Joan Oriol admitió ayer que el Real Mallorca rinde por debajo de su nivel en los encuentros a domicilio. El conjunto bermellón, que el domingo visita el feudo del colista Nàstic de Tarragona, todavía no ha ganado lejos de Son Moix. "No sé, puede que como visitantes nos falte algo de ambición, pero salimos agarrotados. Tenemos que cambiar la mentalidad e ir por el partido. No es un problema de actitud pero a lo mejor sí de falta de concentración en según qué momentos. Tenemos que demostrar que fuera de casa podemos sacar puntos y competir los noventa minutos", subrayó ayer el lateral zurdo.

Asimismo, recalcó que la fuerza de la plantilla reside en su unidad. Este vestuario es una familia, todos nos apoyamos y nos respetamos", afirmó, al tiempo que reconoció que el partido en tierras tarraconenses "supone una buena oportunidad de romper la dinámica negativa en los partidos de fuera y de conseguir, por primera vez esta temporada, dos triunfos consecutivos".

El lateral, en este sentido, aseguró que encadenar dos victorias, "daría mucha vida y nos permitiría dar un salto en la clasificación". "Tenemos que dar un golpe de autoridad y salir concentrados", reclamó.

El catalán, no obstante, avisó del peligro del rival pese a su condición de colista. "El hecho de que el Nàstic sea último no es relevante ya que es un equipo bien trabajado que en su casa solo ha perdido un partido. Si hacemos lo que nos toca podemos ganar, pero tenemos que ser sólidos", indicó.

Oriol aseguró que haber compartido un entrenamiento con Steve Nash, accionista del equipo, "ha sido una experiencia increíble". "Es un tipo muy normal, muy sencillo y cercano, que nos transmitió que ha llegado donde ha llegado a base de esfuerzo. Se ha implicado con el equipo y nos ha dado a todos, trabajadores y futbolistas, un mensaje de tranquilidad. Esta gente que ahora lleva el club está haciendo las cosas muy bien. No hay más que ver cómo están dejando las instalaciones", enfatizó.