Los bailes tradicionales mallorquines han conquistado Edimburgo con sus jotas, boleros, fandangos y mateixes. Los reyes de tal hazaña han sido los Balladors des Raiguer, una formación de Marratxí que ha ejercido de embajadora del nombre de Mallorca en la 24 edición del Festival Internacional de Danza Folklórica de Dunedin Dancers, un certamen celebrado la semana del 15 al 23 de julio y que contó con la participación de grupos de Escocia (Dunedin Dancers), China (Chinese Arts Association), Polonia (Ojczyzna) y Croacia (Varazdinski Folklori). El director de la formación mallorquina, Diego Fernández, destacó que el ball de bot cautivó a los espectadores del festival escocés, sobre todo, por la alegría de sus bailes, el colorido del vestuario y las coreografías, "tan diferentes al resto de participantes en el certamen".

Un grupo de 26 Balladors des Raiguer puso rumbo hacia Escocia con toda la ilusión del mundo para exhibir los bailes tradicionales de la isla en Edimburgo y sus alrededores. En total, protagonizaron nueve actuaciones en entornos "impresionantes". Por ejemplo, recordó Fernández, danzaron a los pies del Castillo de Edimburgo. El director explicó que la primera actuación fue en Falkirk Whee, un "lugar espectacular en el que pudimos disfrutar de un paseo en barco por los canales". También visitaron Perth, la antigua capital de Edimburgo, "una ciudad muy bonita con unos edificios tan antiguos que parece que nos habíamos trasladado a otra época".

El grupo de balladors también lució el típico ball de bot en entornos como Anstrutjer, una ciudad pesquera con unos "parajes preciosos", o el Castillo de Stirling. De todas formas, apuntó su director, la actuación más importante fue en el teatro Church Hill, donde los cinco grupos participantes eligieron sus mejores galas para bordar sus actuaciones. En su caso, eligieron el vestuario de Mudat, "que imita las prendas típicas del siglo XVIII hasta principios del siglo XX".

Talleres

Pero no solo de demostraciones iba la cosa, los balladors mallorquines también tuvieron tiempo para aprender los primeros pasos de las danzas escocesas, polacas, croatas y chinas ya que cada grupo participante desarrollaba un taller para enseñar sus mejores danzas al resto de formaciones. En su caso, optaron por enseñar una jota y un fandango mallorquín. "La jota les era más difícil porque es totalmente diferente a lo que ellos bailan, en cambio, el fangando, al ser más lento y pausado, les fue mejor", rememoró el director de la formación. "Todos disfrutamos mucho con estos talleres", añadió. Y es que por las noches, los participantes del festival hacían un intercambio de bailes para demostrar lo aprendido en los talleres. En la velada mallorquina, los de Marratxí protagonizaron un recital con canciones mallorquinas como La Dama de Mallorca o el Fandango de Sa Fulla Caiguda. "Nuestro recital gustó mucho. Disfrutaron de escuchar nuestra música", remarcó Diego Fernández. También hubo intercambios de regalos. Así, no faltó la entrega de El Siurell, una figura tan característica de nuestra tierra.

Esta semana de convivencia con grupos folklóricos de distintos países y poder aprender sus bailes tradicionales ha sido una experiencia inolvidable para los Balladors des Raiguer, una formación del Pont d'Inca que nació hace cuatro años y que ya ha lucido los bailes mallorquines por Galicia, Alemania y ahora Escocia.