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FesJaJa!!!

Riki López entona 20 años de "carrerilla"

El cantautor cómico prefiere hablar de trayectoria que de carrera. "Eso suena a tener prisa y prefiero disfrutar del camino, del trayecto", aclara. Su especial aniversario tendrá lugar en el Trui Teatre este domingo

Riki López, músico y cómico que cumple dos décadas sobre los escenarios, sostiene un programa del FesJaJa. b. ramon

Lleva el apellido de su madre, María Antonia López, y ella es su primer fan. "No se pierde una actuación mía desde el día que nací", asegura Riki López, cantautor y cómico a partes iguales que el próximo domingo pondrá la guinda al FesJaJa!!! con 20 años de carrerilla, espectáculo para el que promete "muchas experiencias, muchos amigos y, sobre todo, muchas risas".

¿Por qué 20 años de carrerilla y no de carrera? "Como dijo Javier Krahe: ¿Carrera?, ¿qué carrera? Que corra el atleta. Prefiero la palabra trayectoria porque carrera suena un poco a tener prisa y prefiero disfrutar del camino, del trayecto", explica.

El show del coordinador del FesJaJa, festival en el que actuó hace dos años, tendrá lugar en el Trui Teatre, a partir de las 12 horas del día 22, y estará presentado por Agustín El Casta, "el referente del humor balear" y la persona que le apadrinó en sus inicios, "cuando empecé en el Café de Cala Gamba. Él me enseñó a maquillarme", apunta con una sonrisa.

Entre sus amistades pisarán el escenario Quequé -habrá actuado dos días antes en el Xesc Forteza-, los integrantes del grupo musical Monkey Doo, el bajista Pep Estrada, el percusionista Pep Lluís García y el guitarrista Álex Maldonado.

Cuenta Riki López que siempre se ha sentido querido por sus compañeros de profesión, él que anda "a caballo" entre cantautores y humoristas, dos mundos del que se nutre su arte. "Llevo dos décadas viviendo entre líneas y nunca me he sentido un intruso, ni en el terreno de la canción ni en el del humor. Yo no le piso la cola a nadie", advierte.

En este "especial aniversario" del Trui cantará lo que le apetezca "porque resumir veinte años en hora y media es imposible", aclara. "He escogido las que tengo más a mano. Mi entorno se lo toma más como una boda que como un bolo. Yo no siento ninguna presión. El público ya está ganado".

Actuar en una matinal tampoco le asusta. "Estuve muchos años con Gomaespuma y me conozco esos horarios", señala. "Trabajar en aquel programa fue una bendición. Recién llegado a Madrid besé el santo. Con Juan Luis Cano y Guillermo Fesser aprendí a tomarme todo esto en serio, aunque siempre he estado más cerca del amateurismo, del amor, que de lo profesional".

Fue en Sa Finestra, el desaparecido local de la zona de Gomila, donde a Riki se le despertó el gusanillo de los escenarios. "Si Daniel Higiénico hace eso, yo también puedo", se dijo a sí mismo. Y así fue. El 22 de noviembre de 1995 ofreció su primera actuación remunerada, "con 15.000 pesetas" recuerda, en el Café Akelarre de Ciudad Jardín. "Vinieron a verme mis amigos. Yo no era muy consciente de por dónde iba a tirar. Iba del rollo cantautor y, quizá por cobardía, acabé tirando del humor", relata.

Desde entonces, su público no ha dejado de crecer, sobre todo después de que una de sus canciones, Hombre despechado, se convirtiera en canción talismán apadrinada por la selección española de baloncesto de 2006, cuando se hizo con el título mundial de campeones.

"Tengo un público muy fiel y eso es de lo que más orgulloso estoy. Tengo el público que me merezco", afirma.

Un público que se desternilla con su "humor personal, un humor muy de piel para adentro, siempre con el lienzo de la tristeza. Ese es el gran cometido, coger un tema adverso y darle la vuelta hasta convertirlo en algo gracioso".

Pero que nadie espere referencias a la última pesadilla, los atentados de París. "Es más efectivo evadirte, y más aún con una herida tan abierta como esa. Nunca he funcionado con la actualidad genérica, sí con la que uno siente. No es que me imponga límites, es algo que me sale de modo muy orgánico. No hablo de eso no porque no me convenga sino porque no me sale", espeta.

Poco amigo de los estudios de grabación, el último trabajo discográfico de Riki se remonta a 2008, cuando publicó Buenrollitina. "Soy más del directo. Nunca escucho mis discos, no me siento representado del todo en ellos", confiesa.

Tras el concierto del domingo piensa tomarse "un año sabático" y, posteriormente, "reinventarme, quiero hacer cosas nuevas y no mirar atrás. Eso de reinventarse siempre es positivo, para oxigenarse", recomienda.

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