Una finca del Camí Vell de Muro, en Inca, había sido reconvertida en una plantación de marihuana a gran escala. El propietario había instalado todo tipo de dispositivos para favorecer su crecimiento. Al observar cómo varios intrusos pretendía sustraerle las plantas, se subió al tejado y comenzó a dispararles perdigones. Los impactos causaron lesiones graves a los sujetos. El fiscal pide ocho años de prisión para el autor de los disparos, cuatro por un presunto delito contra la salud pública y otros tantos por lesiones cualificadas.
Los hechos tuvieron lugar sobre las seis y media de la mañana del 24 de septiembre de 2011 en dicha finca del Camí Vell de Muro situada en la capital de es Raiguer.
De repente, el propietario de la plantación de marihuana, que contaba entonces con 56 años, oyó a su perro gemir desconsoladamente. El sujeto no se lo pensó dos veces y cogió una escopeta del calibre 12. A continuación, se dirigió con ella hacia el tejado de un almacén de la finca.
Desde allí, el propietario de la plantación de marihuana podía otear el terreno y comprobar rápidamente el motivo de la alarma del animal. La respuesta no se hizo esperar. Al momento, el individuo observó cómo varias personas pretendían escalar el muro de piedra de su finca.
Acto seguido, el dueño comenzó a descerrajar perdigonazos con su escopeta a todos los intrusos que osaban introducirse en el terreno. El individuo no tenía la menor duda de que todos ellos pretendían sustraerle su tesoro más preciado: las plantas de cannabis sativa que él supuestamente vendía a terceras personas.
Los perdigonazos alcanzaron a uno de los tres intrusos que supuestamente pretendían colarse en la finca. Los otros dos acompañantes resultaron indemnes, pero emprendieron la huida.
Numerosos impactos
Este hombre recibió numerosos impactos que le causaron gran cantidad de heridas. Los perdigones le afectaron un glúteo, el muslo, la pierna, y el pie derecho. También le alcanzaron la parrilla costal derecha, en la parte posterior, y la pelvis derecha. Requirió una primera cura y un posterior tratamiento para extraerle los proyectiles.
Otros perdigones quedaron alojados en el hombro y hemitórax derecho. También la afectaron a un testículo. Los facultativos no consideraron conveniente, al menos de momento, su extracción.
La víctima tardó casi un año, 360 días, en curar de las lesiones que le causaron la lluvia de perdigonazos que le vino encima. Le quedaron varias secuelas funcionales y tumoraciones que causaron los perdigones que le quedaron alojados en el cuerpo.
A raíz de los disparos y de las lesiones que causaron los proyectiles, la plantación de marihuana que custodiaba férreamente quedó en evidencia. En primer lugar, efectivos de la Guardia Civil detuvieron poco después al presunto responsable de los perdigonazos.
El pasado 28 de septiembre se efectuó un registro en la parcela, donde se intervino la escopeta presuntamente utilizada para disparar los perdigones. También intervinieron 23 plantas de marihuana, que dieron un peso de 38,64 kilos. Podrían haber alcanzado en el mercado ilícito un valor de 39.355,52 euros.
El fiscal solicita para el acusado cuatro años de cárcel por un presunto delito contra la salud pública. También reclama una multa de 75.000 euros. Por las lesiones cualificadas pide para él otros cuatro años de prisión. El ministerio público insta a que indemnice a la víctima con 28,051,83 euros. Un total de 21.181,29 por las lesiones y 6.870,54 por las secuelas que le quedaron.
