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Este envase es la leche

La mayoría de baleares afirma reciclar pese a que los datos de recogida apunten lo contrario. La innovación se vuelve clave

Los investigadores se centran en sintetizar bioplástico.

Actualmente, el 67,4% de los baleares asegura disponer en su hogar de más de un espacio para depositar sus residuos, de los cuales uno de ellos está reservado a los envases domésticos que se destinan al contenedor amarillo (plásticos, latas y briks). De hecho, los domicilios del archipiélago cuentan actualmente con una media de más de tres cubos (3,2). Esta es la principal conclusión del Estudio de Hábitos de Reciclaje de los Españoles elaborado por el Instituto Apolda para Ecoembes. El informe también evalúa los factores que motivan a los ciudadanos a disponer de más espacio en sus hogares para separar correctamente los residuos. El pertenecer a una sociedad avanzada (98,1 %), el ahorro de materias primas derivado del reciclaje (97,5%) y la sensación de orgullo que produce (93%) son los principales motivos que les llevan a reciclar.

Este porcentaje va en línea con los datos publicados por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) el pasado mes de enero, que manifiesta que el 70 % de los españoles separa los residuos domésticos por tipo de desecho (orgánico, envases ligeros y papel), mientras que el 77 % aseguraba reciclar los envases de vidrio y cartón, el papel y las pilas.

En el lado opuesto, entre las razones que se esgrimen para no reciclar, que también se recogen en el Estudio de Hábitos, se alude a cuestiones como la falta de espacio en sus hogares como uno de los argumentos de los ciudadanos a la hora de no contar con más cubos destinados al reciclaje. Por tipología de envases, el 65,6 % de los encuestados asegura asociar y tirar siempre las botellas, botes o garrafas de plástico en el contenedor amarillo y el 56,1 %, las tarrinas o vasos de yogurt de plástico. Por el contrario, los tapones de corcho (51,1%) y las tapas metálicas de los frascos (30,2%) son los productos que menos se relacionan con el contenedor amarillo y, por tanto, los que menos se reciclan. El estudio también analiza el perfil del balear que más recicla, y retrata a un ciudadano con edad comprendida entre los 35 y 54.

"Este estudio refleja el esfuerzo y la concienciación ciudadana como bases fundamentales en la contribución de los españoles al cuidado del medio ambiente a través del reciclaje. Una labor que empieza en nuestros hogares y que nos ha permitido en 2015 reciclar en España 1,3 millones de toneladas de envases domésticos, un 3,3 % más que en 2014, evitando que terminaran en los vertederos. Unos datos que nos animan a seguir trabajando, desde la colaboración, la sensibilización y la flexibilidad para dar respuesta a las necesidades y al estilo de vida cambiante de los ciudadanos", ha asegurado Óscar Martín, consejero delegado de Ecoembes.

Hacia el desarrollo sostenible

Aunque todavía queda camino por recorrer, gracias a la aportación ciudadana, el año pasado se reciclaron en la comunidad 34.470 toneladas de envases domésticos. Esto ha sido posible gracias al trabajo que ha desarrollado Ecoembes junto con los ayuntamientos, con los que han conseguido estar cada vez más cerca del ciudadano a través de la red de 10.420 contenedores amarillos y azules distribuidos por todas las islas y que hacen posible que el 99% de los baleares tengan acceso a la recogida selectiva de estos residuos.

Bioplásticos

Una parte de la I+D+i del envase actual se centra en conseguir envases fabricados con excedentes alimentarios. Así, un equipo de investigadores ha logrado el primer material bioplástico a partir del excedente de suero de leche procedente de la elaboración del queso. En concreto, se trata de polihidroxibutirato (PHB), obtenido mediante un bioproceso fermentativo del suero de leche, un subproducto procedente de la industria quesera.

El proyecto europeo WHEYPACK tiene como objetivo dar respuesta a una de las preocupaciones actuales del sector lácteo: qué hacer con los excedentes de suero derivados de la elaboración del queso. De este modo, este proyecto de economía circular promueve que el propio generador del residuo, la industria quesera, pueda conseguir un beneficio mediante la valorización de este subproducto en un nuevo envase de PHB, adaptado además a las necesidades de sus productos. El material PHB obtenido del suero excedente de la empresa Central Quesera Montesinos (España) podría sustituir al plástico tradicional en la fabricación de envases para productos lácteos, logrando así el principal objetivo del proyecto WHEYPACK LIFE: conseguir envases a partir de materiales 100 % biodegradables, que permitan un menor impacto ambiental, que cumplan las funciones de protección del producto y que, además sean viables económicamente.

Este proyecto europeo, que tiene una duración de dos años y medio y está financiado por el programa LIFE, está liderado por AINIA centro tecnológico y cuenta con la participación de la empresa Central Quesera Montesinos (España), el centro tecnológico AIMPLAS (España) y la empresa de envases EMBALNOR (Portugal).

Envases más sostenibles

El polihidroxibutirato (PHB) es un biopolímero completamente biodegradable que se obtiene a partir de procesos de fermentación por microrganismos. La mayoría de los plásticos comerciales son polímeros sintéticos derivados de la petroquímica, y de muy difícil biodegradación, por lo que el uso de bioplásticos como el PHB, biodegradables y además procedente de fuentes renovables (bio-based), supone un importante avance para conseguir envases más sostenibles, ya que necesitan menos recursos energéticos y agua para su fabricación.

Para lograr este bioplástico, en primer lugar, se identificaron los distintos tipos de sueros, procedentes de Central Lechera Montensinos, que se producen en la elaboración de las diferentes variedades de quesos, y se seleccionaron aquellos que mejores aptitudes presentaban como medios de cultivo para microorganismos.

De este modo, a través de la aplicación de tecnologías de bioproducción. el equipo de investigadores de AINIA ha obtenido PHB (material bioplástico). El PHB conseguido se ha aditivado en AIMPLAS para mejorar sus propiedades y en este momento la empresa EMBALNOR está procediendo a diseñar y desarrollar el envase final con este material bioplástico aditivado; un envase que contará con las mismas características de un envase de plástico tradicional, pero con una huella de carbono menor que la que genera el actual proceso para la producción de plásticos derivados del petróleo.

El suero de leche, procedente del procesamiento de leche y queso, constituye un abundante excedente para la industria láctea europea. Sólo en Europa se estima que se producen anualmente 75 millones de toneladas de suero de leche procedente de los fabricantes de queso. Aunque parte de este subproducto vuelve nuevamente a la cadena alimentaria para la realización de otros productos lácteos, cerca del 40 % del suero es desechado y gestionado como residuo en las industrias alimentarias. Esta gran cantidad de excedente ocasiona un problema de desperdicio para las empresas del sector. Con este proyecto, la industria quesera puede obtener un beneficio de sus propios residuos, mediante la obtención de envases diseñados a la medida de sus necesidades y que, además le resulten rentables económicamente.

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