Tras pasar la Navidad,
Nochevieja y sus estragos,
dispongámonos a ver
venir a los Reyes Magos;
a Melchor le pediremos,
aunque le parezca abrupto,
que electrocute de un rayo
al político corrupto;
a Gaspar suplicaremos
que meta, todos a coro,
al que acose a una mujer
fuego por el blastoporo;
y, por fin, a Baltasar,
y con gran protagonismo,
que termine de una vez
con el marrano racismo.
Qué sensación da
que te quieran atrapar.
¡Es horrible!