El pasado 7 de noviembre se cumplieron cien años del nacimiento de Albert Camus. Mallorca lo celebró con iniciativas que fueron impulsadas, entre otras personas, por el colaborador de DIARIO de MALLORCA Francesc M. Rotger. Una de las propuestas difusoras de la figura del escritor fue el volumen que ahora ve la luz: Albert Camus i les Balears, editado por Documenta Balear y coordinado por el crítico teatral de este periódico. El proyecto editorial, en el que ha colaborado el Institut d´Estudis Baleàrics, partió de una constatación: por un lado, la inexistencia de un libro específico -sí se encuentran materiales sueltos- que profundizara en los vínculos baleares del Nobel y, por otro, la necesidad de fijar en el tiempo y en un único tomo esa ceñida relación con el archipiélago.

En primer lugar, destaca Rotger, hay que consignar que la familia materna de Camus procede de Menorca. Un aspecto de su biografía investigado y plasmado en el libro de Documenta por la filóloga de Ciutadella Josefina Salord. "Su madre se llamaba Catalina Sintes Cardona. La abuela del escritor era concretamente de Sant Lluís", comenta el también coordinador de Bellver, suplemento cultural de este rotativo. "Su progenitora ya nació en Argelia", detalla. "Y es que entre 1830 y 1836, una época que coincide con los inicios de la colonización francesa de Argelia, aproximadamente el 20% de la población de Menorca emigró a causa del hambre y la miseria a este país del Magreb", apunta Rotger, un aspecto que en el volumen es desarrollado por el historiador Joan Borràs Reynés. "Allí, el autor de El extranjero se quedó huérfano con un año; su padre falleció en la I Guerra Mundial", comenta el coordinador del volumen, que en todo momento destaca la estatura moral y la vigencia de este intelectual fallecido en 1960. En los capítulos de Salord y Borràs se constata también el origen humilde del Nobel: "Su madre y su abuela eran prácticamente analfabetas y sus tíos eran toneleros", relata. Profesión que comenzó a desempeñar Camus de muy joven. "También se volcó en el fútbol. Era el portero del equipo porque era el puesto en el que se gastaban menos los zapatos -refiere-. Gracias a la escuela pública, llegó al instituto y posteriormente a la universidad", agrega.

¿Hablaba catalán el Nobel? "Debía conocer algunas palabras, pero poca cosa. El español tampoco lo hablaba, pero sí tradujo al francés y con ayuda algunas obras de Calderón o el Cant espiritual de Joan Maragall", explica Rotger.

Sus antecedentes le asocian indefectiblemente al archipiélago, a esa luz del Mediterráneo a la que siempre regresaba; no en balde, la primera vez que Camus salió de Argelia recaló en Mallorca y Eivissa, un viaje del que dejó constancia en sus cuadernos de notas autobiográficas o Carnets y en el relato Amor por la vida.

Señala Rotger, autor del capítulo dedicado a Mallorca, que el escritor arribó a la isla el verano de 1935, en los meses previos a la Guerra Civil. "Llegó con su mujer Simone Hié. Estaban recién casados. Ella tenía problemas con las drogas y al parecer en Palma había una institución especializada en el tratamiento de adicciones", relata. Estuvieron en la isla entre una semana y diez días. Además de Palma, recorrieron la costa de Miramar, Valldemossa, Sóller, Felanitx y Pollença. En la isla pitiüsa, a la que le dedica un texto la filóloga Helena Tur, fueron huéspedes de Eivissa capital y Santa Eulària.

La huella de aquel viaje rebrotó, dos años más tarde, en el primer libro que publicó el escritor, El revés y el derecho, una compilación de historias a nado entre la narración y el pensamiento ensayístico. Amor por la vida lo dedicó a su travesía balear. Tres escenarios centran la atención de Camus: "un cabaret en la zona de la plaza Mayor de Palma; el claustro de Sant Francesc y las terrazas del Port d´Eivissa", enumera Rotger, quien cree que el autor no pudo visitar Menorca por las complicaciones en las comunicaciones y el mayor desarrollo turístico de las otras dos islas. "De todos modos, él no pudo regresar a Balears ni al resto de España, país que le interesaba muchísimo, porque siempre se opuso a Franco", sostiene.

Si estas alusiones camusianas al archipiélago son acaso las más conocidas, Rotger ha detectado en los Carnets del Nobel otras, escritas 20 años después de aquel viaje. "Hacer la lista de los lugares donde he pensado que podía vivir o morir. Siempre en ciudades pequeñas". "Aquí cita dos de Argelia, dos de Provenza y Valldemossa", detalla Rotger. En otro de sus desplazamientos entre Argelia y Francia, anotó: "Desde el avión, en plena noche, las luces de las Baleares como flores en el mar".

La académica Carme Riera es la prologuista de una obra que presentará también en la Biblioteca de Babel el próximo día 17. "Además de hablar de El extranjero y de la versión cinematográfica de Visconti, la autora relata que la asistenta que trabajaba en su casa cuando era pequeña tenía una hija que servía en casa de Camus en Francia", refiere el colaborador de este periódico.

El volumen se completa con una introducción de la filóloga Carlota Vicens y un estudio del también colaborador de Bellver Carles Cabrera acerca de la relación de Camus con la literatura y el teatro del ámbito de lengua catalana. "Influyó mucho a Baltasar Porcel y a Blai Bonet", subraya Rotger. Asimismo, el lector se encontrará con las palabras de Hélène Rufat sobre las relaciones que mantuvo con el exilio español y, por último, con un texto de Nadal Suau que analiza los paralelismos entre el autor de La peste y Cristóbal Serra.