Esquizofrenia paranoide, trastorno psicopático, trastorno del pensamiento con ideas delirantes de tipo persecutorio o bien ninguna alteración psíquica. Los peritos discreparon ayer sobre el estado mental de Mohamed E.B., el acusado de asesinar a un hombre e intentar matar a cuchilladas a otras nueve personas el pasado 23 de febrero de 2011 en Sant Antoni de Portmany (Eivissa). Durante la tercera sesión del juicio con jurado celebrado en la Audiencia de Palma, los expertos dieron cuatro diagnósticos posibles sobre su salud mental. En lo único que coincidieron los nueve especialistas que se hallaban en la sala es en no descartar que el imputado, un ciudadano marroquí de 44 años, sea un "simulador".

Los forenses recalcaron que ellos no apreciaron ninguna enfermedad mental en el sospechoso, que se enfrenta a una petición de condena de 84 años y medio de cárcel por diez delitos de asesinato, uno de ellos consumado y el resto en grado de tentativa, además de atentado, daños y dos faltas de lesiones. Según su versión, no detectaron ninguna alteración en el pensamiento ni en el lenguaje. En cambio, la doctora de la prisión de Palma manifestó que Mohamed E.B. tiene diagnosticada a día de hoy una esquizofrenia paranoide y que, además, está siguiendo un tratamiento con fármacos antipsicóticos.

Por su parte, el psiquiatra de la cárcel que visitó en una ocasión al hombre señaló que este padece un trastorno psicopático y que en el momento de los hechos pudo sufrir un brote psicótico o un trastorno delirante. El facultativo no descartó que este estado hubiera aflorado como consecuencia de un consumo prolongado de cannabis: "A veces, la droga se convierte en el detonante y hace que el trastorno se exteriorice". El experto también indicó que en determinadas circunstancias, tras un brote psicótico, la actitud del paciente puede cambiar de forma chocante e incluso llegar a calmarse sin ningún tipo de medicación. Según su versión, esto explicaría el hecho de que Mohamed E.B. se tranquilizara instantes después de ser detenido por la Guardia Civil y la Policía Local de Sant Antoni en plena calle, así como que permaneciera en el hospital de Can Misses calmado. Respecto a la esquizofrenia, el psiquiatra aseguró que no era muy normal que apareciera a los 40 años de edad, porque lo habitual es que se manifieste de forma constante. El médico también señaló que cabía la posibilidad de que el imputado actuara movido por la rabia al ser desahuciado y haberse arruinado. "Mi impresión es que algo hay o algo había. En psiquiatría, los límites no son claros. No se puede excluir nada", detalló.

La última en declarar, una psicóloga propuesta por la defensa, mantuvo que el acusado padece un trastorno del pensamiento con ideas delirantes de tipo persecutorio. Según su tesis, en el momento de los hechos, Mohamed E.B. tenía sus capacidades cognitivas y volitivas alteradas. "Él entiende una realidad diferente a la que es. Él sabe que acuchillar o matar no está bien, pero considera que defenderse va por encima de esto. En ese caso, él se estaba defendiendo porque se sentía amenazado y perseguido. Con un trastorno, sus capacidades estaban anuladas", apuntó la experta.

El acusado exagera

La psicóloga reconoció que en una primera prueba detectó indicios de simulación en el hombre, pero luego este extremo lo descartó con otro estudio. La especialista también apreció que Mohamed E.B. exageró ciertos síntomas: "Exagera en el tema de la memoria cuando dice que no recuerda nada de lo ocurrido. Algo sí que recuerda. Y la tristeza no es tan fuerte como él comunica".

La experta destacó que siempre hay un factor desencadenante de la reacción paranoide: "Él se veía en la calle y ese factor pudo de-sencadenar la situación. Estaba en una situación límite, extrema, al quedarse sin hogar. En casos extremos, puede reaccionar así". Otro factor que pudo derivar en el ataque con el cuchillo fue que el imputado vio a unos marroquíes charlando en el supermercado Suma de Sant Antoni y él dice que hablaban mal de él, según la psicóloga, que no pudo explicar la razón por la que luego no apuñaló a estos compatriotas y sí a otras personas desprevenidas.

Dos forenses ratificaron que no detectaron alteraciones psicológicas en el acusado, quien tenía la conciencia clara y era coherente. Una de las doctoras señaló que si hubiera sufrido un brote psicopático agudo, hubiera sido "fácilmente detectable". "En un brote psicótico, no es posible que seleccione a las víctimas", concluyó otra facultativa.