Un hombre acusado de provocar un accidente de tráfico en el que murió una mujer cuando conducía ebrio esgrimió ayer durante el juicio su alcoholismo para ser absuelto. El sospechoso, que cuadruplicó la tasa máxima y dijo no recordar nada del siniestro, explicó que es adicto al alcohol y las drogas desde hace 30 años. Su defensa considera que padece un trastorno que le hace inimputable, mientras la fiscalía y la acusación particular piden para él penas de tres y cuatro años de prisión respectivamente por un delito de homicidio imprudente.

Los hechos ocurrieron en la tarde del 19 de diciembre de 2011, en el kilómetro 13,5 de la carretera Palma-Valldemossa, en una zona conocida como s´Estret. El turismo que conducía el procesado invadió el carril destinado el sentido contrario y chocó frontalmente contra otro coche, cuya conductora, de 61 años, murió en el acto. El acusado sufrió lesiones y fue trasladado a un hospital, donde se le extrajo sangre y se comprobó que cuadruplicaba la tasa máxima permitida.

El hombre, de unos 50 años, explicó ayer en un juzgado de lo penal de Palma que no recordaba nada ni del siniestro ni de los días anteriores. "En aquella época bebía mucho, consumía cocaína y tomaba medicación contra la depresión, pero ese día no sé qué bebí. No recuerdo nada, sé dónde fue el accidente porque me lo han dicho", explicó el hombre, que relató cómo había pasado por varios centros de desintoxicación de los que acabó marchándose antes de acabar los tratamientos. "Consumo alcohol desde los 18 años y cocaína y benzodiazepinas desde los 23 y me han diagnosticado un trastorno mixto de la personalidad", concluyó. Tras el siniestro, ingresó en un centro de internamiento de la península para drogodependientes, por lo que lleva casi dos años de abstinencia.

Una testigo del accidente mortal explicó que el turismo del acusado iba haciendo eses por la carretera. "Parecía que el coche iba solo. Me salí de la carretera para evitar chocar y nos dio en el lateral. Rompimos una ventanilla para poder salir y entonces vimos que le había dado al coche de detrás", contó la joven.

Un agente de la Guardia Civil que investigó el siniestro aseguró que no encontró ninguna huella de frenada del coche que conducía el acusado. "No se dio cuenta y no hizo nada para evitar la colisión", afirmó el investigador, que señaló que por el tipo de accidente pidieron al hospital que extrajera sangre al sospechoso para comprobar si estaba ebrio.

El psiquiatra Miguel Lázaro, que declaró como perito a propuesta de la defensa, aseguró que el acusado padece un trastorno psiquiátrico y lo definió como un "enfermo crónico incurable". Lázaro destacó que hace "31 años que es adicto al alcohol, la cocaína y las benzodiazepinas, lo que le ha provocado una atrofia de los lóbulos centrales. Tiene el cerebro de una persona de 80 años". Además, añadió que no podía controlarse y que su consumo era "compulsivo".

La defensa alegó en sus conclusiones que el procesado es inimputable porque tenía las facultades anuladas por su alcoholismo, mientras la fiscalía solicitó tres años de prisión y la acusación particular cuatro por homicidio imprudente.