Casi podríamos hablar de un subgénero teatral, o como mínimo de una cierta línea de escritura dramática, con piezas como Arte, El nombre o ahora Nuestras mujeres. Son textos de procedencia francesa (Vive la France, por cierto), que pivotan sobre uno de los deportes nacionales galos: discutir, polemizar, desmenuzar los argumentos hasta las mónadas. Sin ir más lejos, Gabriel Olivares, director del presente espectáculo, ya se hizo cargo de una exitosa versión de El nombre que vimos hace un año.
El español, por lo que sea, no es tan dado a tamaño refinamiento, y por eso mismo estas adaptaciones en parte aciertan y en parte no tanto. El traspaso a nuestro ámbito más cercano se queda a medias (el personaje de Gabino Diego se llama Pablo en la página izquierda del programa da mano y Paul en la página derecha; aunque sea una errata, resulta sintomática) y a mayor abundamiento estos tres amigos de posición acomodada nos resultan bastante lejanos, con la que está cayendo. Sin embargo, la sustancia teatral es potente, la carpintería hábil, los recursos efectivos, el ritmo adecuado y los tres intérpretes, excelentes. Así que el espectador pasa por alto algunas incoherencias y, a partir de un principio notablemente frío y poco convincente, va dejándose envolver en una espiral de comicidad, jalonada por pinceladas dramáticas, que acaba funcionando de manera satisfactoria.
Nuestras mujeres da también para la inagotable reflexión sobre la pareja y, aunque bordea la espinosa y repugnante violencia machista, lo hace de modo delicado y lateral. Es un espectáculo con que pasar un buen rato.
Nuestras mujeres
Auditòrium de palma
Autor: Eric Assous. Dirección: Gabriel Olivares. Intérpretes: Gabino Diego, Antonio Garrido y Antonio Hortelano. Escenografía: Anna Tusell. Vestuario: Libert Lado. Iluminación: Carlos Alzueta.
