Decía el ínclito Clemente, cuando alineó a cinco centrales en el Mundial de Estados Unidos en1994, que jugar con más delanteros no garantizaba que se marcarán más goles. Su equipo estaba plagado de defensas con llegada como nuestro Miquel Àngel Nadal o Fernando Hierro, y estuvo a punto de clasificarse para semifinales si el árbitro hubiera sancionado con penalti el claro codazo que Tassoti le propinó a Luis Enrique. Clemente podía aferrarse a su teoría porque el suyo era un equipo que remataba a puerta y creaba ocasiones y, evidentemente, no lo hacían solo los delanteros.
El problema está más atrás. En el Mallorca el problema no es de delanteros y la prueba es que en el mercado de invierno Maheta Molango ha fichado a tres de los jugadores que hasta ese momento estaban entre los que más tiraban a gol de la categoría, una trayectoria que no se ha visto consolidada durante sus alineaciones en el equipo de Vázquez. ¿Que ha ocurrido entonces?, se preguntará el aficionado. Pues que para que un delantero remate le tienen que llegar balones en condiciones y esa no es su labor sino la de los hombres que juegan unos metros más atrás. Ahí es donde el Mallorca tiene las carencias. Traspasado un Javi Ros que ahora es habitual en la sala de máquinas del Zaragoza, la nómina de nombres que se dedican a dar ese último pase letal se ha reducido a Damià Sabater, un canterano que ha tenido que crecer a marchas forzadas. De otros compañeros en las labores del centro del campo como Yuste o Sissoko se puede esperar que recuperen balones, que 'muerdan' al contrario, pero no mucho más allá. Solo Brandon tenía antes de desaparecer del equipo titular esa malicia para filtrar balones de esos que se dice que solo falta empujar para que acaben en gol.
Asignatura pendiente. Queda claro que la gran carencia de este Mallorca viene provocada por la mala planificación a la hora de confeccionar la plantilla a principio de temporada y que, al menos en un aspecto, el de la búsqueda de un cerebro, queda pendiente para la próxima Liga
