Antoni Despuig nació en Palma en el abril de 1745. Era el noveno hijo de los condes de Montenegro y Montoro. Tras estudiar en el colegio de San Martín de Palma, ingresó en la Universidad de Mallorca donde se doctoró en derecho. Aunque manifestó su vocación a la vida castrense, su padre quería que se hiciera religioso, y llegó a ser nombrado cardenal. Tras instalarse en Roma, Despuig decidió crear un gabinete de arte y arqueología. Y pensó que Raixa sería el mejor lugar para depositar su colección, un conjunto de obras que consiguió a través de tres vías: la excavación -principalmente en la finca de Ariccia, cerca de la capital italiana-, la compra a anticuarios y la reproducción de piezas históricas. Y tal y como había planeado junto a su hermano Joan, su colección fue traslada poco después a la finca mallorquina, donde los escultores Cortés y Melis se encargaron de la restauración. Este museo en Raixa se mantuvo hasta finales del siglo XIX, aunque el cardenal falleció de un ataque al corazón en 1813 y no pudo disfrutar de sus últimos años de vida en la isla.