Dejan Lekic, el ´adn Olaizola´, invictos en 2017, refuerzos invernales, mejoría física... El Mallorca se carga de argumentos para convencerse de que lo peor ya ha pasado, pero la realidad es que sigue metido en un serio lío clasificatorio, a solo un punto de una zona de descenso que hierve y que exige de todos los futbolistas una reacción más contundente de la que se ha visto hasta la fecha.
Al Reus solo le faltaron cinco minutos extra para batir a un Mallorca que estuvo nada menos que media hora contra las cuerdas. Los rojillos compiten mejor que en la etapa de Fernando Vázquez, pero lo hacen solo a ratos. Y no consiguen sacudirse ese pánico a perder lo ganado tan enraizado en todos equipos que se asoman al precipicio del descenso.
El grupo de Olaizola solo saldrá de apuros cuando encadene dos o tres triunfos, pero el calendario no da tregua. La visita del Cádiz el domingo a Son Moix impresiona porque los gaditanos se han encaramado a la tercera plaza. Y de nuevo irrita constatar que otro equipo con un presupuesto sensiblemente inferior al del Mallorca ha hecho las cosas mucho mejor.
La gran amenaza es Alfredo Ortuño, trece goles, un viejo conocido al que el Mallorca tratará de desactivar sin Yuste ni Saúl, y esperando que Ansotegi se recupere a tiempo de sus molestias.
