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Terrorismo islamista

En el cerebro del yihadista

Jorge Dezcallar, exdirector del CNI, y los psiquiatras, Miquel Roca y Miguel Lázaro, analizan la aproximación al Dáesh de personas como las detenidas en Mallorca

La detención en Inca de un adepto al Dáesh dispuesto a salir a la plaza de la ciudad y cometer una masacre con un cuchillo ha encendido las alarmas. efe

"No hay un perfil definido del terrorista islamista", afirma el psiquiatra Miguel Lázaro, mientras que su colega, Miquel Roca, opina que un especialista en Psiquiatría "no debe hablar de una enfermedad mental en una persona si no le ha atendido personalmente como paciente". Para el exdirector del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), Jorge Dezcallar, existe un sentimiento "de profunda frustración que se sublima a través del terrorismo". La detención en Mallorca de los integrantes de un comando yihadista, presto a cometer atentados, concretamente en Inca, ha hecho que se cobre conciencia de que en la isla no se está inmunizado frente a una situación que concierne a todo Occidente, también a las naciones árabes, de la que nadie queda al margen. ¿Qué procesos mentales llevan a un ser humano a convertirse en terrorista, en estar dispuesto a trocar su vida por la de cuantos más, mejor? ¿Cuál es el llamémosle perfil del terrorista islamista?

Situación difusa

Miguel Lázaro afirma que se da una situación "difusa", por lo que "cualquiera puede radicalizarse", aunque también concede que "individuos con antecedentes" son susceptibles de engrosar la nómina del yihadismo, apuntando igualmente la alternativa del "individuo solitario", que en las redes sociales se "come el coco" hasta llegar a la radicalización extrema que le convierte en terrorista, "por todo ello no puede hablarse de un perfil definido, concreto, sino que hay múltiples causas que hay que tomar en consideración", apunta.

Además, opina que el comportamiento del terrorista islamista "desafía cualquier capacidad de razonamiento que nosotros tenemos, porque el hecho de inmolarse desafía cualquier racionalidad". El doctor Lázaro sostiene que "todos somos agresivos, pero el ser humano depende de sus circunstancias, por lo que la violencia es un fenómeno de carácter cultural, depende del contexto en el que se desenvuelve la persona". Lo que niega tajantemente es que el terrorista islamista sea un "trastornado", sino que "sabe perfectamente lo que hace, no tienen trastornos de personalidad", aunque resalta que en ciertos casos se le "programa", principalmente durante la infancia. "El terrorista suicida -explica- posee la firme convicción de que lo que hace tiene sentido, sus convicciones están ligadas al mundo pasional, no son creencias racionales".

¿Guardan similitudes con lo que fue el nazismo? "Sí -responde-, porque coinciden con la doctrina del nazismo de que el fin justifica los medios, por lo que sus creencias son muy difíciles de extirpar". "Al igual que los nazis -prosigue- siguen fielmente un guión, que para los nazis se basaba en la supremacía de la raza aria y para ellos es la sharía, la Ley Islámica".

Regla Goldwater

Miquel Roca opina que ante todo quizás se debería aplicar la denominada regla Goldwater. Se trata del senador norteamericano por Arizona que en la década de los sesenta del pasado siglo, en noviembre de 1964, se enfrentó en las elecciones por el partido republicano al presidente Johnson perdiendo estrepitosamente. En aquellas elecciones, recuerda el doctor Roca, la revista Fact, de carácter satírico, que apenas duró poco más de seis años, publicó que más de mil psiquiatras no consideraban al senador psicológicamente preparado (quería arrojar bombas nucleares sobre Vietnam) para ocupar la presidencia de Estados Unidos, obligando a la American Psychiatric Association a colocar esta disposición en sus principios de ética médica. La regla Goldwater indica que un psiquiatra no debe hablar de una enfermedad mental en una persona si no la ha atendido personalmente como paciente y esta persona le ha autorizado a hablar de ella en público. "Se ha vuelto a comentar ahora esa regla a propósito de Donald Trump -manifiesta Miquel Roca-, con declaraciones sobre sus posibles enfermedades mentales, tan frecuentes en la vida pública, las redes o en los medios de comunicación".

En menos de un año se han producido media docena de detenciones en Mallorca de personas presuntamente relacionadas con la organización terrorista Dáesh. EFE

Hecha tal precisión, el doctor Roca señala que la psiquiatría, la psicopatología, están hechas para describir casos individuales, concretos, no para ideologías o movimientos como el yihadismo. "Al yihadismo se puede uno acercar desde la religión, la política, la economía, las relaciones internacionales, la criminología, y por supuesto desde la sociología o la psicología, sobre todo la psicología social o de grupos, que aún no ha logrado, aunque lo ha intentado, responder con solvencia científica a las grandes preguntas", aduce.

¿Cuáles son esas preguntas? Miquel Roca dice que fundamentalmente las de qué convierte a un individuo en un yihadista, cómo y cuándo o si tiene características de personalidad comunes y si existe un perfil de personalidad específico. El doctor Roca asegura que "el yihadista no reúne, cuando han sido estudiados individualmente, al igual que ocurre con otros integrantes de grupos similares, criterios de "enfermedad mental". O por lo menos no en un porcentaje muy superior al del resto de la población. "Es cierto -prosigue- que en algunos casos se ha tratado de definirles con perfiles o rasgos de personalidad paranoides, hostiles, narcisistas, escasa o nula empatía hacia otros, creencias en pensamientos mágicos..., pocas cosas que la investigación rigurosa haya logrado demostrar en un colectivo tan amplio y variado".

Roca considera muy importante el hecho de que las sociedades psiquiátricas hayan denunciado "la facilidad que los movimientos yihadistas tienen para "captar" o simplemente para "utilizar" a enfermos mentales en sus fines y actividades".

Sentimiento de frustración

Jorge Dezcallar, al haber sido director del CNI está, al igual que Mesquida, en condición de efectuar una diagnóstico exhaustivo del terrorismo yihadista. De entrada, indica que hay que tener en consideración el "sentimiento profundo de frustración que se sublima en terrorismo". Para Dezcallar, que además ha sido embajador de España en diversas capitales, hay que tener igualmente presente "la humillación" que embarga el mundo musulmán, que en el pasado tuvo un esplendor cultural, político y económico de primer orden y hoy ve cómo exhibir un pasaporte que acredita a una persona como perteneciente a ese mundo es objeto de un cierto desdén. Para Jorge Dezcallar hay un intento de "regreso al pasado", a un mundo "idealizado", que en modo alguno "se corresponde con la realidad".

Además de lo expuesto, también incide en que existe "mucho sentimiento de venganza", de deseo de "devolver los golpes" recibidos como resultado de una guerra asimétrica en la que existe una evidente desproporción de medios. El citado "sentimiento de venganza" hace que se culpe a Occidente de todos sus males, lo que, en parte, es cierto por las secuelas del colonialismo ejercido por las potencias occidentales.

Todo ello ha hecho que primero buscasen en el nacionalismo nasserista (Gamal Abdel Nasser fue el presidente de Egipto que impulsó el panarabismo perdiendo contra Israel la llamada Guerra de los seis días en 1967), después en el socialismo y ahora en el islamismo remedio a sus males, aclara Jorge Dezcallar.

Sin perfil definido

Por su parte, fuentes policiales involucradas en la lucha contraterrorista han manifestado, conservando el anonimato, que no puede establecerse un perfil definido de los terroristas islámicos, indicando que la radicalización de quienes se enrolan en las redes terroristas obedece a diversas causas, que no existe una concreta.

De lo dicho por los psiquiatras Roca y Lázaro se concluye que no es posible establecer un perfil psicológico único del terrorista islámico, dictamen que comparten las fuentes de la lucha contraterrorista. Se llega a la radicalización por senderos diversos, aunque sí hay un nexo común: el odio a Occidente apuntado por Jorge Dezcallar y que también destaca Joan Mesquida. Lo cierto es que, como recientemente se ha podido constatar en Mallorca, las redes yihadistas, la captación de adeptos por parte de predicadores que están fuera de control constituye un peligro que acecha en todas partes, que de ninguna manera puede ser obviado.

El "sentimiento profundo de frustración" que acaba por sublimarse en terrorismo, apuntado por el antiguo director del CNI y el fuerte "sentimiento de venganza", al que también hace referencia Jorge Dezcallar, probablemente constituyan el principal catalizador que conduce a la radicalización de los futuros yihadistas, así como la interpretación de los textos coránicos hecha por los que se dedican a captarlos, interpretación que es rechazada de plano por los musulmanes, que niegan de plano que se pueda invocar el nombre de Alá y del Profeta del Islam para cometer actos terroristas.

En cualquier caso, lo dicho por Jorge Dezcallar y el análisis hecho por los doctores Miquel Roca y Miguel Lázaro dan pie para que se tenga en cuenta una realidad que tiene todas muchas trazas de que va a existir durante mucho tiempo, que difícilmente vamos a poder dejar de considerar desgraciadamente parte de nuestra diaria cotidianidad.

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