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La crónica

Vuelta a las andadas

Los rojillos solo tuvieron opciones al final, cuando jugaban a la desesperada

El Real Mallorca probó el sabor de la derrota cinco jornadas después en un partido espeso y en el que faltó mucha más determinación en momentos claves, sobre todo cuando los rojillos jugaban con once y mantenían un pulso muy igualado con el Elche.

Al Mallorca solo le salió el instinto asesino cuando tuvo el partido casi imposible. La expulsión de Raíllo a media hora del final y el inmediato gol de Guillermo espabiló al bloque de Fernando Vázquez, hasta entonces demasiado contemplativo. Los rojillos se desataron en los minutos finales, pero Lekic y Company se ofuscaron ante Juan Carlos.

Jugaron demasiado tiempo con el reloj los bermellones, más pendientes del error del rival que de poner argumentos sobre la mesa para ganar el partido. El equipo no puso casi ninguno en el Martínez Valero, y en todo caso llegaron demasiado tarde.

Vázquez dispuso un planteamiento más atrevido de lo habitual lejos de Son Moix, con Lago y Brandon en punta, escoltados por Salomao y Moutinho en las bandas. El sacrificado fue Juan Rodríguez. Sobre el papel, un paso adelante de un técnico poco proclive a las aventuras cuando juega como visitante.

En la práctica, apenas llegaron balones en la primera mitad a Lago y Brandon, dos revoltosos a los que les faltaron metros y finura cuando tuvieron el esférico. El 4-4-2 daba más carrete al Mallorca para jugar al ataque, pero el centro del campo, huérfano de un futbolista de contención como Juan Rodríguez, no carburó como otros días.

No se registró ni un solo disparo entre los tres palos en un primer acto plano y aburrido, con dos equipos viviendo demasiado lejos del área y dedicados a anularse mutuamente. El Mallora solo pasó algún apuro a la hora de defender acciones a balón parado, único recurso de los ilicitanos para tratar de desnivelar la balanza.

El panorama cambió en la reanudación. Elche y Mallorca se perdieron el respeto inicial y buscaron la portería rival con más decisión. Brandon se acercó mucho al gol con un remate de cabeza que rozó el palo izquierdo de Juan Carlos. El Elche respondió con un zurdazo de Pedro y un mano a mano de Guillermo ante Santamaría. Dos fogonazos sin consecuencias, pero que sirvieron para animar la fría matinal en el Martínez Valero.

El partido se le puso cuesta arriba al Mallorca poco después, cuando Raíllo derribó a Dorca dentro del área y vio la segunda amarilla que le mandó a la ducha. El larguero repelió el disparo de Edu Albácar desde los once metros, pero quedaba por delante un largo ejercicio de resistencia.

No tardó mucho el Elche en pegar el tiro de gracia a los rojillos. Sin tiempo para que el recién incorporado Ansotegi se instalara en el centro de la zaga, Guillermo remató de tacón un centro medido de Pedro. Ninguno encontró gran oposición por parte de una defensa que no deja pasar un partido sin mostrar algún costurón.

El mazazo no descompuso a los bermellones que, sin nada que perder, pusieron en más de un aprieto al grupo de Toril. Como cuando Lekic estrelló un balón en el palo que resonó en todo el Martínez Valero. El serbio, supuestamente un especialista de cabeza, hizo lo más difícil al fallar ese remate completamente solo.

La tuvo después Company, pero al mallorquín le superó la situación y no se atrevió a disparar. Ahí se acabó el partido. La expulsión de Pleguezuelo a medio minuto del final se quedó en una anécdota.

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