Estaba en lo de desearles Felices Fiestas -o Bones Festes, que es más nuestro y polivalente, como el francés Bonnes Fêtes- pero claro, cosas del calendario, que parece acelerarse en estas fechas, este articulo me pilla a toro pasado, puesto que ya hemos dejado atrás la Navidad, la segunda fiesta, los Inocentes, y hasta el fin de año. En pocas palabras, que llego tarde, aunque en Francia la tradición quiere que el Año Nuevo se felicite en Enero, o sea.
Aquí, en París, a mes y medio del terrible 13 N, se nota, al menos en el ambiente, de cara al exterior, una clara recuperación, la gente ha recuperado la sonrisa, las terrazas vuelven a llenarse, -digamos que el tiempo acompaña con unas temperaturas inusuales para esta época del año- y el sentimiento de que la vida sigue, el "même pas peur" del que les hablaba hace un mes, del "Je suis Paris", adoptado hasta por el Paris Saint Germain, pasando por pequeños detalles de la vida cotidiana, el metro a tope, las tradicionales colas en las panaderías y en las salas de espectáculos, pues eso, París respira y sonríe de nuevo. Aunque, y por una vez con razón, el lobby de la hostelería restauración, y especialmente el de los hoteles y restaurantes galácticos, por las estrellas, y las "brasseries" glamorosas, siguen quejándose de la anulación de las reservas; pero los turistas, parte de la fauna habitual de las calles, museos y bistrós parisinos, están volviendo. Eso sí, con la excepción, notable, por su poder adquisitivo, de americanos y asiáticos.
También podemos añadir que la procesión va por dentro, todo el mundo es consciente de que nunca nada será ya como antes. La "generación Bataclan", un nuevo término, y creo que acertado, acuñado por los medias (lo leí por primera vez en un artículo de Philippe Labro) quedará marcada por esa noche trágica. Es el primer golpe bajo, terrible bofetada, a un grupo, heterogéneo en cuanto a procedencia/origen, extracción social, y un largo etc€ pero homogéneo en cuanto al gusto, a un cierto gusto, afinidades, al salir con los amigos, tomarse una caña, un café, un cigarro,- la juventud fuma y aborrece las prohibiciones -, un concierto. Gente acostumbrada a plantar buena cara al mal tiempo, jóvenes en su mayoría, con un abanico de edades que van/iban de los 18 a los 40. Una generación que nunca había vivido una guerra -salvo en la Tele o en los documentales o en los juegos Playnoseque- , ni una dictadura, y que salvo la dificultad, real, de dar con un empleo estable (habituales de los CDD, contrato de duración determinada), habían disfrutado, hasta ahora de una cierta "insouciance", despreocupación, ese regalo intangible de la vida a los más jóvenes.
Decía, y me he perdido en el Bataclan, que Paris se está recuperando, la Torre ya luce, brilla, como siempre, dorada y parpadeante durante cinco minutos a las horas en punto, hasta la una de la madrugada. Y su faro ilumina de nuevo la noche parisina, guiando y protegiendo a los noctámbulos. Aun hay mucho azul, blanco y rojo en edificios, banderas y balcones, pero ya se entona menos la Marsellesa.
Evidentemente las recientes elecciones también tienen que ver con esa vuelta a la normalidad, pese a que aun sigamos en "estado de excepción" o "Etat d´urgence", -me horrorizan ambos términos- durante aun dos meses. El Tsunami Marine, Le Pen, -y ojo con su sobrina Marion- de las pasadas regionales se quedó, afortunadamente, en la primera vuelta. De nuevo un susto, y gordo, pero es que en la segunda tanda, y pese al dique de alianzas anti-natura entre Republicanos y Socialistas, el Front National logró casi 7.000.000 de votos, como para poner los pelos de punta. Y, aunque no logró imponerse en ninguna circunscripción, hay que cuestionarse el porqué de esa opción, ¿Desencanto? ¿Miedo? ¿Añoranza de una "grandeur", de un nacionalismo, o patriotismo, que se pretendía trasnochado? No me queda espacio, ni es el momento, para tratar de analizar un tema tan delicado. Ahora ya, tan solo desearles lo mejor para el 2016 !!! Santé et Bonheur, como dicen aquí!!!
