1
Juguete roto
El Mallorca, en toda su extensión, ya es un juguete roto. Los jugadores ofrecen un rendimiento ínfimo, muy por debajo de su nivel. El entrenador cambia permanentemente de jugadores y de sistema, partido tras partido, y dentro de los propios partidos. La propiedad no sabe qué decisión tomar y la afición está, como ya se dijo aquí alguna vez, harta de estar harta. Este es un equipo sin alma, sin rumbo y sin arreglo.
2
Caso Vázquez
Un amplio sector del mallorquinismo apuntó que no era el técnico idóneo para iniciar un nuevo proyecto. Otros pensaron que merecía seguir tras lograr una permanencia agónica. Y lo cierto es que sus decisiones y algunas declaraciones dan más credibilidad a los primeros que a los segundos. Tras diecisiete jornadas sigue sin dar con la tecla, ha sido expulsado dos veces y ya ha cargado contra jugadores y afición.
3
Navidades con incógnita
Saber cómo van a pasar las navidades los mallorquinistas es un misterio. Su equipo puede seguir deambulando por la media tabla o caer a puestos de descenso. Lo mismo sigue Vázquez como dos derrotas podrían provocar el relevo en el banquillo. Y la respuesta a esto no la tiene el propio Mallorca, sino más bien sus rivales, Almería y Numancia, que también están en apuros y jugándose su futuro.
