Hasta que no termina una vendimia, quienes se han integrado en ella, por lo general, no dejan de cruzar los dedos, quedando atrás un trabajo en la viña constante, en donde las estrategias de cada enólogo son vitales para conseguir un vino atractivo. Y si se hacen las cosas correctamente, algo que se nota mucho en la Mallorca vinatera, aunque la última palabra la tiene el cielo, el resultado final ha de ser el deseado. Desde sus inicios, la bodega Oliver Moragues, situada en las afueras de Algaida, en el antiguo predio de Binicomprat, mantiene una serie de actuaciones a rajatabla. Como todos sus vinos, el Blanc 2014, conseguido con agricultira ecológica, sigue esa línea. Se elaboró con la uva autóctona Prensal Blanc y la francesa Sauvignon blanc, teniendo un corta crianza en barrica, una vez vinificado. Muestra un tono aureo. En naríz aparecen notas florales y frutas del Trópico. Hay frescura en boca, con toques afrutados y largo final.
