El debate acerca de cuándo llegaron los humanos por primera vez al continente americano, y cómo lo hicieron, lleva décadas de trayectoria. La cultura americana dada inicialmente por más antigua, la Clovis, cuenta con cerca de 13.000 años. Ésta habría sido la cifra de la entrada de Homo sapiens en el continente ninguna otra especie de las del linaje humano lo hizo pero las evidencias acerca de ocupaciones anteriores fueron llevando hacia atrás más y más las fechas con el añadido de que algunos de los indicios se referían a la presencia humana en el extremo meridional de América. Tom Dillehay, arqueólogo del departamento de Antropología de la Vanderbilt University en Nashville (Estados Unidos), sostuvo en 1997 que el conjunto de herramientas del yacimiento de Monte Verde en Chile tiene una antigüedad superior a los 14.000 años, mayor pues que la cultura Clovis de Norteamérica. Ni que decir tiene que esas apreciaciones fueron muy criticadas, en particular porque los indicios de presencia humana eran dispersos y discontinuos frente a lo que cabe esperar de una ocupación permanente e intensa del territorio. A partir de esas dudas se produjo una discusión metodológica de carácter más bien académico acerca de lo que cabría considerar un "yacimiento válido" para la documentación de poblaciones humanas.
Dillehay y colaboradores han publicado en la revista electrónica PLoS ONE los resultados de nuevas excavaciones en Monte Verde que ponen de manifiesto la presencia de un horizonte estratigráfico, el MV-II, acorde con los criterios de validez y de una edad de 14.500 años. Sus condiciones paleoclimatológicas corresponden a un entorno boscoso templado y los restos de ocupación humana incluyen estructuras de habitación permanente en forma de tiendas de campaña, hogares para el fuego, plantas comestibles, huellas de pisadas y artefactos de caña, madera, hueso y piedra, con puntas de flecha, boleadoras y lascas.
Otro yacimiento más antiguo de Monte Verde, MV-I, había proporcionado indicios que apuntaban hacia la presencia humana en Chile en una época incluso anterior, más fría aunque no glacial: tres posibles hogares de arcilla y 26 instrumentos de los que al menos seis de ellos sugerían modificación antrópica. Por desgracia esos indicios no cumplían con los requisitos para documentar una ocupación permanente. Pero el trabajo reciente de Dillehay y colaboradores se ha encaminado a dotar de solidez a los hallazgos de MV-I logrando identificar restos quemados de fauna, piedras esféricas que han sido transportadas y lascas talladas cuya datación retrasa hasta 18.500 años la presencia de los humanos en Chile. Como ha comentado Ann Gibbons en Science al referirse a esos nuevos hallazgos de Monte Verde, habida cuenta de que la pruebas genéticas indican que nuestros antepasados abandonaron Siberia hace cerca de 23.000 años, lo cierto es que tardaron muy poco en alcanzar el extremo meridional de América.
