La Audiencia de Palma ha confirmado íntegramente la condena de cuatro años y cinco meses de prisión para un joven conductor de un todoterreno por el atropello mortal de un ciclista en noviembre de 2012 en Artà, tras el que se dio a la fuga sin auxiliar a la víctima y quitó las placas de matrícula a su coche para confundir a los investigadores y dificultar su localización.

El tribunal de la sección segunda ha desestimado el recurso de apelación del acusado, de 32 años, que solicitaba su absolución, al entender que la sentencia del juzgado de lo penal 3 de Palma está "hartamente motivada", ya que el magistrado valoró debidamente la prueba practicada en el juicio y esta tiene la entidad suficiente para destruir la presunción de inocencia. Además, la sala destaca que comparte todos los argumentos del juez y hace hincapié en que las penas impuestas "son totalmente proporcionadas y adecuadas a la gravedad de los hechos". Así, la Audiencia ratifica el fallo de cuatro años y cinco meses de cárcel, así como la privación del derecho a conducir vehículos a motor durante tres años, lo que conlleva la pérdida de vigencia del permiso de conducir.

El tribunal ha concluido que el imputado es autor de tres delitos: un homicidio por imprudencia grave, omisión del deber de socorro y falsedad en documento oficial. El sospechoso circulaba con su todoterreno a una velocidad inadecuada sin prestar atención a lo que ocurría en la calzada, después de haber estado toda la noche de fiesta consumiendo alcohol y llevar más de veinte horas sin dormir, cuando arrolló a la víctima, Joan Roig, de 54 años y vecino de Sant Joan. No consta acreditado que estuviera bajo la influencia de bebidas alcohólicas, ya que fue arrestado diez horas después. El joven iba al volante de un turismo sin seguro que se hallaba en pésimas condiciones de conservación.

Los hechos ocurrieron el pasado 11 de noviembre de 2012, sobre las nueve de la mañana, cuando el acusado conducía un todoterreno Opel Frontera por la carretera de Can Picafort a Artà (MA-12). Al llegar al kilómetro 9,2 en el término de Artà, el sospechoso atropelló al ciclista, que circulaba en bicicleta por la línea del arcén junto con otros dos compañeros, al no percatarse de su presencia. Como consecuencia del impacto, Joan Roig salió despedido varios metros y cayó al suelo. Sufrió gravísimas lesiones como un traumatismo craneoencefálico y cervical con hemorragia interna, lo que le causó la muerte. Los otros dos ciclistas no resultaron heridos, pese a que uno de ellos cayó también al suelo a raíz del accidente.

El acusado, teniendo conocimiento del fuerte impacto que había provocado puesto que la luna delantera de su coche se rompió, continuó su marcha sin preocuparse del estado del perjudicado ni de lo que pudiera haber sucedido. De hecho, conociendo la gravedad de lo ocurrido, se dio a la fuga y se dirigió a una finca de su padre, donde quitó las placas de matrícula a su turismo y se las colocó a otro automóvil de la misma marca y modelo, con la intención de evadirse de la justicia y de ocultar el todoterreno con el que acababa de arrollar al ciclista. Con esta actitud, intentó confundir a los investigadores creando una apariencia falsa ante la eventualidad de que alguien hubiera podido anotar la matrícula.

Y, abundando en su comportamiento, se marchó hasta Artà sin matrícula y estacionó el vehículo siniestrado en una plaza de aparcamiento de su padre, situada en un garaje comunitario. El joven trató de romper la luna delantera a patadas y colocó encima una colchoneta de playa para ocultar los daños. La sentencia resalta la "sangre fría" con la que actuó para enmascarar los hechos, al ser consciente desde el primer momento.