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Medio Ambiente

El retorno de la inversión ambiental (y III)

Mares y océanos recuerdan su papel fundamental en el Día Mundial de los Océanos. Las amenazas sobre su estado natural han evolucionado con los años

En ausencia de luz, los plásticos tardan más en descomponerse.

Históricamente, mares y océanos han sido vistos como fuente de recursos, pero también como un inmenso vertedero para deshacerse de aquello que nadie quería. Bajo la propiedad del bien común, hasta 1982 países europeos arrojaron miles de bidones de residuos radioactivos al fondo del mar, pensando que era la mejor forma de gestionarlos. Una situación que, a día de hoy, horroriza solo de pensarlo y que tiene y tendrá unas consecuencias letales para la fauna y flora de la zona y nos acabará afectándonos directa o indirectamente.

Alejados ya del fantasma nuclear, actualmente los mares y océanos tienen otras amenazas. Emisarios submarinos, residuos como plásticos o latas, acidificación de las aguas o presencia de contaminantes emergentes en aguas depuradas hacen que las amenazas sobre el mar no hayan cesado, en la mayoría de casos han evolucionado.

Día Mundial de los Océanos

El pasado día 8 de junio fue el Día Mundial de los Océanos. Momento de reflexión y llamada de atención sobre su situación. Aprovechando la efeméride, Oceana ha vuelto a alertar de los daños que están produciendo en los océanos y la vida marina la contaminación y el vertido de residuos. Su abuso continuado como vertedero está lastrando los esfuerzos mundiales para proteger hábitats marinos y recuperar stocks pesqueros. La organización ha sido testigo del alcance de la contaminación marina en zonas de profundidad durante numerosas expediciones. El robot submarino (ROV) empleado en ellas permite a los científicos ver en detalle el fondo marino y estudiar el estado de conservación de los océanos y la vida marina. Desde latas a ordenadores, bicicletas y botellas de cristal, se pueden encontrar rastros de basura a cientos de metros de profundidad e incluso en áreas marinas protegidas. El alcance de la contaminación marina queda patente cuando la lente de los ROV saca a la luz este escenario en zonas que nunca habían sido exploradas.

"El Día Mundial de los Océanos trata de celebrar el mar y su contribución a nuestras vidas en todos los modos posibles: sustento, tiempo libre e incluso el próximo almuerzo. Pero no podemos seguir con una actitud de ojos que no ven y tratando el mar como un vertedero. Tanto las especies amenazadas como las comerciales sufren el impacto de la basura que arrojamos desde tierra firme y por ello hoy pedimos a políticos y ciudadanos que enmienden esta situación", afirma Lasse Gustavsson, director ejecutivo de Oceana en Europa, con ocasión del Día Mundial de los Océanos.

Las expediciones de Oceana en Europa muestran que la basura está generalizada en los mares. La combinación de temperaturas frías y falta de luz solar ralentiza la degradación del plástico y alarga su impacto sobre la fauna de profundidad, que tiende a crecer lentamente y tiene bajas tasas de reproducción. Este preocupante problema suele pasarse por alto en los artículos sobre los vertidos de plásticos, que se inclinan más a tratar de los residuos flotantes o hallados en aguas someras.

Sin embargo la presencia de residuos no es el único problema. La acidificación de los océanos por la presencia de CO2 es otro de ellos. Un problema que repercute directamente en la flora marina como en la posidonia. En esta línea se desarrolla el proyecto que están ejecutando conjuntamente Red Eléctrica de España y el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (IMEDEA CSIC-UIB). "Este año continuamos trabajando en las plantaciones experimentales de Posidonia oceanica procedentes de fragmentos recogidos y cultivados en condiciones de laboratorio. El mes de mayo concluyó la segunda plantación en la bahía de Santa Ponça, en Mallorca, y la próxima fase se llevará a cabo en la bahía de Talamanca, en Eivissa", explican fuentes de la empresa. Estas plantaciones amplían las ya realizadas en ambas localizaciones en junio del 2015 y son fruto de la colaboración de estas entidades en un proyecto científico pionero para la recuperación de las praderas de posidonia, un ecosistema de alto valor ecológico para el Mediterráneo. Red Eléctrica y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), del que forma parte el IMEDEA (CSIC-UIB), firmaron en el año 2013 un convenio destinado a la investigación sobre cultivo en condiciones de laboratorio y plantación de Posidonia oceanica, con la finalidad de desarrollar una metodología para la restauración de las praderas degradadas.

Los trabajos científico-técnicos de esta segunda actuación consisten en la plantación de más de 700 fragmentos de posidonia recogidos durante el invierno de las plantas arrancadas por las tormentas y germinados en cubetas en el Centro de Interpretación del Parque Nacional de Cabrera y en otras sumergidas en el mar, en la costa de Formentera. En ambos casos, se controlan los parámetros relativos al agua, la luminosidad y otras condiciones para determinar la tasa de supervivencia antes de proceder a las plantaciones en el mar. Posteriormente, se realiza el seguimiento de las nuevas colonias y su evolución que, a la fecha de hoy, han alcanzado tasas de supervivencia de entre un 60-80 % de media en profundidades de 15-20 metros.

Durante esta primavera se han recogido nuevas semillas para, tras su cultivo, efectuar una tercera plantación a lo largo del verano. El objetivo de esta iniciativa desarrollada entre Red Eléctrica y el IMEDEA es el establecimiento de una metodología que determine las condiciones de reproducción de la posidonia para asegurar su viabilidad y que pueda utilizarse en el futuro para acelerar la restauración de las praderas. Este proyecto está asociado al desarrollo de las medidas de protección ambiental incluidas en los proyectos de interconexiones eléctricas submarinas Eivissa-Mallorca e Eivissa-Formentera, que unifican el sistema eléctrico insular, y al enlace entre Mallorca y la Península, que conecta Balears con el sistema eléctrico peninsular y europeo. Estos proyectos son fundamentales para garantizar el suministro, ahorrar costes para el sistema eléctrico y reducir emisiones contaminantes a la atmósfera.

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