Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Persigue tus sueños

Persigue tus sueños

Antes no se llevaba nada soñar. "¡Despierta!" era una innovación continua a permanecer en la realidad. Las personas mayores venían de ver frustradas muchas ilusiones por la guerra y la posguerra y, preventivamente, advertían de que, si querías hacer algo útil, no te hicieras ilusiones. En parte, acertaron: no hubo cohetes para todos los niños de mi generación que soñaron ser astronautas. En contraposición a los sueños de lo que se quería ser; estaban los destinos, que eran empleos fijos para el Estado lejos de casa pero dentro de España (tiene un destino muy bueno) y, mejor aún, las plazas que eran para siempre, como si fueran plazas conquistadas militarmente con derecho a botín. Una plaza era un sueño y algunos las usaron para echarse a dormir. Pero sin destinos y sin plazas había empleos de los que, si eras despierto, podías vivir. La generalización no me impide recordar que en los ochenta, pese a las decenas de miles de bajas que causó la heroína, hubo mucho desempleo juvenil.

Ahora hay una invocación continua a perseguir tus sueños (sueños más fantásticos que nunca). Ese "perseguir" dar pistas de que los sueños calzan alas y tienden a desaparecer. Los niños lo oyen a los protagonistas de las series de Canal Disney, a sus coetáneos cocineros y cantantes de concurso y en ese psicocontenedor donde se mezclan el coaching y la autoayuda, su versión bricolage.

Los sueños nunca empiezan cuando suena el despertador. Ahora está permitido ofrecer que se persigan los sueños porque no se puede ofrecer que se consigan trabajos y porque hay mucha industria alrededor de las aspiraciones, incluida la educación privatizada en los ciclos finales. Las becas miserables están hechas de la materia de los sueños, de un poco de dinerín y de privilegios para las empresas; algunos empleos precarios, sólo de abuso. Despertar es mejor que perseguir sueños.

Compartir el artículo

stats