Es enero y digo Palma, pero debería decir Mallorca entera. Es lo que tiene tener un pasado tan ligado a las tradiciones del campo, desgraciadamente olvidadas. En esencia. A pesar de Sant Antoni, que nos convierte en payeses por un día, y de Sant Sant Sebastià, que nos saca a la calle para ese enorme botellón autorizado estilo campestre que se celebra en las avenidas más elegantes convertidas, gracias al fuego, el humo y a algunos estilismos propios de la Puerta del Sol, en una movilización de indignados. No todos somos iguales. Ni pensarlo. Excepto, ya se lo contaba la semana pasada, cuando nos vestimos de campo para pasear por Ciutat. Y por los todoterrenos inmovilizados en aceras que nos hermanan a todos. Hábito de caza y supertodoterreno es un tándem irresistible que causa estragos en la mejor y en la todavía mejor buena sociedad.

El look inútil, sálvese quien pueda, y yo el primero, que soy un incondicional de ese estilo británico que tanto triunfa entre los isleños más in. Incluso entre aquellos a los que ha sorprendido que me refiriera a Antonio Alemany como un bien nacido, un señor de toda la vida. Protestan ante semejante atrevimiento. Nunca ha sido uno de los nuestros aunque lo pareciera, dicen. Me parece cruel desposeer de cierto pedegree, es Dezcallar de segundo, a quien ha frecuentado hasta hace muy poco los salones más elegantes de la capital mientras era jaleado hasta la extenuación por los que comulgaban con sus ideas conservadoras que tanto bien han hecho. Su mujer, además, sigue siendo la dama elegante, impecablemente vestida siempre, delgada y fina como un junco, que tanta planta hacía en las veladas, a veces demasiado convencionales y poco coloridas, que frecuentaban un día sí y otro también. Fueron perfectos para recibir en su balcón de la plaza de Sant Francesc a la familia Urdangarin de Borbón al completo en una Semana Santa que ya no volverá. Hoy lo están pagando sin desatar envidias de ningún tipo, claro. Desatando sí lenguas viperinas que reniegan haberles acunado. Nadie quiere estar en su piel, a pesar de las llamadas de ánimo y consuelo que el matrimonio recibe a diario. Las caídas en sociedad se pagan caras. Muy caras.

Se habla más de los Alemany que de los Matas porque el expresident y su esposa fueron útiles, pero siempre extraños en un mundo que se rige fundamentalmente por el parentesco y la pureza de sangre. A Dios gracias estamos salvados. El señorío lo salva todo. Quizás por eso, porque se siente a salvo, Maite Areal sigue paseándose tan tranquila por el centro subida a sus altísimos topolinos de marca carísima, leggings apretadísimos y amplio chaquetón de factura buenísima. El bolso siempre grande. Como antes. Va vestida de rica, lo que era o es. En definitiva, poniendo al mal tiempo buena cara, estiradísima por cierto. Cada vez más vitaminada y botoxeada. Cuesta una fortuna estar divina. Me cuentan que el otro día se hizo un completo en un prestigioso centro de belleza de Palma por el que pagó un potosí. Un servidor desearía ser malo para contarlo al detalle. Daría lo que fuera, pero me da lástima, que quieren que les diga. Cuando escucho al pueblo llano, que está hasta las mismísimas narices, comentando frente a la fachada del palacete más famoso de España, con permiso del de los Duques de Palma, que más parece un búnker galáctico, siento una inmensa lástima. Aunque no tanta como la que me ha producido leer el último libro de mi compañera y amiga Pilar Eyre, que es una señora estupenda y de verdad, además de magnífica escritora.

Con La Soledad de la Reina pienso que se le ha ido un poco la pluma. Presenta "desde el respeto" a una Doña Sofía descarnada. Seca, antipática, sin amigos, una vida horrenda, cuajada de sufrimientos y humillaciones, en la que la ambición por el poder ha podido más que la dignidad como mujer. Se equivoca Pilar presentando a una Reina solitaria y triste sin más mundo que el que le ofrece la soledad de la Zarzuela. Doña Sofía tiene un mundo interior inmenso y muchos amigos que la acompañan en la vida y con los que comparte mucho más de lo que podemos imaginar. La vida de la Reina es rica. Una mujer capaz de cruzar el mundo varias veces en una sola semana para cumplir con la agenda oficial y acabar abrazando a un primo querido en cualquier castillo europeo donde disfruta de los placeres más íntimos, los que todos disfrutamos en la intimidad más íntima. No se entiende que una señora liberada como Pilar piense que en la vida de una mujer que ha superado la setentena lo único que importe sean las infidelidades de su marido. Sorprende que no nombre claramente a las amantes, de todos conocidas y fácilmente identificables, pese a los eufemismos. Que si la vedette, que si la actriz, que si la decoradora. ¡Qué más da a estas alturas de un trabajo tan bien hecho! Y sobre todo, ¿Qué aporta a la historia de un país que en estos momentos necesita de estabilidad institucional? Me temo que el libro ha estallado en las manos de la periodista amiga en el peor momento, incendiando una hoguera que no necesita más leña. Me muero por preguntárselo y contárselo, pero anda desparecida. La última vez que pude hablar con ella fue el sábado pasado, el día que el famoso libro salió al mercado. Sorpresa. Me dijo que lo había escrito en silencio para evitar presiones de la Casa. La entiendo. Al menos en Palma la reina es feliz, le comento. Me dice que no está tan segura. Al que seguro que el libro no debe agradar es a Joan Guaita. No tolera que se hable mal de nadie en su presencia. Menos de aquellos a los que ha tratado y respeta. Conozco varios casos y me gusta imitarle. Así que voy a lo mío, que es lo que de verdad nos relaja en estos tiempos de incertidumbre en lo que todo parece derrumbarse. Nos hemos convertido en una parrilla que quema a los más válidos. Injustamente.

Guaita estuvo en la fiesta que organizaron Marta Gil y su esposo Miquel Mascaró en su nuevo restaurante de la plaza del Olivar, el Verd i Verd, que no es un restaurante cualquiera. Marta dejó su trabajo en la banca porque ya no le satisfacía y reunió el valor suficiente para lanzarse y dedicarse a su pasión verdadera, la cocina. Había realizado en sus ratos libres cursos de cocina natural, macrobiótica y cocina energética fascinada por saber el poder de lo que ingerimos, además de satisfacer el paladar. Por ello ha abierto su restaurante soñado, especializado en proporcionar bienestar y tiempo. Marta regala tiempo, así de bonito, y es que el cliente, entre que pide el plato y lo ingiere, pierde pocos minutos. Sirve además productos ecológicos y cariño en la elaboración, se nota en el paladar al instante. Lo más son las ensaladas que uno puede confeccionar a su gusto y medida y los platos caseros de cuchara. Inés y Gerard Pasán, Marina Mascaró, María Juan de Sentmenat, Marta Aguiló y Macu Barceló con sus respectivos hijos, Roser y Toni Fuster, Juan Vaquer, Maite Cortés, Tomeu Vaquer, Antonio Álvarez-Osorio con su esposa, Manolo y Lola Arranz, Pedro Vaquer y Mercedes Tomé, Neus Esteban, Núria Mascaró, Marga Torres, Martina y Paquita Mascaró, Pep Colom o Maguy Vaquer no quisieron perderse la inauguración de este espacio que ha de dar muchas satisfacciones a sus propietarios y al magnífico equipo que han sabido crear para nuestro deleite. Inaugurar hoy un negocio merece un titular y todo nuestro apoyo. Por ejemplo, la guapísima Marina Galarzo ha inaugurado una nueva tienda "Jolie Jolie" en la calle Conquistador, frente al Parlament, que es una delicia con una selección femenina de precio asumible que encantará a todos. Merece una visita también y que la conozcan, porque el esfuerzo de estar y ser en el mercado de la calidad de los nuestros debe ser apoyado. Y eso se hace comprando a los de aquí.

Los chinos tienen ya suficiente mercado ¿no les parece? Somos lo que aparentamos. Por eso siempre es un placer ver a la bellísima Inga Escandell, esposa del cirujano plástico Javier Beut luciendo una belleza natural y sin artificios en la que el paso del tiempo añade más elegancia a un rostro que no necesita retoques ostentosos y que se adapta a la vida con la naturalidad que imponen las grandes mujeres. Inga es la mejor tarjeta de presentación de Javier como profesional y como persona. Su consulta especializada en párpados y narices lleva empleando prótesis de la casa Allergan y nunca han cambiado porque, como se ha demostrado, lo barato siempre sale caro. Sus mamas no causan problemas. Buena noticia. Su fundación Cirujanos Plásticos Mundi acaba de ser invitada al Parlamento de Bruselas como fundación innovadora en temas de educación, pero aquí no acaba porque está pendiente de la venida de Vicente del Bosque a Palma para la presentación de un libro, Urgencias vitales en el deporte, del doctor Hidalgo, que ya ha sido presentado en Salamanca y Madrid. Casi nada y desde la discreción más absoluta de este hombre que tanto ha hecho por los niños de labio leporino en Africa. Y por los albinos, en ese continente tan maltratados. Gracias a él, esta semana he conocido a una pareja extraordinaria, Nathalie y Jean Pierre d´Amico. Dos franceses de primerísimo nivel, vecinos en Neully de Nicolás Sarcozy, enamorados de Mallorca donde quieren hacer grandes cosas. Ella es una reputadísima agente de prensa especializada en grandes marcas de belleza. El, un cantante de éxito, conocido como Santiana, que tuvo una enorme popularidad en la Francia setentera con sus canciones de amor, vivas todavía hoy como clásicos. Les conoceremos mejor. Son vip de verdad.

Otro que no para es Dani Puig, un gran compañero en el extinto Bon día Balears junto a la inigualable Lina Pons. Hoy le vemos vestido ¡de amarillo! para su actuación en el Principal en la obra Cuentos para soñar, El musical, un recorrido en directo por las siete mejores producciones animadas de Disney que tanto gustan a grandes y a pequeños. Hora y media de espectáculo con 21 artistas de alto nivel en escena, magistralmente caracterizados y vestidos. Sorprendieron a todos. No quisieron perdérselo Jordi Calleja, acompañado por su familia, Tomeu Oliver, la nueva cara de Crónica d´Avui Virginia Quetglas, que acudió acompañada por el director y actor Pedro Victory, la periodista Sandra Llabrés, el gran Jaime Roig de Diego, o Leti Lope de Palma Aquarium, que es otro espectáculo digno de ver. Como es digno de vivir el ambientazo del restaurante Quina Creu de los hermanos Jaime y José Calafell, que han sabido crear un ambiente único y ecléctico que fascina a exigentes tan reputados como el arquitecto Antonio García-Ruiz y su esposa Angels Salleras, que acudieron a cenar acompañados de buenos amigos, Jorge Sainz de Baranda y su esposa Carmen Lliteras, cada día más estupendos y divertidos, y de Xisco Bergas y Joana Martorell, los creadores de Corpore Centre Pilates. Quinientos metros cuadrados dedicados al bienestar en la calle Unió. Lo más. Tras unos magníficos gin tonics preparados por el estupendo Fran Moswalder, la comitiva se trasladó a la Bodeguita de Fernado Robledo, donde siguió la fiesta en un ambiente distinto que permite bailar sin agobios, con entusiasmo, fomentando el buen humor y las copas de siempre, que son las que mejor sientan. Fue una noche fantástica que reunió por casualidad a amigas como la encantadora Mónica Mateu acompañada por Idoya Ribas, disfrutando de la noche de forma relajada pero divertida. La Bodeguita vuelve a estar de moda, porque lo de siempre no caduca y además allí está Cristina Planas, que con su simpatía lo convierte todo en agradable. Me encantó la falda de Jero Sánchez, un look perfecto para una noche perfecta.

Y acabo con un momento único que servirá para celebrar como Dios manda este Sant Sebastià tan ardiente. El pregón emocionante de Tomeu Català en Cort que inauguraba las fiestas fue uno de esos regalos que los que nos dedicamos a esto de contar la parte amable de la vida agradecemos enormemente. Tomeu es quizás, y sin quizás, qué tontería, uno de los hombres más importantes de España. Pocos han salvado tantas vidas como él. Pocos han regalado tanta felicidad. A pocos como él merece escuchar con atención y respeto. Tomeu merece el Príncipe de Asturias de la Concordia, y un libro donde se cuente cómo es de verdad la reina en la intimidad de un centro de recuperación de drogadictos. Quizás comprendamos que por encima de todo hay que valorar la humanidad de las personas, de toda clase y condición. Como hace doña Sofía cuando se acerca a un enfermo en el rincón más inhóspito del planeta. ¿Hay corona más brillante? Lo siento querida Pilar, que más da si se tienen amantes a estas alturas de la película. Deberían poder escuchar hablar de Sevilla a Sonia Valenzuela y a Javier Escobar o disfrutar con la compañía de María Gabriela Benacerraf, la nuera de Mercedes Herrera, o admirar el encanto de Marian Bisbal de Escarrer, o disfrutar de la humanidad del actor Joan Carles Bestard. La vida digna de ser contada.