El consejero delegado, el hombre de Sarver en Mallorca, es el principal responsable del desaguisado del Mallorca, como en su día lo fueron Serra Ferrer y Claassen. Si Sarver es un propietario como Dios manda, le habrá pedido explicaciones de la que ha montado y de cómo la inversión de más de veinte millones de euros está dando tan poco resultado. De momento, lo único que ha demostrado Molango es tener (mal) discurso, improvisado y poco creíble. El tiempo ha acabado demostrando que un buen número de sus decisiones han sido erróneas.
Fichó a Javi Recio como director deportivo vendiéndole como un hombre de fútbol y que conoce el mercado como nadie. Ni uno solo de los fichajes está marcando la diferencia, moviéndose la mayoría en la más absoluta mediocridad. Defendió a capa y espada la continuidad de Fernando Vázquez, con quien el equipo salvó la categoría de carambola. Y le sustituye Javier Olaizola, entusiasta pero inexperto, dejando una bomba de relojería en sus manos. Seguramente obedeciendo órdenes del norteamericano, se ha visto obligado a confeccionar un equipo de perfil bajo, porque lo es Santamaría y Raíllo, descendidos con la Ponferradina; Juan Rodríguez, suplente en el Getafe o Juan Domínguez, en busca de una oportunidad a sus 26 años. Molango debe dar explicaciones.