Cada vino, según sus características morfológicas, suele tener su época más apropiada para beberlo en el ciclo anual, aunque somos libres de consumirlos a lo largo del año. Otoño es siempre una estación gastronómica muy particular debido a ser prólogo de las navidades y del invierno, estaciones de gran soporte culinario, debido a los productos que ofrecen, especialmente en Mallorca. Gastronomía de buena mesa, merecedora de ser acompañada con los vinos Balears, especialmente los de Mallorca, a los que se pueden unir caldos españoles, incluidos algunos con toque especial.
Entre los vinos blancos llega el nuevo vino blanco de la Familia Torres (Villafranca del Penedés), el Sons de Prades 2014, elaborado con Chardonnay, cuyas uvas proceden de las viñas de la Finca Milmanda (Conca de Barberá). Con una fermentación especial y una crianza conjunta de seis meses en roble francés, se inclina hacia pescados recios, salmón ahumado, mariscos o fiambres navideños con huevo hilado. Otro blanco para este menú es el Huno White 2015, solo Chardonnay, con cuatro meses en barricas francesas, de la bodega Pago los Balancines, en Oliva de Mérida. Al ODA Blanc 2015, de la bodega leridana Castell del Remei, de Macabeo y Chardonnay, con crianza en sus lías, también le va la gastronomía de los dos vinos anteriores.
De la colaboración de Terra de Falanis (Felanitx) con bodegas de la DO Montsant, aperece un nuevo tinto, en esta ocasión el Plic, Plic, Plic 2015, de Garnacha, Carillena y Sirah, con seis meses de crianza en barricas francesas y Estados Unidos. Le van los arroces de garriguer, guisos de cuchara y lo que salga de una parrilla campestre. Con casi un año en barrica está el tinto extremeño Huno Blend, en donde se han unido Garcha Tintorera, Syrah, Tempranillo, Cabernet Sauvignon y Graciano, elaborado por Pagos de Balancines, idóneo para guisos de campo, setas, fricandós, caza, volatería de granja, asados, embutidos mallorquines o recetas de matança. El Sela 2013, de las riojanas bodegas Roda, en donde casi todo es Tempranillo con algo de Garnacha, más un año de crianza en barrica francesa, ligando con el recetario anterior. Aceptado también por el Pruno 2014, de Finca Villacreces, de la DO Ribera del Duero, con mando de la Tempranillo y algo de Cabernet -maduró un año en barricas nuevas galas-. A este cuarteto de Baco se une el tinto ODA 2014, nacido de unir Merlot y Sauvignon, con un año en barricas francesas y americanas.
Para caza, fiambres de lechona, pavo, oca, pasteló de liebre, ibéricos, capones, paletillas de cordero o quesos maduros barajamos tres tintos, comenzando por el Rioja Vega Edición Limitada, con dominio del tempranillo y un 15 % de Graciano, madurando 14 meses en barrica americana. Le sigue en esta línea de delicadeza el Finca 3.9 2011 de Abadal, de la DO Bages, con las uvas galas Cabernet Sauvignon y Syrah, y un año en barrica. Completa el trío para estas sugerencias para el paladar el Hipperia 2012, de la bodega Vallegarcía (Montes de Toledo), con el que celebra su décimo aniversario. Se realizó con las Cabernet Sauvignon, Merlot, Cabernet Franc y Petit Verdor, y un año en barrica nueva francesa.
Mariscos, especialmente ostras, centollas o escopiñas menorquinas, pescados al horno y asados de pavo, lechona, sin olvidar aperitivos y las recetas golosas, especialmente de los conventos mallorquines, tienen en los cavas buenos aliados, como el Gran Reserva Brut Juvé & Camps elaborado con Macabeo, Parellada, Charel·lo y Chardonnay, con larga crianza. A él se une el AA Laietà G R 2013, con 30 meses madurando, de Alta Alella Privad, y en formatos Magnum, tradicional y media botella. El terceto lo completa el Tutum Ba, creado en Rocafort de Queralt (Conca de Barberá) para la bodega mallorquina Falanis, con las variedades Xarel·lo, Macabeu y Parellada), que maduró 22 meses en botella.
