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La casa/ Arquitectura

Vaciando los espacios, riqueza visual

Una casa en el Terreno que contrasta los elementos antiguos con los espacios diáfanos modernos creados por el despacho Ángel Morado Arquitectura

Esta casa que hoy mostramos pertenecía al pintor Pau Lluís Fornés y fue adquirida por una familia mallorquina que encargó la obra de reforma al despacho Ángel Morado Arquitectura. Hacía tiempo que los clientes buscaban una vivienda en Palma con jardín que tuviera un carácter especial y con posibilidades de transformar sus sueños en realidad, y la encontraron en la zona del Terreno, en Palma. El acceso principal está en la esquina de la calle Robert Graves con calle Lleó, al entrar vemos una masa verde y toques de color que recuerdan a los cuadros del pintor.

Cuando nos vamos acercando a la entrada de la vivienda el pavimento nos obliga a girar hasta enfrentarnos a la casa de frente al eje visual que cruza toda la parcela de norte a sud. La fachada de la entrada del volumen principal se ha restaurado tal y como era antiguamente lo que hace que el invitado piense que cuando vaya a entrar se va encontrar con los típicos espacios compartimentados con casi nula luz natural, pero lo que se experimenta es justamente lo contrario, una explosión de espacio y luz excitante. En la planta baja dónde se encuentra la zona de día de Salón-Comedor-Cocina se han mantenido los muros gruesos de piedra que hacen referencia a la historia estructural de la casa pero se han realizado puntualmente unos apeos para abrir la visual al patio posterior dónde protagoniza un árbol centenario.

Subiendo la escalera de madera paralela al muro que da a la calle Lleó nos encontramos con la zona de noche dividida en dos Suites, cada una con su baño y un altillo que hace de vestidor-estudio. En la habitación principal se han mantenido unas pinturas que Pau Fornés hizo en las paredes que decoran el cabezal y se ha creado un acceso a una magnífica terraza dónde se puede disfrutar del sol y vistas al patio posterior donde se ha restaurado una piscina-jacuzzi de una forma peculiar. En mitad del proceso de construcción de la obra se descubrió que el depósito de agua original de la casa se trataba de una extraordinaria bóveda de marés, lo que dotó de un valor añadido a la casa.

Se diseñó un zócalo blanco de pladur a cada lado de la bóveda que contrasta con las piedras de marés y a su vez esconden unas luces LED que bañan el espacio de luz, una sala polivalente que hoy en día sirve de sala de música-bodega. Los clientes también querían un garaje cerrado y un estudio para los hijos independiente de la zona de vivienda lo que hizo que los arquitectos pensaran en un volumen que diera acceso a la calle principal, de dos plantas y que dialogara con la vivienda principal creando un patio de entrada que a su vez lo privatiza visualmente de los vecinos. En la planta piso de este volumen nuevo se creó un gran ventanal situado en el eje de la casa de manera que si se abren todas las puertas de la casa se puede divisar el árbol del patio posterior.

Los colores y materiales de la casa se han estudiado fondo, incluso la carpintería interior y exterior se ha cuidado al detalle. La madera natural como pavimento con suelo radiante nos da la calidez especial de la casa y el blanco de las paredes nos da luz y espacialidad. En el estudio se tiene un techo de hormigón visto con las vetas de madera como espejo del parquet del suelo. El mobiliario y decoración se ha elegido con paciencia y gusto para que esté todo en harmonía. Así pues, se ha construido una casa donde lo antiguo dialoga con lo moderno, donde las visuales tienen una gran importancia y diseñado para un máximo confort.

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