Andreu y Joana apenas se relacionaban con sus vecinos del camí Pontarró de Llucmajor. Solo las frecuentes escapadas de sus perros para matar gallinas de otras fincas era su mayor vínculo con el vecindario. Aunque su ausencia fue más acusada en los últimos tiempos. "Hace dos meses comenzamos a sentir un fuerte olor", apuntaba ayer un residente. Nadie lo atribuyó entonces a la putrefacción de los cuerpos de la pareja. El hedor era perceptible ayer pese a que los dos cadáveres habían sido retirados del lugar la tarde del lunes.

"Los perros no son peligrosos", recalcó una vecina. " Reina -así llamaba a una labrador color canela que se colaba en su parcela- dormía a menudo con nosotros", insistió. No obstante esta residente reconoció que algunos de estos canes solían atacar a sus gallinas.

Las últimas apariciones en público de Andreu y Joana se limitaron al centro de saludcentro de salud de Llucmajor. A él era frecuente verle fumando un puro. La enfermedad de alzhéimer de ella no había pasado inadvertida.

Empleados de la perrera municipal de Llucmajor acudieron ayer a retirar con el lazo los cuatro perros supervivientes de los seis que había en la finca. Su estado de desnutrición era evidente. Los dos canes que estaban atados habían muerto de inanición, los dos más viejos tenían un peso considerable y los dos más jóvenes estaban famélicos.

El comportamiento de los animales había sido muy especial. El cadáver de la mujer apenas lo habían tocado. En cambio, el cuerpo del hombre estaba completamente desmembrado. Los funcionarios de la perrera colocaron nuevas jaulas en la parcela para algunos de estos animales mientras se decidía su destino definitivo. Los perros las habían destrozado cuando el hambre se hacía insoportable.

Efectivos de la Policía Local de Llucmajor también se desplazaron ayer para inspeccionar cómo se encontraba la finca donde se efectuó el lunes el macabro hallazgo de la pareja.

Ante la ausencia de noticias de sus progenitores, la hija acudió a la finca y nadie le abrió. Tampoco tenía llave de la parcela. Agentes de la Policía Local accedieron al interior y se toparon con la tétrica escena.