Diario de Mallorca

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Entrevista

Miquel Contestí: "Mal vamos si necesitamos estar en Primera para querer al Mallorca"

"En la pseudo-fiesta del Centenario del Teatre Principal no había mallorquinismo, sino mucho cuento"

Miquel Contestí posa para este diario en el jardín de su despacho en s´Arenal. guillem bosch

­­­­-Veinticinco años de su salida del Mallorca tras catorce temporadas en la presidencia. ¿Cómo recuerda aquel 9 de enero de 1992?

-No recuerdo exactamente ese día, pero sí recuerdo cuánto necesitaba irme. Hacía un año o dos que necesitaba descanso. Trabajaba veinticuatro horas para el Mallorca. Lo saben todos los que estaban allí y tuve ‘la suerte’ de tener la tensión muy alta y la nariz me sangraba. Le pedía a los amigos y no tan amigos que me sustituyeran y no había manera, no me dejaban, por eso cuando lo conseguí fue una liberación enorme. Esperaba buenos resultados contra el Burgos y el Espanyol y después ya se lo dije a los periodistas y no había vuelta atrás.

-¿La situación más crítica del club en sus cien años de vida fue en 1978, justo cuando lo cogió usted?

-De los cien años no lo sé, pero la situación era muy mala. La gente se cree que yo cogí el Mallorca en Tercera y no es verdad porque no existía el Mallorca en ese momento. Me lo dieron a mí y me hicieron responsable cuando no había nada de nada, ni contabilidad ni nada. Nunca lo consideré mío porque es de todos, pero el club estaba en mis manos.

-El Mallorca solo tenía cinco jugadores (Pou, Calero, Pep Jaume, Alzamora y Llaneras), debía quince millones de pesetas de la época (unos 90.000 euros), no pagaba la luz y tenía acreedores por todos lados.

-¿Quince millones? De eso nada. Debía sesenta millones de pesetas (unos 360.000 euros) y no se pagaba nada de nada ni nadie esperaba cobrar nada del Mallorca, habían perdido la esperanza. Recuerdo que encontré una montaña de carnets de socios sobre una mesa y sufrí como una alucinación y llegué a creer que se movía. Y fue cuando pensé interiormente que el Mallorca estaba vivo.

-Pablo Porta, que era el presidente de la Federación Española, le dio una ayuda decisiva.

-Nos ayudó muchísimo porque sin él no nos hubieran dejado jugar. El Mallorca estaba desaparecido, no existía. Porta me dijo: ‘Miquel, tú te haces cargo y te haces responsable de todo’. Y empezamos en Tercera sin permiso para firmar jugadores profesionales, nos teníamos que hacer cargo nosotros de eso, me dieron el Mallorca a mí, pero le repito que el club hasta ese momento no existía. Me hace gracia lo de los cien años, porque si se cuenta como toca, serían 37 o 38 años porque llegó a dejar de existir. Lo de desaparecer fue una cosa de quince días, pero eso pasó de verdad. Porta se la jugó conmigo, era muy inteligente y tenía peso. Recuerdo que en el primer partido en Lloseta buscábamos soldados por la calle para jugar el partido.

"No voy al palco de Son Moix porque no me encuentro cómodo. Quiero estar con mallorquinistas y ahí no los hay"

-En su segunda temporada consiguen su primer ascenso a Segunda B.

-Sí, porque en el primero hubiera sido imposible el ascenso. Y en cinco temporadas le prometí a mi padre que estaríamos en Primera. Y lo conseguimos.

-En la temporada 1982/1983 logran el ascenso a Primera, en el Bernabéu, ante el Castilla de Butragueño, Míchel y compañía. El Mallorca perdió, pero el Rayo ganó en Riazor. ¿Cómo lo recuerda?

-Entiendo que la afición tiene que ser forofa, pero el que dirige no. El dirigente tiene que ver los defectos de su casa, tener un sentido crítico para hacerse mejor, aunque la afición tiene que ser entusiasta. Y para eso debe tener fe. Un presidente solo con entusiamo no haría nada. Recuerdo cómo esperábamos sobre el césped y mirábamos el videomarcador esperando el Deportivo-Rayo, pero fue un momento de gran emoción, pero más que nada, porque lo necesitábamos. Era una necesidad de empresa.

-Pero la temporada siguiente descendieron con Koldo Aguirre y Marcel Domingo como entrenadores.

-Era lo normal. Es como cuando un chico de quince años crece hasta el 1,80, es alto pero no tiene músculo. Es lo que nos faltaba. Pero volvimos a subir, que eso no es tan fácil como se demuestra cada temporada.

"Me pone muy contento que todavía me salude mucha gente por la calle que no me conoce y que me llama presidente"

-En la temporada 1985/1986 suben en Las Gaunas en una tarde muy recordada.

-Ahí ya teníamos más experiencia. La gente de Logroño quería que el Mallorca subiera y pudimos hacerlo. Yo soy del Mallorca desde que nací, pero como presidente ese ascenso era una necesidad, no era una alegría como aficionado. Y me alegré por el equipo de trabajo que tenía, que salvo dos o tres, era extraordinario. Pero la emoción de la gente no era como la mía, yo lo vivía de otra manera.

-Serra Ferrer era el entrenador aquella temporada. Mantuvo con él una relación amor-odio.

-No es verdad, no lo era. Lo que pasa es que los periodistas exageráis. Estoy seguro de que Llorenç siempre dirá que nuestra relación estaba por encima del fútbol y estuvimos juntos nueve años y medio, que son muchos.

-Las informaciones de la época hablaban mucho de eso.

-Es que él tenía un carácter fuerte, como es normal para un entrenador y tuvo algún problema con la gente que le rodeaba, ya fueran jugadores, periodistas o ayudantes, pero le aseguro que si nos vemos nos haremos mucho caso.

-Dos temporadas después volvieron a descender, en la promoción ante el Oviedo. ¿No lograr una estabilidad fue su mayor decepción?

-No. Madrid todavía hacía peor las cosas que ahora, que ya es decir, y teníamos que callar. Lo dejamos ahí. El descenso son cosas que pasan en el futbol.

-Volvieron a subir en la promoción contra el Espanyol.

-La gente estaba con el Mallorca, era una locura. Se dice que la afición del Mallorca es fría. Mire, eso depende de la capacidad de mover las voluntades de la gente, algo en lo que la prensa tiene mucho que ver.

-El 9 de enero de 1992 lo dejó tras catorce años cuando los clubes se transformaron en sociedades anónimas deportivas. “Ahora se verá cuántos mallorquinistas hay”, fue su sentencia. ¿Cuántos hay?

-No recuerdo por qué lo dije. Han venido salvadores, pero que yo sepa nadie ha salvado nada. Cuando yo lo dejé no se debía nada a nadie y se había hecho mucha cosa en el Sitjar. Las SAD eran un negocio para gente de Madrid, como se ha demostrado. El fútbol es lo más barato que hay, por conveniencia se ha dicho que es caro, y precisamente lo han dicho los que se han llevado el dinero. Ahora los directivos no son ni de esos equipos y está lleno de cargos que no sé qué hacen. El fútbol es mucho más simple.

-Le repito, ¿cuántos hay?

-Yo tuve 21.000 socios y dijimos que no cabían más. ¿Qué es mallorquinismo? Lo que está claro es que debe haber una dirección. ¿Cuántos ‘esclata-sangs’ habrá este año? Pues depende de lo que llueva. Está lleno de mallorquinistas, pero la gente se mueve por entusiamos.

-¿De qué está más orgulloso de su gestión?

-Orgulloso no es la palabra, pero hace veinticinco años que no soy presidente y todavía me saluda mucha gente por la calle que no me conoce y que me llama presidente. Me pone muy contento porque estas personas no quieren nada de mí.

-¿Qué cambiaría?

-Todos cambiaríamos cosas, pero hay que ponerse en el momento en el que suceden las cosas. He hecho cosas que no me han gustado, pero el Mallorca siempre ha estado por delante de mí.

-¿Va al estadio?

-No voy porque no me encuentro cómodo. Quiero estar con mallorquinistas y en el palco no los hay. Agradezco que me den el pase, pero no es un ambiente de fútbol.

-Una vez ni le reconocieron en la puerta de Son Moix.

-Había dos chicas allí y casi me piden las huellas dactilares para entrar. Se tiene que saber a quién invitas y si no, pues no lo invites. Y no lo digo por mí.

-¿Cree que se ha hecho justicia en los fastos del Centenario con su gestión?

-Es una pregunta difícil de responder y casi prefiero ni hacerlo.

-¿Por qué?

-Mire, yo hice lo que hice por el Mallorca, ha habido momentos en los que lo he pasado mal, pero no lo hacía para que se me reconociera.

"¿Sarver? Los que hay ahora tienen la más buena voluntad pero no son del Mallorca"

-No me ha respondido.

-Uno de los peores momentos que he pasado fue en esta pseudofiesta del Centenario que se hizo en el Teatre Principal. Fui con gusto pero cuando estuve ahí me di cuenta de que eso era un desastre. Cuando me dieron el micrófono estuve seis o siete segundos pensando sin decir nada y no sabía si me tenía que ir por delante o por detrás. Eso era un desastre. Yo que conozco y quiero al Mallorca y ver cómo estaba programado me dio mucha pena. No había mallorquinismo, había mucho cuento. Y si me hubiera podido ir, lo hubiera hecho. Dije algo y ya estuvo. Me sentí muy incómodo, de las veces que más en mi vida. Hay que saber quién es quién en el Mallorca.

-A veces parece que el Mallorca solo es el de la última etapa en Primera y Europa.

-Para mí jugar en Europa no tiene importancia, sino cumplir con los compromisos con todos, jugadores y empleados.

-¿Qué recuerda de la final perdida de la Copa en 1991?

-No perdimos la Copa del Rey contra el Atlético en el Bernabéu, nos la robaron. Podría contar cosas horas y horas sobre ese partido. De las tres finales de Copa que ha jugado el Mallorca, quizá tendría que haber ganado las dos que perdió y no tendría que haber ganado la que ganó. La nuestra y la de Valencia las tendríamos que haber ganado. Pero eso forma parte de la maquinaria del fútbol. Es una opinión. Le daré un dato de nuestra final de 1991. Tres días antes de nuestra semifinal contra el Sporting, ya había el taquillaje preparado para que la final se jugara en Zaragoza porque pensaban que nosotros perderíamos la semifinal en Gijón. Podría dar nombres y detalles de todo.

-¿Cuál es su momento más feliz en lo deportivo?

-El gol que marcó Pedraza en Sabadell y que nos iba a permitir subir. O el partido contra el Poblense con el Lluís Sitjar lleno.

-¿Y el más triste?

-Pues ninguno. Nadie me ha visto saltar con nuestros goles, pues al revés tampoco. Lo importante era la empresa.

-¿Cómo valora la gestión de Molango?

-Le han enviado a un sitio en el que no conoce la idiosincrasia del mallorquín ni la historia del Mallorca. Hace todo lo que puede y si no hace más es porque no puede. Estoy seguro de que tiene la mejor voluntad del mundo, pero lo tiene extraordinariamente difícil.

-¿Se puede ser propietario de un club viviendo a miles de kilómetros?

-No, ni a un kilómetro. El Mallorca es del pueblo. El dueño es un administrador del Mallorca, no se puede vender como tampoco la bandera, la familia o la amistad. Hay que amar al Mallorca, como a un hijo o a tu tierra. Pero no hay que hacerlo por dinero.

-¿Cómo ve todo lo que sucede en el Mallorca?

-Mire, yo quiero estar en Primera, pero eso ahora no tiene tanta importancia. Lo que necesitamos de verdad es querer al Mallorca y así estaremos en Primera, pero mal vamos si necesitamos estar en Primera para querer al Mallorca. Hay que estar en Primera cuando podamos estar y tengamos una base. Y lo digo yo que ascendimos tres veces porque descendimos tres veces porque no teníamos cuerpo para aguantar. Estoy seguro que el campo del Mallorca puede estar lleno en Segunda, pero con la condición de que la gente se dé cuenta de que el Mallorca es algo suyo.

-No ha dicho nada de Sarver.

-Creo que los que hay ahora tienen la más buena voluntad, así como otros creo que no, estos creo que sí. Pero no son del Mallorca. Tienen el Mallorca como algo y quieren hacerlo lo mejor posible, y no creo que piense en llevarse el dinero, pero eso no es amor por el Mallorca, sino para ellos.

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