalterada tras el Big Crash del Universo. Sin embargo, esta sacralidad se tambalea ante un caso tan simple como los crecientes derechos de los animales.

Fue precisamente un biólogo con Nobel, el francés François Jacob, quien determinó que el ser humano no es el fruto de una cadena de aciertos de diseño, sino de un sinfín de pruebas que acabaron en fracaso con una sola excepción. El científico hablaba de bricolaje, y sería muy apropiado extender este amateurismo a la adaptación mediante prueba y error del tejido legislativo a una sociedad.

La característica fundamental de las leyes no consiste en la obligación de obedecerlas, sino en la posibilidad de cambiarlas. Así ocurre con la presión a favor de la igualdad entre animales, que ya resulta obvia para buena parte de la sociedad pero sigue fuera de la ley. Además, el mamífero que ha empuñado el timón de la Creación con su pulgar extensible esgrime un arma letal, el derecho de propiedad.

La recaudación de las obras de los monos pintores y fotógrafos suele destinarse a iniciativas benéficas, a menudo ligadas a instituciones de protección de los primates. Pese al retraso de la legislación, los colectivos animalistas han arrinconado al ecologismo. Esta pujanza supone una bendición para los animales, pero puede acelerar la destrucción del planeta que nos alberga a todos hasta que Jeff Bezos instale amazon.com en un astro del vecindario.

Si la ley marcha por atrás de la relación entre los humanos y sus antecesores, ambos deberán unirse para no sucumbir ante una amenaza conjunta. La Inteligencia Artificial emanada del silicio es la gran amenaza para la vida articulada por el carbono, y no parece que pueda ser frenada por la Inteligencia Natural, en el caso de que exista.

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