Otra de las pruebas fundamentales que puso a la Guardia Civil sobre la pista de los jóvenes Andreu Coll Tur y su amigo Francisco Abas fue el testimonio de un vecino de Alaró que explicó que la madrugada del crimen, el pasado 30 de junio, se topó con los dos muchachos circulando en su Audi TT. Eran pasadas las tres y media de la mañana cuando se cruzó con los dos sospechosos que iban en el flamante deportivo. Los dos imputados, ahora ya en prisión, regresaban a casa después de haber dejado abandonado el cadáver del empresario dentro de su Land Rover en una finca a las afueras de Bunyola. Otros testigos también situaron a los dos muchachos en la carretera. Eso supuso una gran contradicción con lo que ambos declararon en un primer momento a los agentes. Según su versión, llegaron al chalé de Alaró a las doce y media de la noche y se quedaron a dormir allí sin salir en ningún momento del inmueble. La Guardia Civil lo tuvo claro: ambos mentían. Los dos asesinos confesos se encuentran ahora ingresados en la enfermería de la prisión, ya que se les ha aplicado el protocolo antisuicidio. El letrado de Francisco Abas, Antoni Monserrat, pedirá una pericial psiquiátrica de su cliente y que sea trasladado a la cárcel de Zaragoza, donde vive su familia.