Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Reportaje

Calanova, 40 años: una escuela de vela en un puerto deportivo

Cuatro décadas y miles de alumnos constituyen el balance de Calanova, una escuela de vela en un puerto deportivo. Ahora se emprende una remodelación de las instalaciones.

Imagen de Calanova en los inicios del ´boom´ turístico, cuando aún era un diminuto refugio para las embarcaciones de los residentes en el barrio.

En 1976 se inauguró Calanova. En 2013, gobernando el PP de José Ramón Bauzá la Comunidad Autónoma balear, se procedió a la privatización del puerto, controlado desde entonces por la empresa Port Olímpic Calanova, en la que hay capital mallorquín, aunque no parece que mayoritario. Calanova inició su marinero periplo coincidiendo con el inicio de la Transición política en España. Apenas habían transcurrido siete meses desde la muerte del dictador, del general Franco, cuando Calanova abrió sus puertas con una afortunada coincidencia: la presencia constante en las instalaciones de la familia real, de las entonces adolescentes infantas Elena y Cristina y del príncipe niño, Felipe, el actual rey de España. Para Calanova fue fundamental la asistencia a los diversos cursos de vela de los hijos del rey Juan Carlos y de algunos de sus primos, porque la difusión que las actividades de la nueva escuela de vela obtuvieron fue fulminante. Desde entonces, el puerto, de titularidad pública, se convirtió en uno de los más prestigiosos de España, conocido en toda Europa. Ahora, transcurridos cuarenta años, Calanova entra en una etapa netamente diferenciada de la anterior, puesto que, privatizadas las instalaciones en 2013, se dispone a acometer, tras el trasiego incesante del verano, una radical transformación de las instalaciones, porque, como afirma el director del puerto, Felipe Elvira, al entrar en Calanova se toparon con unas infraestructuras pensadas para las necesidades de hace cuatro décadas, muy distintas a las actuales. En 1976 el cliente se lo tenía que hacer todo, estaba obligado a ser autosuficiente, mientras que en la actualidad demanda algo muy distinto, lo que requiere de unas instalaciones adecuadas. Elvira anuncia que en invierno se pondrá en marcha la remodelación de todos los edificios y de las instalaciones anexas. Entre ingeniería y arquitectura, Elvira estima que la inversión se situará en los ocho millones de euros. Si todo va según lo previsto hacia el verano de 2017 la reforma de Calanova habrá concluido, con lo que se podrá potenciar la vela al máximo, "se hará de Calanova -dice- una de las mejores escuelas de vela del Mediterráneo".

El nacimiento del puerto

Corría el año 1974 cuando se iniciaron las obras de acondicionamiento en Calanova. Dos ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, Juan Cerdó y Jerónimo Sainz, quien en años posteriores ocuparía cargos de relevancia en el Govern balear de Gabriel Cañellas, proyectaron el diseño del puerto siendo el arquitecto Felipe Sánchez Cuenca, que también entraría en política, como diputado socialista en el Congreso, en los años de hegemonía del PSOE de Felipe González, quien se encargó de proyectar los edificios. Restaba nombrar al director, escogiéndose a Manuel Nadal de Uhler, un marino de guerra, además de regatista y vicepresidente de la Federación de Vela de Balears. Dos años después, al iniciarse el verano de 1976, las obras estaban parcialmente ultimadas, con lo que Calanova podía iniciar la que ha devenido en larga singladura. Felipe Elvira y Felipe Gallastegui, director técnico, no se atreven a cuantificar cuántos alumnos han pasado por la escuela, cuántos regatistas han fondeado en el puerto. Se limitan a decir que han sido "muchos miles" los que han asistido a los cursos y los que han utilizado las instalaciones. Uno y otro insisten en que Calanova "es una escuela de vela que tiene un puerto", una singularidad que la hace sumamente especial, a lo que hay que añadir el hecho de estar ubicada en pleno casco urbano de Palma, a pocos minutos del Paseo Marítimo y del centro de Ciutat.

Calanova tiene una historia que no empieza a escribirse en 1976, año en el que nace la escuela, sino que se remonta otros treinta años en el tiempo, en plena posguerra, hacia 1946, que es cuando el puerto en sí mismo cobra carta de naturaleza. Felipe Elvira reconoce que las infraestructuras de hoy son el resultado de lo que se proyectó en aquellos años. Calanova estuvo inicialmente adscrita al Consejo Superior de Deportes hasta que en 1985 fue transferida a la Comunidad Autónoma. Fue el Gobierno del PP de José Ramón Bauzá, quien, en el citado 2013, procedió a su privatización, en contra de la opinión de no pocos sectores sociales relacionados con el deporte de la vela. La vocación privatizadora del Ejecutivo del PP acabó con la Calanova que en 1976 vio la luz.

Cuentan, quienes vivieron el nacimiento de Calanova, que en 1976, al ser entregadas las obras, los entonces reyes de España, Juan Carlos y Sofía, que todavía no habían cumplido su primer año de reinado, presidieron la inauguración oficial, con lo que Calanova adquirió, de inmediato, fama en toda España. La presencia de los reyes constituyó en aquel momento el mejor de los avales para la naciente escuela de vela, a lo que hubo que sumar que los tres hijos de la pareja real de inmediato se inscribieron en los diferentes cursos de vela que Calanova ofreció. Con ello, el nombre de la escuela estuvo constantemente en los medios de comunicación. Mejor difusión y publicidad, imposible. La satisfacción del Gobierno balear era patente. Gabriel Cañellas, su presidente, no dejaba de airearlo.

Una inversión de ocho millones impulsa la modernización de las instalaciones. B. RAMON

Felipe Elvira precisa que con la privatización no se han modificado los objetivos iniciales de Calanova. Asegura que la idea rectora es la de seguir en la misma línea, mejorando lo que haya que mejorar. Por ello, se ha procedido a cerrar la bocana del puerto, a fin de que esté mejor protegido, iniciándose la citada modernización de las instalaciones. Elvira destaca que se han reducido los amarres, ahora hay 170, al tiempo que se aumenta la eslora de los mismos. El director no duda en afirmar que la proyección de Calanova es europea. "El mundo de la vela es internacional -asegura-, por lo que tenemos campamentos de carácter internacional, y, al mismo tiempo, disponemos de una residencia habilitada para aproximadamente cincuenta plazas". "Al aterrizar aquí -prosigue- nos dimos cuenta de que las instalaciones, modélicas en su momento, estaban, como he dicho, pensadas para las necesidades de 1976, por lo que lógicamente se hallan desfasadas; por ello, dado que la sociedad ha cambiado profundamente en esas décadas, ahora las necesidades son muy diferentes". Si se le pregunta a Elvira lo que ha mejorado en los últimos tres años, desde la privatización, responde que "evaluarse uno mismo siempre es difícil"; añade que lo evidente es que "a todo lo bueno que puede tener Calanova hay que sumar todo lo bueno que ofrece Mallorca, que no es poco" e insiste en que la escuela es sumamente accesible, una ventaja que es difícil de encontraren otras instalaciones de carácter similar.

1979

Tres años después de la inauguración oficial en Calanova concluyen definitivamente las obras. Es en ese año cuando la escuela adquiere plena operatividad. Desde ese momento, el puerto ofrece al completo sus instalaciones, lo que hace que sean cada vez más las peticiones de amarre, lo que llevará a que no puedan ser atendidas. Pocos años después no hay posibilidad de hacerse con un atraque, salvo a través de la venta de particular a particular. Las clases de vela, en todas sus modalidades, también adquieren un auge impensado. Calanova es, desde 1979, la escuela de vela en un puerto de referencia en el Mediterráneo.

La infanta Cristina fue profesora de la escuela de vela durante sus veranos en la isla.

La primera clase de vela que se impartió en Calanova fue el 18 de agosto de 1978. Aquel viernes la clase corrió a cargo de Antonio Burgos, quien explicó las normas de seguridad a seguir durante el curso. La seguridad ha sido y es una de las normas de conducta esenciales en la escuela, y así lo resalta Felipe Elvira, para quien las medidas de seguridad que preceptivamente han de seguir los alumnos de la escuela, en especial niñas y niños, son estrictas, siendo comprobadas por los monitores antes de hacerse a la mar. Los cursos de vela que Calanova pone a disposición de sus clientes son hoy como ayer todos los posibles: desde la iniciación en vela ligera, desde cero, lo que supone zarpar en un barco colectivo, hasta llegar al nivel de regata. "Estamos hablando de la escuela de vela más emblemática de Balears, es una escuela, vuelvo a reiterarlo, que es a la vez un puerto", dice Felipe Elvira.

Un puerto que desde 1976 ha tenido que vérselas con algún que otro temporal de envergadura. El primero de los inviernos de Calanova tras su inauguración explicitó que no siempre las medidas de protección resultan suficientes para evitar los destrozos que la mar embravecida es capaz de originar. Unos días de aguas agitadas, de fuertes marejadas, las resacas entraban en el puerto haciendo de las suyas en los amarres. No quedó otra que recrecer la escollera junto a la bocana y cambiar los fondos. Elvira destaca que ahora, al cerrarla, se ha dotado al puerto de una seguridad complementaria.

Un grupo de jóvenes se lanza al mar desde el dique original de Calanova.

En su primera década de vida, todos los monitores de Calanova obtuvieron sus títulos en su escuela. De inmediato, se iniciaron los cursos de vela infantil y vela ligera, de jueces y jurados de regata, mantenimiento de embarcaciones neumáticas y otras disciplinas. Calanova adquirió muy rápidamente la velocidad de crucero que mantuvo constante años y años. Tras la privatización queda claro que se ha iniciado una etapa diferente a la vivida desde 1976. Felipe Elvira asegura que no se ha modificado ni se modificará nada de lo que ha funcionado correctamente; el objetivo, dice, no es otro que el de "proyectar" adecuadamente Calanova hacia el futuro. Así, la remodelación de las instalaciones permitirá ofrecer una batería de servicios que ahora están vedados. La inversión de ocho millones de euros posibilitará que Calanova tenga la misma prestancia que tuvo cuando fue inaugurada. "Ha de seguir siendo -manifiesta- la escuela de vela modélica de siempre, por lo que ese invierno los trabajos serán constantes, porque serán los que nos permitirán adecuar la escuela a las exigencias que plantean los clientes, pero sin renunciar a las características que siempre ha tenido Calanova, las que le han dado el prestigio del que puede presumir". "Lo que buscamos es la flexibilidad que nos posibilite dar satisfacción a cualquier cliente", remacha.

Desde sus inicios Calanova quiso destacarse por la protección del medio ambiente. De ahí que en las clases que se impartían siempre estuviera presente el máximo respeto a la mar. Son muchos los que ignoran o no hacen caso de las normas que se han de seguir para no dañar el medio ambiente marino. En Calanova se incidió en las normas que han de seguirse en todo momento: no arrojar bolsas de plástico, uno de los males endémicos del Mediterráneo y de la práctica totalidad de los mares del planeta, así como limpiar las sentinas de los barcos en alta mar, arrojando toneladas de basura. A los alumnos de Calanova siempre se les inculcaron unas reglas básicas de obligado cumplimiento: no tirar nada por la borda que no sirva para alimentar la cadena trófica. No navegar a motor si puede hacerse a vela y fondear adecuadamente, a fin de respetar el fondo marino.

Hoja de instrucciones

Los usuarios de Calanova reciben una hoja de instrucciones, que tiene el objetivo de garantizar el respeto al medio ambiente. A los alumnos, los monitores, en las clases teóricas, les explican que ese respeto es fundamental, que sin él no puede hacerse a la mar. La norma se ha seguido a rajatable a los largo de las cuatro décadas que han transcurrido desde que Calanova se convirtió en escuela de vela. Felipe Elvira manifiesta que la norma no se ha modificado en absoluto, que incidir en el respeto al medio ambiente marino, en colaborar en la limpieza del mar, es la primera lección que los alumnos reciben.

Director Felipe Elvira precisa que con la privatización no se han modificado los objetivos iniciales de Calanova. B. RAMON

El director de Calanova, de su escuela nacional de vela, garantiza que el futuro, si se cumplen las previsiones, será muy positivo: "Después de cuarenta años de existencia, hay que modernizarse, hacer lo que sea necesario para no quedar estancado, y en la escuela lo estamos haciendo, por lo que el próximo verano, con las instalaciones ya reformadas, si se cumplen las previsiones, lo que nunca es seguro, veremos una Calanova diferente".

Compartir el artículo

stats