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Liga 1|2|3

Gracias a Imaz

El Mallorca da por bueno el empate sin goles ante un UCAM Murcia que fue mejor

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El Real Mallorca empata con el Ucam Murcia

Solo los jugadores saben en el estado de ánimo que regresaron al vestuario después del partido de ayer, pero seguro que más de uno celebró como si de una victoria se tratara el punto obtenido milagrosamente ante el UCAM Murcia, un recién ascendido que sacó los colores a los mallorquinistas. Mereció mucho más el conjunto murciano, y si a estas horas no saborean la victoria es por la aciaga tarde de su delantero Imaz, con tres errores impropios de un profesiosional. En el espacio de veinte minutos, los que van del 53 al 73, Imaz falló lo que una décima antes de sus remates parecía imposible. Gracias a él el Mallorca cuenta con un punto más en la clasificación.

Pero, al margen del suertudo punto, el juego del equipo de Vázquez ha sufrido una clara involución. Desde la victoria, la única en siete partidos, obtenida ante el Girona, de rebote, el equipo ha dado un paso atrás. Se vio este retroceso en Tenerife, donde se sumó un punto sin hacer ni la mitad de méritos que el equipo de Martí. Y ayer. Ayer...

No le salva al equipo ni su solidez defensiva. Supuesta, por lo visto ayer. Porque el UCAM podría haberse ido con un saco de goles. Además de las tres ocasiones erradas de Imaz, Morillas envió el balón al poste en el minuto 68. Y Santamaría evitó en el minuto 80 con un paradón una acción en la que previamente el árbitro había señalado un fuera de juego que las imágenes demostraron que no era.

Sería faltar a la verdad si no se reconociera que el Mallorca también dispuso de alguna, en cualquier caso muchas menos que su rival, sobre todo en el segundo periodo. Moutinho, que había entrado por Salomao, la tuvo en el 77, pero su disparo se fue fuera. Y a dos minutos del final, Juan Domínguez dispuso de la mejor ocasión local al empalmar un balón que fue respondido con una gran intervención del mallorquín Ribas. Por lo que hizo uno y otro equipo hubiera sido inmerecido, pero lo que al final cuenta en el fútbol son los goles. Nadie marcó, un punto para cada uno.

Ya mostró el equipo en la primera parte síntomas de que la tarde no iba a ser precisamente tranquila. Como todo el partido del Mallorca, fue para olvidar. Se vieron los mismos defectos de siempre. Solventes en defensa, los problemas empiezan en el centro del campo, en donde si Culio no tiene su mejor día, el equipo sufre. Juan Domínguez llevó gran parte del peso del centro del campo, pero no es Superman, y Damià, intermitente, acusó su inactividad en una temporada que no se prevé fácil para él por la gran competencia a la que debe hacer frente.

Vázquez apostó por dar descanso a Lago y Moutinho, pero sus sustitutos no lo hicieron mejor. Pol Roigé lo intenta y lo intenta, pero sin nada productivo para su equipo. Lo mismo se puede decir de Salomao, que salvo un disparo en el minuto 39 que obligó al mallorquín Ribas a realizar la parada de la tarde, apenas se le vio. Y qué decir de Óscar Díaz. El madrileño empieza a ser el blanco de todos los dardos. El público perdió la paciencia con él muy pronto. Tanto como en el minuto 23 al no llegar a un buen centro de Salomao. No se le volvió a ver hasta dos minutos antes del descanso cuando remató el balón a las nubes. El hombre de referencia en ataque, jugando en casa y ante un rival como el de ayer, ha de asumir mayor protagonismo. Óscar Díaz no está y parece que no se le espera. Cuando fue sustituido por Brandon en el minuto 64 fue despedido con una sonora pita por una afición a la que ya hace tiempo que no le dan gato por liebre.

Lo malo es que en el banquillo sigue faltando gol, ese jugador que resuelva partidos complicados como el de ayer. Brandon, que da más sensación de peligo que Óscar Díaz por su movilidad, apenas entró en juego. Sin embargo, consiguió que la defensa rival se pusiera las pilas. Puso algún centro interesante que no encontró rematador. En el tramo final, Moutinho remató y, como casi siempre, el disparo no fue entre los tres palos. Y a dos minutos del final, el mallorquín realizó la parada de la tarde a remate a bocajarro de Juan Domínguez.

El equipo va claramente hacia atrás. Ha empeorado en defensa, pese a que ya es el menos goleado de la categoría, y sigue sin olerla delante. La sentencia del consejero delegado de que no cree en un único goleador sino en el reparto de las dianas es una milonga que no se sostiene por ningún lado. Al equipo le falta un hombre gol como el comer porque no marca nadie. Ayer dispuso de tres meridianamente claras -Pol, Moutinho y Juan Domínguez-, pero unas veces por el buen hacer de los guardametas y otras por la falta de puntería, que perfectamente puede confundirse con ausencia de calidad, es lo que explica la sonrojante cifra de dos goles a favor en más de 600 minutos de juego. El equipo suma siete puntos en otras tantas jornadas. El de ayer logrado de forma milagrosa gracias a Imaz, delantero del UCAM que fue en el mejor aliado del Mallorca.

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