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Historia

Patrick Lawless, un irlandés capitán general de Mallorca

Un irlandés se convirtió en el primer capitán general que tuvo la isla después de la Guerra de Sucesión a la corona de España. Patricio Laules tuvo una vida de novela

Tomeu Caimari, en la foto posando ante el Palacio de La Almudaina, es licenciado en historia, y ha estudiado la figura de Patrick Lawless en Mallorca.

En la capilla de San Benet de la catedral de Palma está enterrado Patricio Laules, capitán general de Mallorca en los años inmediatamente posteriores a la Guerra de Sucesión, la que concluyó con la entronización de los Borbones en la corona de España. Laules es un personaje peculiar, para nada uno más de los capitanes generales o comandantes generales que a partir de Felipe V, el primer borbón de la dinastía actualmente reinante con su descendiente Felipe VI, sustituyeron a los virreyes, cargo que se extinguió con el último rey de la casa de Austria, Carlos II, conocido como "El Hechizado. Patricio Laules o más bien Patrick Lawless Briaen, pues era irlandés, nació en 1676 en el condado de Kikenny, en el norte del país. Pasó a llamarse Patricio Laules por una serie de avatares, resultado de su azarosa vida, que, al final, le llevaron a ser sepultado en la Seo. Sus padres eran unos terratenientes católicos, como la mayoría de los irlandeses, lo que condujo a Laules a respaldar la causa del del rey Jacobo II cuando, en la Inglaterra de 1688, estalla una revuelta que sitúa en el trono a su yerno, Guillermo III de Holanda. Irlandeses y escoceses optan por Jacobo, defensor del catolicismo. Pierden, lo que hace que, con apenas trece años, Laules sea hecho prisionero y poco después se exilie a Francia, donde reina Luis XIV, quien acoje a Jacobo permitiéndole instaurar una corte en el palacio de Sant Germain Ilaye, situado en las carcanías de Versalles. Desde entonces Laules servirá hasta su muerte, acaecida el 19 de marzo de 1739, la causa de los Borbones.

El historiador Tomeu Caimari, que está preparando su doctorado sobre los capitanes generales de Mallorca en el siglo XVIII, además de estudiar la figura de Patricio Laules, afirma que la Guerra de Sucesión, iniciada tras la muerte de Carlos II y concluida con el Tratado de Utrech, marca una profunda y decisiva inflexión en las estructuras jurídico-administrativas del Reino de Mallorca. Caimari destaca que, sin ningún documento que lo avale, de una día para otro, se sustancia la sustitución del virrey por el comandante general o capitán general. Es el inicio de la unificación de los reinos de las Españas decretada por el primer borbón, Felipe V, nieto del rey francés Luis XIV.

Al servicio de Felipe V

Nos situamos en 1703, año en el que Patricio Laules entra al servicio de Felipe V, quien le encomienda la organización de los denominados regimientos de la Guardia de Corps; en definitiva, la guardia real, según el modelo vigente en Francia. El futuro capitán general de Mallorca participa en diversas campañas de la Guerra de Sucesión para, en 1714, prácticamente concluida la contienda, ser nombrado embajador de Felipe V en la corte de San Jaime, la del rey de Inglaterra. Años más tarde el monarca le encomendará diversas misiones diplomáticas, que se saldan sin éxito. Se trataba de establecer alianzas entre el reino de España y los reyes de Suecia, Carlos XII, y el zar de Rusia, Pedro I, con el objetivo de mantener a raya a Inglaterra. Caimari destaca que el fracaso de la misión diplomática de Laules se debió a causas diversas, entre ellas, y no la de menor importancia, a la muerte del monarca sueco. Es en 1726, ya plenamente asentada la dinastía de los Borbones, cuando Patricio Laules llega a Mallorca para hacerse cargo de la capitanía general, además de ser nombrado gobernador de la plaza de Palma. Tomeu Caimari aventura una hipótesis sobre la decisión de Felipe V de enviar a la isla a Laules. "Era católico -dice- y puede que que el rey quisiera hacerle una jugarreta a otro irlandés, Richard Kane, que era el gobernador inglés de Menorca y protestante. Laules ya casi no se moverá de Mallorca.

Caimari precisa que al tomar posesión de los cargos de capitán general de los reinos de Mallorca e Ibiza y de gobernador de la plaza de Palma, el 17 de noviembre de 1725, inició una serie de reformas de carácter militar, además de proceder a reforzar las murallas de Ciutat y fomentar la llegada de migrantes irlandeses para engrosar los regimientos acantonados en la isla, lo que acabó por crear una colonia irlandesa en Mallorca. Muchos de ellos se casaron con mallorquinas. Un descendiente de aquellos irlandeses fue el pintor O´Neill. Además de los irlandeses se establecieron en Mallorca saboyanos, napolitanos y suizos. Los integrantes de los cuatro regimientos ascendían a unos dos mil soldados, muchos de los cuales se integraron totalmente en la sociedad mallorquina de la época.

Atentado

Uno de los sucesos en los que Laules tuvo una intervención decisiva y que jamás pudo esclarecerse fue el del atentado que sufrió el "oidor de la Real Audiencia", un alto cargo de la Judicatura instaurada por Felipe V. El funcionario, José Bassa, fue agredido por uno o varios sujetos, quedando al borde de la muerte, aunque pudo sobrevivir a las heridas. De inmediato se abrió una investigación que no llegó a ningún sitio. Fue imposible dar con los culpables del atentado al "oidor". El asunto, según Tomeu Caimari, se complicó cuando se atisbó que varios oficiales del regimiento de irlandeses, amigos de Laules, podían estar implicados, lo que llevó al capitán general a dilatar y hasta paralizar las investigaciones en curso. El caso acabó por ser archivado. ¿Por qué se atentó contra la vida de José Bassa? No se sabe, pero el suceso, que tuvo una enorme repercusión en Palma, parece que pudo tener algo que ver con un lance amoroso en el que estuvo implicada alguna dama de la alta sociedad mallorquina. Se trata de una hipótesis, porque, como resalta Caimari, no se conocen las causas, ni quién atentó contra el alto funcionario de la Real Audiencia.

Al margen de este caso, Patricio Laules siguió desempeñando una considerable actividad, puesto que a los cargos de capitán general y gobernador sumó el de presidente de la Real Audiencia, a partir de 1726, y desde 1730 el de subdelegado de la Renta del Tabaco. Era un hombre investido de un gran poder en Mallorca. El irlandés, que con trece años había sido hecho prisionero por los ingleses y vio cómo eran confiscadas las propiedades de su familia, con el tiempo se había convertido en uno de los prohombres del primer borbón en la España plenamente uniformada que se acababa de instaurar.

Favor real

Tal era el favor que le dispensaba Felipe V que a pesar de que en agosto de 1735 padeció un ataque de apoplejía fue designado embajador en La Haya, cargo del que tuvo que ser sustituido. Entre el 13 de mayo de 1735 y el 11 de julio de 1736 se ausentó de Mallorca, disponiendo de la obligada licencia real, para ir a tomar los baños en Bagnerès-de-Bigorre, en Francia, siendo sustituido por el mariscal de campo Gaspar Sanz de Antona. Regresó a Mallorca, pero no se recuperó satisfactoriamente de su enfermedad falleciendo el 19 de marzo de 1739 tras sufrir un nuevo ataque de apoplejía. Le fueron rendidos los honores inherentes a sus cargos. Ciutat vivió, cómo no, una demostración de duelo, de las que siempre se dice que se recuerdan, siendo sepultado en la Catedral, en la citada capilla de Sant Benet.

Palma ha recuperado los desfiles de la Guardia Real con soldados vestidos de forma similar a la época en la que Patricio Laules fue Capitán General. Este año se cumplen 300 de la instauración de la Comandancia en Mallorca.

Tomeu Caimari destaca la novelesca vida de Laules, militar y diplomático, un hombre que vivió con gran intensidad unos años enormemente convulsos en España y en buena parte de Europa. Laules, en febrero de 1717, fue nombrado comandante de la frontera de Castilla y, en septiembre de 1718, inicia su misión diplomática en Suecia para negociar una operación de desembarco conjunto de España y Suecia en las costas de Escocia. La misión se frustró, antes de que Laules llegará a Estocolmo, al conocerse la noticia de que el rey Carlos XII, con el que Suecia alcanzó su máximo esplendor, había muerto, concretamente en noviembre de aquel año, por lo que en diciembre fue enviado, también en misión secreta, a San Patersburgo, donde fue recibido en audiencia por el zar Pedro I. El rey Felipe V decidió premiar sus servicios nombrándolo teniente general en junio de 1719 y, en marzo de 1720, se le designó encargado de negocios en París, para en 1721 pasar a ser embajador. Cesó al ser llamado por la corte en marzo de 1725 debido a la devolución de la infanta María Ana Victoria a España.

La familia paterna de Laules era una de las más importantes de Kikllerny. Se trataba de unos poderosos terratenientes, fervientes católicos, lo que a la postre supuso su perdición y posibilitó que el joven Patricio, apenas un adolescente, iniciará su azarosa vida política y militar. Los irlandeses católicos apoyaron desde el primer momento al rey Jacobo II, dado que no aceptaban de ninguna manera a un monarca protestante. Al ser despuesto del trono de Inglaterra en beneficio de Guillermo de Orange, el padre de Laules se niega en redondo a reconocerlo como rey, lo que provocá la confiscación de todas sus tierras y el inicio del exilio de su hijo.

Integrado en mallorca

La integración de Patricio Laules en la sociedad mallorquina fue muy rápida, de inmediato parece que se adaptó a las costumbres mallorquinas estableciendo lazos de amistad con la aristocracia que había aceptado a Felipe V y con la alta burguesía. Sus cargos y el poder del que disponía fueron determinantes para que el capitán general no tuviera nignuna dificultad en que se le abrieran todas las puertas. Caimari comenta que el "annus horribilis" de Laules fue el de 1735. En invierno estuvo a punto de morir al verse sorprendido por una violenta tormenta que arrasó su casa; posteriormente, en agosto, sufrió el citado primer ataque de apoplejía, lo que le llevó a redactar un testamento ante el notario Miguel Llabrés Seguí. A pesar de que su salud lo desaconsejaba, aceptó de inmediato el nombramiento de embajador en La Haya, aunque no fue posible que llegara a desempeñar el cargo, porque su condición física lo imposibilitaba. Después de tomar las aguas mejoró, retornando a Mallorca por Sóller, donde desembarcó el 11 de julio de 1736, pasando la noche en Raixa para hacer su entrada en Ciutat dos días más tarde. Su precario estado de salud era motivo de constante preocupación en la corte de Madrid, cuenta Tomeu Caimari en su tesis doctoral, hasta el punto de que entre noviembre y diciembre de 1737 Sebastián de la Cuadra propone enviar a cualquier otro militar, para inicialmente ayudarlo y después proceder a su sustitución, siendo los candidatos Felipe Ramírez de Arellano y el marqués de Pozoblanco, optándose finalmente por el primero. El progresivo deterioro de su estado físico llevó a Laules a redactar un nuevo testamento el 19 de mayo de 1738, ante el mismo notario, y casi un año después, a la una de la tarde del 19 de marzo de 1739, padeció su segundo ataque de apoplejía, del que ya no se recuperó, muriendo cuatro horas después. Permaneció dos días embalsamado, vestido con el hábito de la Orden de Alcántara,en una habitación del Palacio de la Almudaina.

El caballero d´Asfeld; retrato del Marqués de casa fuerte; y Antonio Gutiérrez.

Poco tardaron en iniciarse los pleitos entre sus herederos. Sus hermanas Mary y Margareth viajaron desde Dublín para hacerse cargo de la herencia, cosa que no pudieron consumar al haberse interpuesto dos pleitos: el de Rosa Enríquez Oneal (O´Neill) y el de un sirviente, James Falon. Las dos hermanas vendieron la regiduría de San Felip a Santiago O´Donell, a lo que se opusieron las otras dos hermanas del difunto. Leticia y Francis. Años más tarde, en 1756, las dos primeras vendieron la citada regiduría a Jaime Pelegero, concluyendo así la disputa por la herencia de Patricio Laules.

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