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"Miró a tientas" Los invidentes permiten "ver" el arte a los videntes

La Fundació Pilar i Joan Miró recibe cada sábado a quince niños que, guiados por un invidente, se acercan al mundo del pintor catalán. Disfrutan del "Miró a tientas"

"Miró a tientas" Los invidentes permiten "ver" el arte a los videntes

Llegar a la sede de la Fundació Pilar i Joan Miró, casi a tiro de piedra del palacio de Marivent, permite apreciar la extraordinaria belleza del paisaje mallorquín, de la bahía de Palma, y, al tiempo, constatar que el inmenso destrozo del desaforado urbanismo que se abatió sobre la bahía en las décadas de los sesenta y setenta del pasado siglo ha dejado una marca que será muy difícil eliminar. La finca de Son Boter, donde se asienta la fundación, la que fue residencia de Joan Miró, sigue siendo el maravilloso balcón colgado sobre la bahía, pero detrás, flanqueándolo, aparecen las torres de apartamentos, con el sello de la peor y más destructiva arquitectura, que casi consiguieron que el pintor renunciase a seguir viviendo en Son Boter. Algunas de las esculturas de Miró reciben al visitante al adentrarse en el recinto de la finca, donde ahora la fundación ha puesto en marcha una experiencia que tiene como protagonistas a los niños e invidentes. Es la denominada "Miró a tientas", que intenta que los críos se adentren en el mundo de Joan Miró, que lo perciban tal como lo hacen los invidentes: palpándolo. Es otra forma de acercarse a la realidad, la propia de quienes se han visto obligados a utilizar sentidos distintos al de la vista, por el que se percibe el 80 por ciento de la información que recibimos. La experiencia, afirman Alejandro Ysasi, nieto del pintor Xam, jefe del departamento de educación de la fundación, y Antonia López, adscrita al departamento de prensa, está obteniendo, cada sábado, un éxito insospechado: hasta hay listas de espera para poder participar en los turnos de quince niños, que, guiados por un invidente, tratan de entender cómo quienes no poseen el sentido de la vista pueden acercarse al mundo artístico creado por Joan Miró.

información visual

Dicho queda que el 80% de la información necesaria para desarrollar nuestra vida cotidiana implica el uso de la visión, porque el cerebro procesa la información visual 60 mil veces más rápido que la textual. La visión tiene un papel primordial en la autonomía y desarrollo de las personas, especialmente durante el período infantil, lo que supone que la mayoría de las habilidades que poseemos, de los conocimientos que adquirimos y de las actividades que desarrollamos, se aprenden y ejecutan basándose en la información visual. Todo ello ha llevado a que el taller "Miró a tientas", que se ha puesto en marcha en colaboración con la ONCE, se fundamente en la experiencia de compartir, conocer, disfrutar aprender y desarrollar los diferentes sentidos guiados por una persona, un "lazarillo", con discapacidad visual de la ONCE.

¿Cuál es el método que se sigue en el taller? Se trata de que los participantes entren en el proceso creativo de los ensamblajes escultóricos del propio Joan Miró, a la vez que se crea una interacción familiar, que Alejandro Ysasi considera sumamente enriquecedora, por los diferentes contenidos y momentos vividos, para poder aproximarse al arte contemporáneo; en particular al complejo universo mironiano, con un eje claramente basado en la experiencia y en la pedagogía. El objetivo es que los invidentes guíen a los videntes, para que éstos, los niños, sean capaces de entender la realidad de otra manera, de la propia de quienes no disponen del sentido de la vista. Alejandro Ysasi dice que se busca que los niños aprecien el universo mironiano a través de los olores, el tacto y el oído. Para ello, en el transcurso del periplo por las instalaciones de la fundación, se escogen dos esculturas, a las que los niños se acercan, provistos de antifaces, para tocarlas sin verlas y, después, se les pide que las describan y posteriormente las dibujen con el propósito de obtener una experiencia "tangible". Se explica a los participantes videntes si son capaces de captar la realidad con los ojos cerrados y si sienten las diferencias. Aquí es donde el educador de la ONCE intenta mostrar las dificultades diarias con las que se tiene que lidiar al no poder usar la visión. Después se les pide a los niños que hagan un dibujo de la escultura como la han percibido sin verla. Se trata de dibujar siguiendo el tacto, tal como Joan Miró realizó los ejercicios de tacto en la Escuela de Arte de Francesc Galí, en Barcelona, a la que asistió entre los años 1912-1915.

La segunda parte del recorrido, que se prolonga por espacio de una hora, se desarrolla en el denominado espacio educativo de la fundació en el que, con la ayuda de los padres y educadores, los niños observan a tientas diferentes objetos escondidos en una caja, en la que pueden introducir las manos para hacer una "lectura" y describir qué son los objetos que perciben para que los padres dibujen lo que sus hijos les explican. Una vez concluida la experiencia "juegan" a verbalizar lo que pueden "ver" mediante sus percepciones.

Los niños son recibidos en la entrada de la fundación, junto a la escultura Maternité, y se les pregunta quién fue Joan Miró y si conocen su obra como escultor, al tiempo que se hace una presentación del educador de la ONCE que les acompañará a lo largo del recorrido. Este, de inmediato, les plasma las dificultades con las que el invidente se topa a diario. Seguidamente, el educador de la ONCE explica las diferentes esculturas que se visitan. Los niños ya llevan puesto el antifaz, del que se desprenden cuando, finalizada la primera parte del periplo, se les solicita que que dibujen lo que han percibido.

Alejandro Ysasi destaca que los objetivos son los de disfrutar del arte contemporáneo; conocer la fundación como un espacio donde interactuar; descubrir las diversas posibilidades expresivas y comunicativas que ofrece la escultura; potenciar la experimentación, creatividad y expresión individual de los niños; compartir un espacio y un tiempo en familia y experimentar con diferentes materiales y formas de percibir la realidad. En cuanto a los objetivos específicos, se trata de conocer la actividad escultórica de Miró desarrollando una percepción táctil, al tiempo que se enriquece la visión y percepción con la ayuda de un descapacitado visual.

Obras escogidas

La selección de esculturas de la fundación, las consideradas más adecuadas según los especialistas de la ONCE, son L´oiseau solaire, 1966; Personnage et oiseau, 1967; Personnage et oiseau,1968; Femme, 1969 y L´équilibriste,1969. Todas realizadas sobre bronce y manteniendo las diferentes texturas que usó Miró para llevar a cabo el ensamblaje de las piezas.

Al margen de la colaboración con la ONCE, que es lo que ha permitido ofrecer "Miró a tientas", la fundación dispone de una colección permanente de obra pictórica, gráfica y escultórica de Joan Miró, además de diferentes espacios arquitectónicos sobre los que se organizan visitas comentadas y dirigidas a la educación infantil, primaria, secundaria, bachillerato, ciclos formativos de grado medio y superior, educación universitaria y formación continua. El denominado MónMiró permite realizar una visita general a la fundación, que incluye el taller del pintor y la obra de Miró expuesta en el museo y los jardines, así como las arquitecturas de la fundación. La visita se adentra en los espacios del territorio Miró: Son Boter, Taller Sert, Edificio Moneo, jardines...., para entrar en los talleres gráficos de Miró. Allí el visitante se detiene en los talleres en los que el pintor realizaba su obra gráfica, en los que se explican las diferentes técnicas con ejemplos prácticos.

En el MónMiró se desarrolla un programa de actividades teoricoplásticas destinadas a las familias con el objetivo de acercarlas al arte contemporáneo y a los procesos creativos. Esos talleres están pensados para que todos juntos interactúen y creen su propio mundo experimentando, inventando y aprendiendo. Se considera fundamental la implicación del adulto en las actividades, ya que es un agente activo en la educación de los hijos y con su actitud positiva y participativa potencia los objetivos que se persiguen. Los talleres están diseñados por el equipo educativo de la fundación y se intenta relacionarlos con las exposiciones temporales o de Miró que la fundación organiza, de manera que se puedan optimizar el impacto que tienen las exposiciones en el público.

Alejandro Yassi asegura que los niños se muestran "entusiasmados" por las actividades que desarrollan y que los padres se involucran al máximo, ya que quedan "fascinados" por la obra mironiana. Al final, unos y otros, entienden que hay otra forma de percibir la realidad, que es lo que a través del convenio establecido con la ONCE se busca obtener. Añade que el recorrido se hace con un máximo de quince niños, con el propósito de que se les pueda atender personalizadamente, lo que es fundamental para que sus experiencias sean convenientemente expuestas y analizadas en el grupo.

En "Miró a tientas", se les comenta a los niños lo que el pintor dijo sobre su experiencia en el taller del profesor Galí, cuando, allá en los inicios del pasado siglo, hizo los mismos ejercicios que se les propone a los escolares. "Galí era un profesor notable „manifestó Joan Miró „, encargándome un ejercicio para que pudiera aprender a ver la forma: me tapó los ojos colocándome unos objetos en la mano. Después me pidió que los dibujara sin haberlos visto". Esas declaraciones del pintor son las que marcan el "Miró a tientas" que la fundación ofrece a los niños. Insiste Yasasi que es un proyecto educativo enmarcado en el programa MónMiró de primavera. Añade que la colaboración con la ONCE ha sido esencial para poder desarrollarlo. Los niños que participan en él tienen edades comprendidas entre los seis y los once años. Todavía resta una jornada, la del próximo once de junio. La metodología consiste en establecer un diálogo a partir de la curiosidad del niño y los intereses del grupo. Se invita a la participación activa en el análisis de las obras mironianas desarrollando la creatividad a partir de la experimentación individual. Además, se potencian los aspectos lúdicos y la experimentación.

¿Qué es una escultura?

Se les pregunta a los niños si saben qué es una escultura, cómo se puede realizar, e incluso leer, y se les pide que es lo que creen que inspiraba a Joan Miró. Al salir obligatoriamente la cuestión de la visión ocular, es el momento en el que interviene el educador de la ONCE, que es el encargado de introducirlos en los otros modos de percibir la realidad a través de los sentidos distintos al de la vista. En este punto los niños muestras un interés inusitado: cuando se les dice que han de colocarse los antifaces exhiben una curiosidad ilimitada mostrándose totalmente dispuestos a experimentar lo que el educador de la ONCE les propone.

Otra de las experiencias que la fundación ha puesto a disposición de los niños es el de las Esquitxotades. Se trata de que partiendo de la realidad interna y externa del niño, que ha de aprender a observar, analizar y apropiarse del mundo que le rodea para poder expresarse, se investigan las obras de Joan Miró de las décadas de los sesenta y setenta que se exponen en la sala estrella. Lo que se persigue es estimular la creatividad y la expresividad de los participantes.

En el taller los niños comparten, juegan y construyen obras siguiendo el espíritu creativo mironiano utilizando los dedos y las manchas que van haciendo sobre papeles y cartones reciclados. A partir del propio proceso creativo de Joan Miró, resalta Ysasi, los niños experimentan con la técnica del dripping, resultado de la confluencia del expresionismo americano y del grafismo japonés, enraizado en el Joan Miró de los años setenta. Los niños pintan sobre grandes plataformas de color neutro, en las que se puede mostrar y valorar la pasión que el artista sentía, como se advierte en la exposición La llum de la nit.

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