Entre las cuestiones más debatidas acerca de la evolución humana se encuentra la del origen de Homo sapiens y las circunstancias que llevaron a la aparición de los humanos modernos con las mismas capacidades mentales que tenemos ahora. En realidad la historia comenzó a contarse al revés, comenzando por lo que supuso la entrada de los cromañones (humanos modernos como nosotros) en Europa hace cerca de 40.000 años con el despliegue maravilloso del arte rupestre de las cuevas del sur de Francia y del norte de España que se produjo poco después. La creencia de que esa mente simbólica excelsa habría aparecido en Europa y en época muy tardía, siendo por añadidura exclusiva de nuestra especie, supuso un conjunto de errores que ha costado mucho tiempo enmendar. Pero había que hacerlo. Como los estudios genéticos indicaban que nuestra especie habría surgido en África hace cerca de 300.000 años, era necesario preguntarse por qué tardaron tanto en alcanzar la expresión simbólica propia del arte rupestre europeo y a qué podría deberse esa revolución mental.
La respuesta estaba en el extremo meridional de África. En la zona del cabo de Buena Esperanza, distintos yacimientos indicaron la transición hacia la llamada Edad Media de Piedra africana (MSA, en sus siglas en inglés), con presencia de pigmentos de ocre y de objetos decorativos (es decir, simbólicos) y con el desarrollo de técnicas de talla parecidas a las que los cromañones introdujeron en Europa. Pero todo ello en fechas mucho más antiguas que las de la llegada al Viejo Continente de nuestra especie. Por desgracia, los yacimientos sudafricanos de la MSA no contaban con los fósiles necesarios para identificar a los autores de esa cultura tan avanzada.
? El hallazgo el año pasado de fósiles semejantes a los humanos modernos asociados a herramientas de la MSA en Jebel Irhoud (Marruecos), con una edad de nada menos que 300.000 años, dio sentido al guión evolutivo de nuestra especie. Tendría la edad que calcularon los estudios genéticos y desde el primer momento habría contado con la mente que sabemos que tuvieron los cromañones y que tenemos nosotros.
Tres artículos aparecidos hace poco en la revista Science arrojan más luz acerca del acontecimiento evolutivo en África del Este que dio lugar a Homo sapiens. Tomados en su conjunto indican que una circunstancia ambiental —el cambio climático— forzó la presión selectiva que impuso ese episodio de especiación, unido a un cambio cultural de enorme importancia y a muestras inequívocas de la mente simbólica avanzada como son los pigmentos de ocre. Ese conjunto de fenómenos ha sido identificado en Olorgesailie (Kenia), con una edad de 320.000 años. Dicho de otro modo, las hipótesis acerca del lugar y el tiempo de aparición de nuestra especie se ven confirmadas. Pero ahora también sabemos que los neandertales compartieron con nosotros muchos de los rasgos mentales de los que estamos tan orgullosos.
