La fiscalía reclamó ayer una condena de 25 años de prisión y la privación de la patria potestad para un padre acusado de reiterados abusos sexuales a sus hijas de tres y cinco años en el domicilio familiar en Palma en el que presuntamente les mostraba vídeos pornográficos a través de su teléfono móvil y su ordenador a finales de 2013 y principios de 2014. El ministerio público considera al progenitor autor responsable de dos delitos continuados de abusos sexuales con acceso carnal y otro continuado de exhibición de material pornográfico entre menores de edad.

Además de los 25 años de cárcel, la acusación pública también pidió la medida de libertad vigilada durante ocho años y una indemnización de 20.000 euros para las dos hermanas perjudicadas debido a los daños morales ocasionados. Por su parte, el letrado de la acusación particular elevó a definitivas sus conclusiones en las que también incluye un delito de coacciones por presionar a las niñas para que no contaran lo ocurrido.

El abogado defensor solicitó la libre absolución de su representado, de 37 años, al hacer hincapié en las contradicciones de las víctimas y en la ausencia de pruebas de cargo.

El procesado aprovechó el turno de la última palabra en la segunda sesión del juicio celebrado en la Audiencia de Palma para recalcar su inocencia. "Me acusan de algo que no he cometido, soy inocente. Yo siempre he luchado por mi familia y mis hijas. Cada día pienso en ellas. Han utilizado este método para separarme de mis hijas", indicó ayer ante la sala, en referencia a que, según él, se trata de una maniobra de su expareja por despecho o venganza al haberse separado de ella.

El acusado negó los cargos ante el tribunal de la sección segunda y se presentó como un buen padre que se encargaba de la casa y del cuidado de sus hijas, mientras su compañera sentimental trabajaba. Las acusaciones señalaron que en un primer momento el progenitor admitió ante una técnico de Menores del Consell que una de las niñas pudo cogerle su teléfono móvil y ver un vídeo pornográfico, así como tocarle sus genitales en la bañera. "Él mismo se ha delatado", apuntó el abogado de la acusación particular.

La fiscal detalló que las menores visionaron material pornográfico junto a su padre y destacó que ambas eran muy pequeñas al tener tres y cinco años. Las psicólogas del Consell fueron contundentes al explicar que las niñas les relataron los hechos, si bien en en el juicio no confirmaron los abusos. Los hechos habrían ocurrido de forma habitual en el segundo semestre de 2013 y los dos primeros meses de 2014 en el domicilio familiar en Palma cuando la madre no estaba en casa porque trabajaba. Las niñas no fueron exploradas hasta después de tres años.