María Luisa Merlo. Actriz. Hija de Ismael Merlo, mujer durante 16 años del desaparecido Carlos Larrañaga, madre de Amparo Larrañaga y Luis Merlo, suegra de Maribel Verdú, cuñada de Amparo Rivelles€ La vida de María Luisa Merlo (Valencia, 1941) resume gran parte de la historia de la escena española.

­ Villa Puccini es el último proyecto de María Luisa Merlo tras abandonar Quizás, quizás, función que la reunía en el escenario con su exmarido Carlos Larrañaga, muerto el pasado 30 de agosto. De nuevo en la brecha, la actriz habla de su familia, de sus planes en la escena y del teatro. Ella ha sido "demasiado usada" y ya no se "pringa" por nadie, afirma, pero ha llegado el momento de que los jóvenes se movilicen.

-Sola con una soprano en el escenario. ¿Son las exigencias del nuevo teatro, más económico?

-Yo por económico ya no haría nada en la vida. No me compensa. Es por calidad. Me enamoré de lo que cuenta y canta Villa Puccini, aunque no haya decorado. Mi personaje rememora su vida y Emilia Onrubia es mi recuerdo, como me veo de joven cantando el último día antes de retirarme. Al final es un drama, como todas las óperas.

-¿Y a usted le hubiera gustado ser cantante de ópera?

- Lo que quise ser, y fui, es bailarina. El ballet y la ópera me entusiasman, pero la ópera es la única cosa que has de nacer con voz y yo no tengo, por desgracia.

-¿Las tablas le ayudan a sobrellevar las penas?

-Mucho. Meterte en otro personaje, tenerlo que estudiar y tener que viajar te quita penas. En este momento me viene muy bien.

- ¿La obra ´Quizás, quizás´ la tiene aparcada tras la muerte de Carlos Larrañaga? ¿La retomará con otro actor?

-La tengo rota en mil pedazos. No la retomaré jamás después de haberla ensayado con Carlos. Se me ha ido media vida.

- ¿Qué es lo último que le dijo a Carlos Larrañaga?

- Me lo dijo él a mí. Como un mes antes de su muerte me rompí la rodilla, me llamó y me gastó la broma de que si no íbamos a poder debutar por mi culpa. Ya estaba mal y creo que sabía en su fuero interno que no íbamos a estrenar. Recuerdo esa conversación con muchísima ternura.

-¿Se ve como ejemplo de buena relación con un ex, aunque su relación la definió en alguna ocasión como una guerra civil?

- Sí, el matrimonio no fue tan bueno como el posmatrimonio. Tengo recuerdos muy buenos, de complicidad total. Por eso nuestros hijos han salido tan bien. Pero cada pareja es un mundo. Mis padres se separaron teniendo yo nueve años y fueron los mejores amigos del mundo (mi madre murió de la mano de él): así es como me han educado.

- Los Merlo-Larrañaga son la familia más grande en la escena española. ¿Esa tradición de las sagas se perderá?

- Yo ya soy tercera generación. Mis hijos son cuarta. De mis nietos, los tres mayores no han querido saber nada, pero el pequeño estudia arte dramático en el colegio. Igual nos sorprende. Ojalá, porque no puedo decir nada malo de esta profesión: a todos nos ha ido muy bien y la amo profundamente.

- ¿A su nuera Maribel Verdú le da algún consejo?

- No. En esta familia no nos damos consejos. Lo que hacemos es conversar sobre los papeles, algo más inteligente que dar consejos.

- Alguien también de la familia, Amparo Rivelles, optó por retirarse hace unos cuantos años. ¿Usted, como ella y la soprano de ´Villa Puccini´, piensa en ello?

- Sí. Lo haré en tres o cuatro años. Eso digo, pero estoy tan bien físicamente€ Aunque nunca sabes cuándo te va a empezar a fallar la memoria, el oído o vete a saber qué. Tengo planificados 4 o 5 años más de trabajar y luego irme por la puerta de atrás, sin que se entere nadie, como la Rivelles.

-¿Realmente es marciana, como ella la califica?

- Es la primera persona que se dio cuenta de que yo estaba en un universo paralelo. [Ríe] Tenía 21 años cuando me conoció y me dijo eso por primera vez.

- ¿Ha llegado el momento de movilizarse por el teatro y la cultura o usted no es de manifestaciones?

- He sido demasiado usada y no me pringo ya por nadie, pero ha llegado el momento en que los jóvenes deben hacerlo. A mí me duelen las piernas de manifestaciones y huelgas para luego este retroceso de la cultura, que no le ha importado mucho a ningún gobierno. Dicen que nos gobierna la Merkel. ¡Qué mentira! A ella no se le ocurre poner un IVA del 21 % a la cultura, porque se la comen los alemanes.

- ¿Se ha sentido utilizada por los políticos?

- No. Siempre he hecho lo que me ha dado la gana.

- ¿Valencia es hoy para usted un lugar para la nostalgia?

- Me siento muy valenciana. Somos como los italianos, que llevamos nuestra cultura allá donde vamos. Cuando te descuidas estás comiendo paella los domingos con toda la familia en cualquier lugar del mundo. Me siento en la cultura valenciana, aunque hay un dolor por quienes me han desaparecido. Mi niñez fue maravillosa aquí.

- ¿Su relación con la televisión es ligera por voluntad propia?

- No, ¡qué va! Es porque ahora no llaman a la gente mayor bien conservada. Es raro, pero hay que estar más viejecita para hacer de abuela. Hace como dos años que mi teléfono no suena para hacer televisión. Ellos se lo pierden, porque si alguien sabe hacerla es esta familia y esta generación, que la inventamos. Todo el teatro lo he aprendido en televisión.